En el mundo del famoseo todo el mundo parece ser muy amigo de los amigos, que le cae bien a todo el mundo y que son muy graciosos. Pero la realidad es muy distinta. Hay una serie de famosos que tienen una doble cara. Una careta que, cuando se la quitan, permiten ver el verdadero rostro que tienen.
Eva González
La presentadora de ‘Masterchef’ y mujer de Cayetano Rivera parece ser pura simpatía y alegría ante las cámaras. Hasta nos entrarían ganas de irnos a tomar un café con ella y echarnos unas buenas risas. Pero en realidad, tras esos vestidos largos y maravillosos se esconde una capa de mala uva que es muy importante.
Hace algo más de un año, la pareja se encontraba comiendo en un restaurante en Alicante y, al salir, ella intentó huir de los seguidores que había en la calle. De manera muy cortante, le negaba una fotografía a los seguidores que se lo pedían. Sin embargo, su ahora ya marido Cayetano sí que accedía a hacerse las fotos, mucho más amistoso. Y es que, en Eva, no es simpatía lo que en su sonrisa reluce.
Además, su fama la precede. Y cuando presentaba el programa ‘Se llama Copla’ en Canal Sur, gran parte del equipo temía encontrarse con ella por sus constantes malas respuestas. En el vídeo, justo cuando da paso a publicidad con una sonrisa de oreja a oreja, se le escucha perfectamente decir: «¡¿PERO QUÉ C… ESTÁIS HACIENDO?!»
Sara Carbonero
La expresentadora de Telecinco ya ha abandonado la cadena. Y eso es algo que han agradecido notablemente los compañeros de redacción de Sara Carbonero. Muchos han sido los desplantes que ha hecho a la prensa para evitar hablar de su vida. En concreto en todas las alfombras en las cuales ella no cobra, ya que si uno quiere obtener declaraciones de ella, hay que esperar a que el evento le haya dejado una cantidad interesante en su cuenta bancaria.
De hecho, en declaraciones recientes ha dicho que no tiene intención de volver a la televisión, una noticia que seguro que han celebrado sus compañeros de redacción. Y es que, según fuentes internas a la cadena, el tener a Sara Carbonero como compañera dificultaba mucho la labor cotidiana de la redacción.
Marta Sánchez
Una de las divas del pop en España es también insoportable. O eso es lo que dicen aquellos que la han tenido que sufrir. Varios productores ya han señalado que los aires de grandeza que tiene Marta Sánchez no la ayudan ni profesional ni personalmente. Bochornoso fue, por ejemplo, el momento en el que le susurró al oído a su representante un «te voy a matar», porque en su llegada al aeropuerto había cámaras esperándole.
De hecho, en más de una ocasión Twitter se ha lanzado contra la cantante por sus desafortunadas palabras, que también podrían definirla como persona. Consideraba que la crisis era por culpa de que la gente no quería trabajar, algo que indignó a las redes y arremetieron contra ella. Pero esos comentarios, según Marta, eran «una gilipollez». Todo muy bonito.
Malú
La artista, también una de las mejores voces de este país, ha demostrado en más de una ocasión que no es simpatía todo lo que muestra. A pesar de lo simpatiquísima que se muestra con sus apariciones en ‘La Voz’ o en los photocalls y eventos que el rinden económicamente, fuera de esos círculos no es tan maja.
De hecho, Paz Padilla ha recordado que la única artista que le ha negado un autógrafo para su hija ha sido ella. Un gesto doblemente feo al ser compañeras de cadena. Pero a Malú le da igual. Tampoco accede a hacerse fotos con sus seguidores y no les permite que se acerquen demasiado, como cuando atiende a los fans a la puerta del plató de ‘La Voz’, separados por una valla metálica.
José Mota
El cómico es otro de los famosos que parecen ser majísimos y simpatiquísimos y luego te llevas la sorpresa. Odia que le hagan fotografías por la calle. De hecho, en una entrevista, él mismo ha declarado que «lo peor, lo más invasivo, ha sido la llegada del móvil con la cámara». De hecho, también es de los que, por dinero sonríen y, si no hay dinero, pasan olímpicamente.
De hecho, hasta con algunos compañeros de la prensa ha sido tremendamente borde y cortante cuando no le interesaba el tema del que se estaba hablando, buscando sacar tajada siempre en cada declaración (sobre todo para promocionar sobre sus proyectos).
Paulina Rubio
Es otra de las divas del pop mundial. En este caso, Paulina ha sido duramente criticada por no ser la simpática que parece cuando está concediendo entrevistas para promocionar sus discos. Y es que, detrás de los rizos de la mexicana, se esconde un trasfondo mucho más oscuro.
En Televisa, Paulina promocionaba su disco y, cuando tenía que ser entrevistada por la presentadora del programa, Paulina optó por ignorarla por completo porque, según dijo, había hablado sobre la madre de su novio. En otra ocasión, se sintió aludida en el año 2015, cuando los alumnos de selectividad twitteaban #PAU2015, unos aires de grandeza que no dejan de darle dolores de cabeza.
Gracita Morales
La actriz y cómica, de las más queridas del cine español, no era tan simpática como parecía serlo en sus films. De hecho, su vida estuvo copada de infidelidades, depresiones y fármacos, que provocaron que su humor fuera, según lo han denominado «déspota, algo envidiosa y muy loca».
De hecho, se recuerda un momento muy amargo con ella en pleno plató de rodaje de una de sus películas: «En una ocasión llegó a tirarle un cenicero a otra actriz en plena filmación. Era de cristal y casi le da en la cabeza». «Tenía una necesidad imperiosa de llamar la atención, lo que en el fondo me parece que evidencia una tremenda falta de afecto», recuerdan compañeros de la actriz.
Andrés Pajares
El cómico y compañero de películas de Fernando Esteso no es tan simpático como parece. De hecho, públicamente ha hecho afirmaciones muy duras que le dejan en situaciones no demasiado cómicas. Ha renegado públicamente de sus hijos, diciendo que «no me interesan nada».
De hecho, incluso ha llegado a denominar a la prensa del corazón de «basura y mierda», y considera que los problemas que ha tenido han sido provocados por la telebasura. Unas acusaciones muy graves, fuertes y feas que no corresponden para nada con la imagen que desprendía el actor durante sus películas.