Isabel Preysler, reconvertida en una jovencita de apenas 40 años, pero con más de 67 a las espaldas está profundamente enamorada de Mario Vargas Llosa. Tener novio cuando se pasa a de los sesenta queda un poco raro, si la pareja es además un premio novel que se acerca peligrosamente a los 80 todavía más. Isabel y Vargas Llosa son a día de hoy una pareja consolidada. Ambos lucen su amor por el mundo.
Mario Vargas Llosa antes de…
Isabel disfruta de gala en gala, luciendo sus vestidos y su rostro cada vez rejuvenecido. Mario por su parte, vive un amor intenso, por fin ha encontrado a una mujer capaz de corresponderle. La vida sentimental del famoso escritor no ha sido nada fácil, parece más digna de una novela de ciencia ficción. Repasamos los líos de faldas del novio de Isabel Preysler.
Antes de conocer a la reina de corazones, Isabel Preysler, Vargas Llosa estaba felizmente casado. Pare de tres hijos y abuelo de una extensa familia. Mario creó de la nada todo un imperio, con sus manos y un gran talento ha disfrutado de un éxito acaparador. Todo lo que ha conseguido profesionalmente lo ha perdido personalmente.
Aquel hombre entregado al amor eterno fue antes un conquistador. Su pequeño pueblo de Perú fue testigo de sus numerosos escándalos. Vargas Llosa no es el santo que nos quieren vender, es un ser complejo con algunos puntos oscuros. En el mundo del amor hay dos partes y la que se unió a Mario antes de ser famoso sufrió las consecuencias.
Siempre en familia
Mario Vargas Llosa estuvo casado antes de formalizar la relación con su prima Patricia. Ambos descendían de la misma familia, pero eso no les impidió que el amor naciera entre ellos. En determinadas culturas el parentesco es una forma de reforzar los vínculos afectivos entre distintos miembros. Para Vargas Llosa no era nada nuevo.
Después de recibir una educación muy estricta por parte de su familia Mario quería irse de su casa lo antes posible. En Perú la mayoría de edad se alcanza con 21 años, antes de llegar a esta edad, el que sería premio Nobel de literatura decidió cometer el mayor acto de amor posible. Mario se casó con una ‘vieja conocida’.
Más vale malo conocido que bueno por conocer
La cuñada de Mario Vargas Llosa fue la primera en caer en sus redes de seductor. La hermana de la mujer de su hermano tenía por aquel entonces 29 años. Julia, era una mujer separada que ya había vivido muchas vidas. Mario era un joven con ganas de sentir la intensidad y la pasión en su vida.
Ambos se enamoraron sin esperarlo y no pudieron evitar hacer publica su relación. En una familia tan conservadora la situación cayó como una auténtica bomba. Mario y Julia se conocerían en Cochabamba a la edad de 9 años él y 19 ella. Los ojos del pequeño se iluminaron al ver a la que sería su primera mujer.
Un joven estudiante de derecho
Años más tarde, concretamente una década se volvieron a encontrar. Mario, era un estudiante de derecho apuesto y muy maduro para su edad. Por su parte Julia era una mujer divorciada que no había perdido ni un gramo de la belleza que enamoró a Vargas Llosa. Una recién divorciada que pasaría una temperada con los tíos de Mario.
En casa de la familia es cuando se conocieron más y decidieron emprender el camino hacía el amor. El escandalo fue más que evidente. El hijo bueno del señor Vargas, destinado a convertirse en un abogado de prestigio se casaba con una divorciada mucho mayor que él. Además, eran familia, algo que también tenía su estigma en aquella época.
El llorón de Cochabamba
El niño que siempre lloraba en Cochabamba era ahora el marido de Julia. Después de unas primeras citas un poco extrañas, en las que fueron al cine y a dar largos paseo juntos. En el Perú de los años 50 era una relación romántica y formal en toda regla. El amor no se podía manifestar, simplemente se sentía.
No era la típica relación del niño con la mujer madura. Mario era un hombre culto que tenía mucho recorrido literario, sabía perfectamente como hacer feliz a una mujer. Dicen que lo detalles que tenía con Julia eran dignos de todo un seductor mucho mayor que ese joven de 19 años tan directo.
La tía Julia y la prima
Un menor de 19 años no puede casarse en Perú, aún así los enamorados lo hicieron. La familia no se lo tomó demasiado bien. Dice Mario Vargas Llosa que fue su propio padre el que aparecía con un revolver en su casa para intentar conseguir que Julia se fuera. Mario estaba en medio y no quería separarse de ella.
Envió una carta a su hijo, dando 48 horas para que Julia se marchase y dejase al joven Mario, solo. Fue una de esas aventuras más propias de una película o una telenovela que de un caso real. El final de la historia parece anunciado, Mario y Julia se separaron, el nobel volvió a sus inicios.
Mario Vargas Llosa con la mirada de un niño
La infancia de Vargas Llosa parece que está marcada por las mujeres. En ese momento de su vida no solo conoció a Julia. También se encontró con su prima Patricia. La mujer con quien compartiría toda su vida, una conocida de la familia que volvía para hacer feliz a toda la familia Vargas.
Después de una boda exprés, tenían que limpiar la imagen de su querido Mario. Un matrimonio que duraría décadas hasta que una hermosa filipina llegaría a su vida. Isabel no solo sería su novia, sino que rompería por completo la endogamia del premio Nobel. Es la primera vez que Mario sale con alguien que no es de su familia.