comscore

Los peores momentos de Alberto Chicote fuera de las cocinas

La vida de Alberto Chicote no ha sido nada fácil. Ahí donde lo veis, una de las caras más conocidas del grupo Atresmedia ha pasado por diferentes dificultades que con mucho esfuerzo y tesón ha conseguido superar con creces. Dentro de cocinas elabora auténticas maravillas, fuera de ellas, ha tenido más de un problema que le ha traído por el camino de la amargura. El reputado chef que tras traspasar su restaurante Yakitoro y centrarse únicamente en el que se ubica en la Puerta del Sol, presenta su nuevo libro Cocina de Resistencia y se ha abierto en canal ante la audiencia de El Hormiguero, lugar donde ha presentado su nuevo proyecto, para contar algunos de los peores momentos que le han tocado vivir. Si quieres conocerlos quédate, te los desvelamos con todo lujo de detalles a continuación.

«A mi hermano y a mí nos faltó poco para morir»

Los peores momentos de Alberto Chicote fuera de las cocinas

> En su última visita a El Hormiguero, donde ya es invitado VIP por su múltiples apariciones en el programa de Pablo Motos, ha contado una anécdota del día que literalmente estuvo al borde de la muerte junto a su hermano pequeño. Su padre trabajaba en una fábrica de chocolate en polvo, un día, fueron a verle a su puesto, él tenía 12 años, su hermano 9. Fue allí donde descubrieron unas sacas colmadas de trozos de chocolate que habían desechado por roturas.

«Había cientos de kilos: ¿Te imaginas a un par de chavales en un cuarto lleno de chocolate sin que lo sepa su padre? Él no se enteró de nada y nos pusimos hasta el culo. Al llegar a casa mi madre tenía preparada la comida, pero no podíamos comer porque nos dolía la tripa. Nos preguntaron si habíamos comido algo, pero lo negamos, no podíamos reconocer que nos habíamos escapado. El médico vino a casa a las pocas horas y le dijo a mi madre que, lo que nos pasaba era que nos habíamos puesto a reventar de chocolate. Nos faltó poco para morir«, explicó ante la estupefacción de los asistentes.

Siguiente: «He estado a punto de llevarme un guantazo un par de veces»