Es realmente curioso entrar en una casa donde te aislan durante tres meses y que cuando sales, te encuentras con que medio país sabe quién eres y que al accedre a tu cuenta habitual de Twitter o Instagram tienes 30 mil seguidores extra apoyándote y otros tantos criticándote. Es el caso real de los concursantes de Gran Hermano, quienes en un acto de cercanía con sus followers han empezado a hacer Periscope y directos de Instagram con la intención de agradecer el apoyo y contestar a las dudas y preguntas que tuvieran respecto a su paso por el programa o ya fuera de la casa. Esta vez ha sido el turno de Meritxell, a quien le han preguntado, entre otras cosas, por su relación con Jorge Javier Vázquez y su experiencia con él en plató. Recordemos que se llegó a filtrar un audio donde el presentador ponía verde a la catalana: «No quise juzgar a Jorge Javier porque me mola, pero para nada, todo lo contrario. He visto preferencias, favoritismos y que no se ha mirado el 24 horas. Decía las cosas sin saber y solo leía lo que le ponían en la pantalla. No hacía nada».
Meritxell, además, considera que esta edición «se ha centrado especialmente en los colaboradores más que en los concursantes», a quienes ella considera los verdaderos protagonistas. El Debate de Gran Hermano es una pieza importante dentro de la maquinaria del reality y también tuvo unas palabras para Jordi González a quien también acusó de favoritismo y dijo de él que «dejaba mucho que desear». Para concluir el tema, no quiso dejar de mencionar a Mercedes Milà, sobre quien dijo que «Gran Hermano sin ella no es lo mismo. Donde está Mercedes Milà presentando… Puf, qué voy a decir, se nota la diferencia».
María Teresa, con cara de pocos amigos, intentaba esquivar a la prensa. Tan solo un «estamos todos muy bien, gracias» fue suficiente para que los periodistas repitieran sus preguntas. Ninguna respuesta. Tampoco por parte de Bigote que, dos pasos por detrás, intentaba mantener el control de una situación tensa, indiscutiblemente incomoda y realmente incomprensible. Y es que cuando ambos se disponían a subir por la escalera mecánica, María Teresa pedía paso entre la muchedumbre periodística: «dejadme subir», exclamaba de muy malas maneras. Tanto es así que en las imágenes a las que ha tenido acceso esta revista se observa como la Campos asesta un manotazo al micrófono de una de las reporteras para quitarle de en medio.
Lo cierto es que se desconoce la magnitud del coqueteo, aunque varios contertulianos aseguran que las conversaciones mantenidas entre el jinete y su supuesta amante son de alto voltaje: «Es un auténtico profesional», decía uno de ellos después de haber leído la fogosa charla. Una auténtica revelación de lo que realmente siente Escassi por esta mujer a la que, sin embargo, no llegó a ver: «Yo vivo en Barcelona y la verdad es que él me dijo de quedar en varias ocasiones y ahí están los mensajes, pero yo no podía desplazarme incluso comprándome él el billete como me dijo».
Laura Fa no avisó ni a Alfonso Arús ni a Angie Cárdenas de que se enrolaba en la Sálvame Fashion Week, de ahí que la subdirectora expresara: “A nosotros, Laura, de manera oficial, no nos dijo que iba a la Sálvame Snow Week. De hecho, nos enteramos por la televisión”. Un paso más allá iba el director del programa de televisión: “Los programas donde colaboran los posibles ganadores (en alusión total a Laura) también tendrán algo que decir sobre si quieren seguir contando con ellos o no”. Visto lo visto, no es extraño que Alfonso y Angie no quieran saber mucho de ella. La verdad, así no se va por la vida. Sin embargo, en la periodista esta actitud es una constante. Virgen Santa del Calmante Bendito, qué paciencia hay que tener con la Fa.
En Supervivientes, Mila Ximénez demostró de qué pasta está hecha. En muy pocas ocasiones se mostró conciliadora. Sabe que su figura infunde respeto y de ahí que se desbocara en diferentes ocasiones. Y, cuidado, porque todos podemos perder las formas pero no soltar las barbaridades que ella soltó por la boca.
Si algo llama poderosamente la atención en Mila Ximénez es su rasero a la hora de medir los temas familiares. Una tarde, montó en cólera contra la directora de Semana porque había publicado en la revista un paseo de ella con su hija y nietos.
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