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Rocío Carrasco toca fondo, llora amargamente y pide un increíble favor a sus amigos más mediáticos

Que Rocío Carrasco atraviesa uno de sus momentos más delicados no es una novedad. La hija de Rocío Jurado está cada vez más apagada, descangallá, amargada. No encuentra explicación a los desbarajustes sucedidos en los últimos tiempos. Todo parece habérsele puesto en contra. Incluso aquellos que defendían su posición parecen ahora dispuestos a ponerla en tela de juicio. Nadie entiende su silencio. Parece como si sus días fueran siempre noches, como si viviera en una irrealidad, en otra dimensión. No responde al teléfono y apenas se comunica con sus amigos. Nadie sabe dónde está ni qué pretende con tanta descarnada ausencia. No es extraño que Rocío considere que es víctima de un complot urdido en su contra. También en la de Fidel Albiac, quien permanece siempre a su lado en los momentos más difíciles. Es el único que le ha demostrado confianza ciega y el flanco fácil en esta guerra mediática.

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El dolor de una madre rota

Me explican que Rocío llora amargamente, que apenas sale de casa y que se ha convertido en una mujer aferrada a los recuerdos. Me la pintan como una doliente en busca de una luz que le guíe en el camino de vuelta. Pero nadie me explica el porqué de su angustia, sobre todo porque su conflicto familiar podría resolverse con una llamada telefónica. Una conversación que nunca llega y que, efectivamente, podría terminar con su pesadilla. Pero ella sigue sin actuar. Maldice en privado y se muestra pasiva e impertérrita en público. Me cuenta que incluso ha pedido a sus amigos mediáticos que den un paso atrás y ni siquiera la defiendan cuando vengan mal dadas.

La imagen de Rocío Carrasco se ha visto perjudicada en los últimos tiempos por el evidente desapego de su familia y de sus hijos, una de las experiencias más duras de la vida

En nada le favorece este juego de egos en el que ella tiene todas las de perder. No solo porque la opinión pública ha roto su imagen en mil pedazos, sino porque la pérdida de unos hijos mantienen que es la experiencia más dura de la vida. Y los suyos están vivos, aunque lejos. Nunca es tarde para echar la vista atrás e intentar reconducir una situación que es dolorosa para todos, incluso para Antonio David Flores que, me consta, intenta mantener la cordura frente a los ataques de unos y otros.