Mireia Belmonte comparecía ayer en el Museo de Cera de Madrid para descubrir la figura que, desde ahora, podrá verse en los bajos de Colón. Un acto solemne en el que la olímpica mostró su cara más tímida. Con evidentes signos de cansancio, Mireia agradeció la presencia de los medios y, sobre todo, el gesto del museo «porque es, para mí, un homenaje muy bonito. Gracias por el trabajo que habéis hecho porque, incluso las uñas del muñeco, son las mismas que llevaba yo en Brasil en los Juegos Olímpicos». Todo transcurría con natural formalidad hasta que el siempre genial Gonzalo Presa, director del Museo, permitía que los periodistas convocados pudiéramos hacerle algunas preguntas a la deportista.

Rompí el hielo con la pregunta necesaria tras las informaciones sobre el presunto escarceo que su novio, Javier Herranz, había mantenido durante meses con Alba Carrillo. La voz de su padre irrumpía en ese momento en el corrillo periodístico: «No, mira, nos tenemos que ir ya, de verdad que nos tenemos que ir», ante el asombro de los allí congregados. Tal fue el bochorno, que Mireia se vio obligada a agachar la mirada y responder: «prefiero no hablar de eso, mi carrera deportiva es suficientemente importante como para hablar de otros asuntos. Todo está bien entre nosotros y desconozco si hay comunicaciones entre ellos dos, yo no me preocupo de esas cosas».
Fue al término de la convocatoria cuando éste que les escribe se acercó al padre de Mireia para preguntarle porqué, en contra de su mujer, decidió no pasar por el photocall con la figura de cera: «Porfavor, llamen a seguridad para llevarse a ese señor», espetó a voz en grito. Las carcajadas del resto de periodistas y fotógrafos sonaron al unísono. Un gesto realmente sorprendente que embrutece la imagen de Mireia que, para su desgracia, es protagonista de un escándalo que todavía está en barbecho. Pero no por demasiado tiempo.






































En aquella entrevista, Belén se pronunciaba, por vez primera, sobre los problemas que estaba encontrando para firmar el convenio regulador: «No ha querido firmarlo. He pedido una casa para mi hija, 150.000 pesetas y un mes de verano que él escoja para que se la lleve. Pero como no está de acuerdo con las condiciones, este mes de agosto no se la dejo. No se la va a llevar porque por esa niña (con once meses) he dado la cara yo y soy yo la que la mantengo y la que la ha tenido». Ante la posesión con la que Belén se refería a su hija, Ximo Rovira llamaba la atención a su invitada: «Entiendo que también es su hija, no sé por qué te refieres a ella con esa posesión» a lo que ella respondió: «Yo le dije que se la llevara quince días en agosto y él me dijo que se la quería llevar todo el mes y yo le dije que todo el mes no».
Pero no solo en esta ocasión Belén Esteban confesaba no querer que Jesús tuviera relación con su hija. La Princesa del Pueblo visitaba el plató de ¡Qué calor! para conceder una entrevista a la periodista Cristina Tàrrega. Durante su intervención Belén reconocía lo que ahora niega: que Jesulín de Ubrique quería la custodia compartida: «Él no quiere darme la custodia de la niña. A mi hija te aseguro que no me quita, no tengo miedo de nada. No me la va a quitar por mucho que me diga que va a luchar por la custodia de su hija». En esa tertulia también explicó que Carmen Janeiro quería ver a su sobrina pero que, para que se produjeran esos encuentros «siempre tengo que estar yo delante, que soy su madre. Y eso es lo que tu no quieres».



De este modo, el Príncipe Andrés pretende blindar el futuro profesional y económico de sus hijas, que ven como poco a poco van siendo relegadas de su función con la corona desde la llegada de Kate Middelton a la corte británica. El que la mujer de Guillermo de Inglaterra, heredero del heredero al trono, cuente con el beneplácito de Isabel II, supone, a los ojos de las hijas del Príncipe Andrés que ella acuda a los eventos más glamurosos, tenga mucha más ropa, disponga de su propia limusina para sus desplazamientos y que, además, cuente con un equipo de protección real privada. Ella que no tiene sangre real, mientras que las nietas directas de la reina deben viajar en turista para ahorrar costes a la Corona.
Respecto a lo de Marc Márquez, la propia protagonista se ha pronunciado en el programa Partido a Partido de Radioset y ha asegurado que le parece un poco lucrativa esa noticia. «Ya lo dejé claro en su día, me pidió una foto y no ha habido nada más. Jamás he tenido una cita con él, no le he llegado a conocer más que aquella vez en la que pidió una foto cuando era pretendienta y nunca han salido palabras sobre él de mi boca. Sí que dije que era muy mono, que no sabia quien era cuando se me presentó pero no tengo nada que ver con él», ha concluido firmemente.

















