Todo parecía indicar que la sintonía entre la infanta Cristina y Letizia Ortiz iba a ser excelente. La mediana de los reyes eméritos pasaba por ser una mujer de su tiempo y nada apegada al clasismo. Sin embargo, una serie de movimientos dejaron al descubierto su verdadera cara. Desde entonces, Cristina y doña Letizia mantienen una lucha sin cuartel. Muchos han sido los damnificados. Sin embargo, entre ellos, resulta uno a quien puede calificarse de víctima inocente. Te lo contamos todo a continuación.
Una intrusa en palacio
Cuando el príncipe conoció a Letizia Ortiz la relación con sus hermanas era excelente. Desde el principio, Elena y Cristina apoyaron el noviazgo y a su hermano cuando las cosas se volvieron en su contra en Zarzuela. El rey Juan Carlos puso el grito en el cielo cuando le informaron que Felipe estaba enamorado de la periodista. Confiaba en que aquello no fuera a más, en que su hijo acabara dándose cuenta de que Letizia no era la mujer que le convenía para casarse.
Y, un día, el príncipe decidió comunicar a sus padres que deseaba formalizar lo suyo con Letizia. Expresó que era la mujer de su vida y que la intención de ambos era casarse. Don Juan Carlos empezó a enumerar los puntos por los que la periodista no podía entrar a formar parte de la familia real. En el que más hincapié hizo estaba relacionado con su experiencia vital. Que fuera divorciada le parecía al rey emérito un obstáculo insalvable. La reina Sofía tampoco daba crédito a lo que planteaba su hijo y manifestó lo que realmente sentía.
El órdago del príncipe
Por más que don Felipe explique una versión edulcorada sobre cómo acogieron sus padres a Letizia, la realidad es que tuvo que lanzar un órdago para conseguir que la aceptaran. Sin decir cuál era su destino, el príncipe abandonó Zarzuela y se trasladó a Nueva York, donde se encontraba la periodista por cuestiones de trabajo. Allí vivieron unas noches de pasión en las que se prometieron no separarse jamás. Don Juan Carlos estaba cada vez más nervioso. Confiaba en que el príncipe cumpliría con su obligación y estaría presente en el desfile de las fuerzas armadas que se celebra el 12 de octubre.
Cuando el rey emérito comprobó que su hijo había incumplido una de sus obligaciones más sagradas, empezó a preocuparse seriamente. Hasta entonces, había creído que sería fácil conseguir que renunciara a Letizia como antes hizo con Eva Sannum. Sin embargo, cuando el príncipe regresó a Zarzuela, ocurrió lo inesperado, que amenazó con renunciar a sus derechos en caso de que su padres se opusiera a la boda. Fue entonces cuando don Juan Carlos comprendió que había perdido la partida y que no le quedaba otra que dar su bendición al enlace.
Juan Carlos y Sofía están de acuerdo en algo
Tanto don Juan Carlos como doña Sofía sabían desde el minuto uno quién era Letizia Ortiz. Los movimientos del príncipe eran seguidos y se hacían informes donde se explicaba a qué dedicaba el tiempo libre. Al ver que en varias ocasiones aparecía Letizia junto a él, alguien se encargó de preparar un dossier sobre Letizia Ortiz. Lo que descubrieron no les gustó. Por primera vez en muchos años, los reyes eméritos estaban de acuerdo en algo. En este caso, en que sería un error que el príncipe y la periodista matrimoniaran.
Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín mantuvieron desde el principio una excelente relación con Letizia. Parecía que ambos apoyaban a la mujer que estaba destinada a convertirse en reina. Era habitual que el príncipe y la periodista se desplazaran a Barcelona para disfrutar de la compañía de los ex duques de Palma. A ambos les encanta la ciudad catalana porque ofrece más privacidad que Madrid.
Iñaki Urdangarín a lo Maquiavelo
Unos meses después de casarse, doña Letizia notó un cambio en Iñaki Urdangarín. Tenía la sensación de que las atenciones que le dedicaba eran solo un paripé. Sus dotes de observación la pusieron en guardia y al final descubrió la traición. El entonces duque de Palma se dedicaba a malmeter contra doña Letizia ante el príncipe. Quería contribuir a debilitar todavía más la frágil posición de la periodista en Zarzuela indisponiéndola con su marido.
Cuando se descubrió el pastel, hubo una sorpresa con la que no contaban ni don Felipe ni doña Letizia. Se trataba del apoyo total que la infanta Cristina daba a su marido en su batalla contra la princesa. Y es que no solo le reía las gracias, sino que también le animaba a que siguiera adelante con su maquiavélico plan. Y fue ahí cuando se rompió toda relación con los duques de Palma.
Cristina, antes esposa que Infanta
Durante algún tiempo más o menos pasó desapercibida la no relación entre los príncipes y los duques de Palma. Sin embargo, la sombra de la corrupción dejó al descubierto que no había nada entre ellos. El estallido del caso Noos hizo que el rey Felipe decidiera que no había lugar en la corte para Cristina e Iñaki. La pareja se marchó a Washington, donde el deportista encontró un empleo en una compañía de telefonía que se vio obligada a deshacerse de él debido al gran número de bajas que su incorporación generó. Y entonces empezó la instrucción de Noos y la infanta y su familia se mudaron a Ginebra.
El rey emérito se encargó de que a la mediana de sus hijas nada le faltara. Pidió ayuda a su amigo el Aga Khan para que le diera un empleo. Entre lo que cobra mensualmente en la fundación del rey de los ismaelitas y lo que recibe por su trabajo en una entidad bancaria, los Urdangarín-Borbón viven muy bien. Se habla de un sueldo mensual altísimo. Además, cuentan con la ayuda de los reyes eméritos, que sufragan una parte de la educación de los hijos del matrimonio.
Loca de amor
Las cosas quizás podrían haber ido de otra manera si la infanta Cristina hubiera antepuesto sus obligaciones con la Corona a su matrimonio. Le aconsejaron que se divorciara porque lo hecho por Urdangarín era muy grave y perjudicial para la institución. De hecho, obligó al rey Felipe a publicar un decreto para atajar la corrupción de raíz. El mismo incluye que ningún miembro de la familia real podrá trabajar. Esto afecta directamente a la infanta Sofía, que tendrá que vivir de la asignación que su padre le otorgue del presupuesto anual que recibe.
Hasta don Juan Carlos, poco o nada dado a participar en los problemas familiares, intentó convencer a su hija para que separara su camino del de Urdangarín. Sin embargo, Cristina dijo que no iba a renunciar a su marido. Está profundamente enamorada y solo ve por sus ojos. Y eso que el Caso Noos ha dejado al descubierto las infidelidades de Iñaki.
El gran damnificado de Cristina y Letizia
Tras conocer que Cristina de Borbón quería seguir hasta el final de sus días junto a su marido, las puertas de Zarzuela se cerraron para ella. Alrededor de los Urdangarín se extendió un cordón sanitario para que ningún miembro de la familia real se contaminara. Los únicos apoyos que ha recibido de los suyos provienen de sus padres y su hermana. En cuanto a don Felipe y doña Letizia, no quieren verla ni en público ni en privado. Tan solo cuando no quede más remedio compartirán espacio, con caso de entierros, algo que ya ha ocurrido.
Y una vez expulsada de palacio, la corte de Cristina se fue con ella. Uno de los grandes damnificados por la guerra entre la infanta y doña Letizia ha sido Lorenzo Caprile. Al diseñador le debe la reina uno de los trajes que más comentarios ha levantado, el vestido rojo que lució en la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. Era, entonces, su modisto de cabecera. Sin embargo, tras el caso Noos, la reina cortó el contacto con todo y con todos los que hubieran estado relacionados con su cuñada.
Agradecido a Cristina y enfadado con Letizia
El nombre de Lorenzo Caprile está unido al de la infanta Cristina porque él fue el diseñador de su traje de novia. Así recuerda el diseñador ese importante hecho que marcó su vida: “Fue un momento precioso en mi vida profesional. Siempre le estaré agradecido. Podría haber escogido cualquier marca española o extranjera. Todas estaban a sus pies y me escogió a mí, que estaba prácticamente empezando». Y así como Caprile siempre se muestra agradecido con la infanta, la cosa es diferente con la reina.
El diseñador no oculta su malestar porque doña Letizia decidió prescindir de sus servicios sin ser él culpable de nada. En cuanto al vestido rojo que creó para ella y que lució en Dinamarca, Lorenzo ha expresado: “Mediáticamente fue una bomba. Pero desde el punto de vista de negocio y del día a día del taller, no”. Caprile no tiene ningún interés en volver a vestir a la reina: “Hace mucho que he dejado de vestirla. Hace mucho… Estamos en 2018 y creo que la última vez fue en 2009. No fueron tantas veces, tampoco”. Está dolido y no guarda un buen recuerdo de cómo acabó todo. Sin duda, ha sido la víctima inocente en este fuego cruzado entre Cristina y Letizia.
Adiós, Infanta, adiós
A la infanta Cristina le hizo especial ilusión cuando le comunicaron que un hospital de Badajoz llevaría su nombre. Sin duda, todo un reconocimiento a su labor como miembro de la familia real. Sin embargo, el tiempo se llevó el rédito que tuvo durante años. Pasaba por ser una de las más cercanas del clan de los Borbones. Jamás hizo alarde de lujos en su vida. Parecía tan normal que hasta trabajaba.
El tsunami Noos acabó con los Urdangarín. Cristina y su marido fueron apartados de Zarzuela sin posibilidad de retorno. Ahora que Iñaki está en prisión, la infanta sufre como nunca el ostracismo. Exiliada de lujo en Suiza, Cristina ve la vida pasar casi sin apoyos. Dinero no le falta pero sí compañía. Y desde su atalaya dorada ha conocido que en Badajoz ya no la quieren. La junta de Extremadura ha tenido que atender a las muchas peticiones que solicitaban que el Hospital Infanta Cristina de Badajoz cambiara de nombre. El clamor popular ha sido atendido y la junta ha decidido que la hija de los reyes eméritos se vea borrada del centro médico, que ahora se conoce como Hospital Universitario de Badajoz.
Giro radical en la vida de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín
Hubo un tiempo en el que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín eran duques de Palma y vivían felices junto a sus cuatro hijos. Sin embargo, un buen día las cosas cambiaron. En julio de 2010, el juez José Castro abrió una pieza relativa al Instituto Nóos, dentro del proceso por presunta corrupción conocido como caso Palma Arena. El Instituto Nóos se trataba de una fundación teóricamente sin ánimo de lucro de la que fue administrador Iñaki Urdangarín y en cuya directiva se sentó su esposa, la infanta Cristina. Sin embargo, partir de julio de 2010, la vida de los entonces duques de Palma dio un giro de 180 grados y todo fue a peor.
«La justicia es igual para todos». Esas fueron las palabras de Juan Carlos I en su discurso de Nochebuena en 2011. Unas palabras que reflejaban que el entonces jefe del Estado no iba a mover un dedo para intentar proteger a su hija menor y a su yerno de sus problemas con la justicia. Problemas que salpicaron a la infanta Cristina y a Iñaki Urdangarín cuando fueron imputados por presuntos delitos en la actividad de Nóos. Un proceso judicial que duró algo más de cinco años y cuya sentencia condenó a Iñaki Urdangarín a seis años y tres meses de prisión y a pagar una multa de 512.000 euros, mientras que la infanta Cristina fue absuelta pese a ser sancionada con 265.000 euros por responsabilidad civil.
El aniversario más amargo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín
Hoy, 4 de octubre de 2018, se cumplen 21 años desde que Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín se dieran el ‘Sí, quiero’. Sin embargo, hoy no es precisamente un día de celebración para los ex duques de Palma, quienes tienen que hacer frente a su primer aniversario de boda separados. Un distanciamiento forzoso debido a que el marido de la infanta Cristina se encuentra cumpliendo condena en el cárcel de Brieva por su implicación en el caso Nóos. A pesar de que se habla mucho sobre el estado de salud del ex jugador de balonmano, lo cierto es que más preocupa el de la Infanta Cristina. Apartada de todo, vive sus días más aciagos. Insisten a esta publicación que la infanta llora en privado, harta del ruido que se genera en torno a su figura. ¿Conseguirá salir del pozo en el que se encuentra?
Corría el año 1997 cuando las calles de Barcelona celebraban la unión de la pareja. Desde entonces ha llovido mucho. La infanta Cristina e Iñaki Urdangarín han tenido cuatro hijos, el matrimonio ha disfrutado de momentos felices, pero también han tenido que hacer frente a unos años complicados, en los que ambos se han visto imputados en el caso Nóos. Sin embargo, pese a todas las dificultades que se han encontrado por el camino, el matrimonio permanecido unido y la infanta Cristina acude regularmente a visitar a su marido a la cárcel de Brieva, en la que cumple condena desde el pasado 18 de junio.
Adiós al título de duquesa de la infanta Cristina
En junio de 2015, el rey Felipe VI tomó la decisión de revocar el uso del título de duquesa de Palma a su hermana la infanta Cristina. ¿El motivo? La negativa de la hija menor de los ahora reyes eméritos de renunciar a sus derechos de sucesión al trono de España tras haberse visto involucrada en el caso Nóos. Una petición que en su momento le hizo el rey Juan Carlos I y, después, don Felipe.
La Casa del Rey emitió pues un comunicado anunciando la publicación en el Boletín Oficial del Estado de un real decreto por el cual don Felipe revocaba a su hermana la posibilidad de usar el título de duquesa de Palma. Un título el cual le fue otorgado a doña Cristina por su padre, Juan Carlos I, en 1997, cuando contrajo matrimonio con Iñaki Urdangarín. Con esta decisión, Felipe VI constató una vez más el distanciamiento que mantenía con su hermana desde que se iniciara la imputación de ésta en el caso Nóos por los negocios de Iñaki Urdangarín, lo cual hizo que la imagen de la Corona se viera ensuciada ante la opinión pública.
La familia Urdangarín de Borbón se muda a Ginebra
A finales del verano de 2013, la infanta Cristina se trasladó con su familia a vivir a Suiza, después de que la Fundación La Caixa le encargara coordinar sus programas con las distintas agencias de Naciones Unidas cuya sede se encuentra en Ginebra. Iñaki Urdangarín también se trasladó junto a su mujer y a sus hijos, aunque estuvo viajando con mucha frecuencia a Barcelona para continuar con el procedimiento judicial del caso Nóos. Un cambio de residencia que fue muy bien acogido por los entonces duques de Palma para poder alejar a sus cuatro hijos del foco mediático al que estaban sometidos desde que estallara el caso Nóos.
Un foco mediático del que Iñaki Urdangarín no se escondió, incluso cuando ya se había dictado sentencia por el caso Nóos. A finales de febrero de 2017, el marido de la infanta Cristina salió de madrugada de su domicilio en Ginebra para dirigirse al aeropuerto. La sorpresa se produjo cuando éste salió a pie de su residencia para coger el autobús a las cinco de la mañana. Fue entonces cuando Iñaki Urdangarín coincidió con el periodista de El programa de Ana Rosa Pepe del Real, quien estaba haciendo guardia a las puertas de su domicilio. «Le he dicho que si quería, le llevaba yo al aeropuerto, porque tenía el coche de alquiler aparcado cerca, pero me ha dicho que no», explicó el periodista, quien acompañó al marido de la infanta Cristina a pie hasta la parada del autobús público, donde el cuñado del Rey esperó al autobús durante 20 minutos.
La infanta Cristina, hundida y alejada de la Familia Real
A raíz de que Iñaki Urdangarín fuese imputado en diciembre de 2011 por presuntos delitos en la actividad de Nóos, la vida de la infanta Cristina cambió por completo. Si hasta entonces era habitual verla en actos públicos u oficiales, a partir de esas Navidades todo cambió. En la Fiesta Nacional del 12 de octubre de 2012, Zarzuela aplicó un nuevo protocolo: las hijas del rey Juan Carlos I ya no estarían en la tribuna principal y tampoco en la línea de saludo del Palacio Real. La Familia Real quedó reducida a un núcleo formado por los Reyes, los Príncipes de Asturias y sus hijas.
Desde entonces, la infanta Cristina quedó en un segundo plano. Visitó en el hospital a su padre convaleciente de alguna de sus operaciones y también acudió a alguna ceremonia familiar, pero nunca más a actos oficiales. A pesar de que en junio de 2015 se quedó sin su título de duquesa de Palma, el título de Infanta nadie se lo puede quitar si ella no accede a ello voluntariamente.