La reina Letizia lo tiene claro, sus familiares no pueden tener protagonismo en los medios. Es algo que la saca de sus casillas. No quiere que nada ni nadie pueda enturbiar su status de reina consorte. Bastante tiene ya con lidiar con los frentes que tiene abiertos. El último hace referencia a la hija de su hermana Érika. Así ha sido el último enfrentamiento familiar.
La desgracia llega sin llamar

El nombre de Carla quedó en la memoria colectiva cuando su madre, Érika, acabó con su vida. Un asunto sobre el que todavía se ciernen muchas incógnitas. Y es que algunos de los que conocieron a la hermana menor de doña Letizia encuentran extraño que decidiera irse de este mundo por decisión propia. Más bien son partidarios de que, de forma totalmente inconsciente, se le fue la mano con las pastillas. En opinión de su primo, David Rocasolano, lo sucedido obedece a un patrón muy frío y que nada tiene que ver con Érika Ortiz. También quien fuera su biógrafa está en esta línea.
Cuando la desgracia azotó a los Ortiz-Rocasolano, doña Letizia estaba embarazada de seis meses de su segunda hija, Sofía. Ciertamente, se temió que lo sucedido afectara a su salud. De hecho, se desaconsejó su presencia en casa de su hermana. Sin embargo, nadie pudo detener a la reina. Se comprende, estaba muy unida a Érika. Desde siempre, la protegió y mimó. Un durísimo golpe para toda la familia, con el añadido de que algunos no pudieron dar el último adiós a la fallecida porque alguien impidió su presencia en la misa funeral.
La lucha por la custodia de Carla

Para los Ortiz-Rocasolano cuidar a la hija de Érika fue su prioridad cuando sucedió el trágico deceso. Estaba claro que Carla quedaba bajo la patria potestad de su padre. Sin embargo, Antonio Vigo se vio sorprendido cuando recibió un requerimiento para que accediera a un régimen de visitas relativo a su hija. Fue enviado en nombre y representación de Paloma Rocasolano y doña Letizia. En un principio, el escultor ni reaccionó. Se quedó helado ante semejante proposición. Ciertamente, ni al que asó la manteca se le ocurre algo así pero, bueno, a veces el dolor confunde y aturde.
La ex pareja de Érika Ortiz reaccionó con contundencia una vez recuperado del susto inicial. Ciertamente, para nada se esperaba lo sucedido. Pero, bueno, la vida está hecha de momentos y él sorteó los baches con maestría. Antonio dejó muy claro que Carla viviría con él pero que no se oponía a que tuviera contacto con la familia de su ex mujer. Es más, lo ha favorecido durante todos estos años. Carla ha tenido gran relación con doña Letizia y sus hijas. De hecho, ha viajado con la familia real en sus desplazamientos privados. También se lleva muy bien con su abuela Paloma y con Telma, aunque a su tía la ve menos dado que vive en Barcelona.
Protegida del ojo público

A lo largo de estos años, Carla Vigo ha vivido alejada de los medios. Ahora que ha cumplido los dieciocho, su figura despierta interés. Ella lo sabe y lo lleva con naturalidad. Para nada ha cambiado su forma de vivir. Ya ha decidido que quiere ser actriz y bailarina. De hecho, se encuentra trabajando en la puesta en escena de un musical, al menos así lo explica en internet con sus formas desenvueltas y alegres que tanto cautivan.
Sin duda, Antonio Vigo ha hecho un gran trabajo con Carla. Sin cortarle las alas, ha conseguido que crezca libre y responsable. Con un añadido, que ha sabido minimizar los efectos de la falta de Érika, a quien la joven recuerda con mucho cariño: “El 16 de abril de 1976 nació la persona más importante para mí, aunque el 7 de febrero de 2007 dejó este mundo para pasar a mejor vida. Estés donde estés siempre te querré, y felicidades, mamá”.
Una joven que habla muy claro

Como muchos de su generación, la sobrina de doña Letizia no duda en manifestarse libremente. Opina sobre temas de actualidad. Está muy ligada a la causa LGTB. No le gustó que el vídeo de Cristina Cifuentes se hiciera público porque considera que eso pertenece a su más estricta intimidad, y tiene razón. Es fan de Paquita Salas, una serie de televisión que ha cautivado a un montón de seguidores, sobre todo en redes sociales. De hecho, algunos famosos han pedido ayuda a Paquita para que dirija sus carreras por su buen hacer como manager.
Carla no dudó en sacar la cara por su prima Leonor cuando algunos criticaran que soltara de un manotazo el brazo de su abuela paterna: “Por favor, poneros todos en su piel. ¿Cómo te sentirías si estuviesen jugando contigo todo el día? Pues obviamente hasta los cojones. Pues eso es lo que le ha pasado a Leonor. Y sí, es educada, porque podría haber dicho una palabra mala y no fue así. Antes de hablar, hay que saber”.
Letizia pega la bronca

Recientemente, Carla ha alcanzado la mayoría de edad y celebró una fiesta. A la misma acudió doña Letizia. Trascendió debido a una imagen compartida por su sobrina en redes. No se la vio pero se intuyó su presencia por un objeto personal recogido en la imagen. El caso es que la reina está preocupada por la proyección pública de su sobrina y le ha pedido que mantenga un perfil bajo. Esto no ha hecho ninguna gracia a su padre, que considera que su hija debe comportarse como mejor le parezca.
La cuestión es que Carla ha bajado su ritmo de publicaciones en abierto. También ha cambiado algunas de sus redes de públicas a privadas. Sin embargo, tiene un topo porque algunos de sus posts han trascendido, para disgusto de la reina, que no quiere más tormento. Ciertamente, doña Letizia lo intenta pero no consigue empatizar. La sombra y la presencia de doña Sofía es alargada.
Carla Vigo acaba de entrar en la mayoría de edad. Este fin de semana celebró su dieciocho cumpleaños. Una fecha señalada que le da alas para hacer lo que quiera. Esto es algo que desespera a la reina Letizia, que desearía que su sobrina fuera menos echada para delante y no desafiara las normas que ha impuesto a los Ortiz-Rocasolano. Carla lo tiene claro. Lo suyo es beberse la vida a grandes sorbos. Te contamos cómo están las cosas entre la hija de la fallecida Érika Ortiz y doña Letizia. Un auténtico choque de trenes.
Últimas horas con Erika

Ha sido este fin de semana cuando Carla Vigo ha cumplido dieciocho años, una información exclusiva servida por Vanity Fair. El asunto tiene gran importancia porque se trata de una de las personas más importantes para doña Letizia. Carla es hija de Érika Ortiz, que decidió bajarse del tren de la vida. Su cuerpo sin vida se encontró en su domicilio el siete de febrero de 2007. Con ella vivía Carla, nacida de su relación con Antonio Vigo. Entonces, la niña tenía seis años. Toda la familia se unió para protegerla.
Desde el primer momento, la información del suicidio de Érika acaparó la atención popular. Sorprendió que una mujer joven, tenía 31 años, un buen trabajo y su ruptura con Antonio se había producido en términos de amistad. Carla vivía con ella. La noche antes a su adiós, Érika decidió que la niña fuera a dormir a casa de una amiga. Los que compartieron con ella el día previo al fatal desenlace no observaron nada extraño en su comportamiento.
A puro dolor

Érika había conocido a Roberto en el trabajo y pronto surgió la chispa entre ambos. La pareja fue captada en actitud cariñosa. Se dijo entonces que estaban buscando casa para iniciar la convivencia. La hija menor de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz vivía bajo el yugo del miedo a ser captada. Según su primo, David Rocasolano, cada vez que esto sucedía, recibía una llamada de Letizia. “Me han dejado sola”, le confesó Érika a David semanas antes de morir. El sentido exacto de sus palabras sigue siendo un misterio. El caso es que se sentía sola y perdida.
En el funeral de Érika Ortiz, Antonio Vigo protagonizó una acción que dejó sobrecogidos a quienes allí se encontraban. Roto de dolor, el escultor giró sus ojos al banco donde estaban sentados los miembros de la familia real y sentenció: “Vosotros la habéis matado”. Don Juan Carlos decidió borrarse de la misa funeral que se celebró una semana más tarde. No quería volver a pasar por la horrible experiencia de ser señalado por Antonio Vigo como culpable de la muerte de Érika.
Letizia y Paloma se extralimitan

Parecía que el futuro de Carla estaba claro. Tocaba que viviera con su padre al haber fallecido su madre. Sin embargo, el destino propinó un golpe inesperado al escultor. Así lo relató David Rocasolano en su libro Adiós, princesa, que se vio sorprendido al recibir una llamada telefónica de Antonio Vigo: ““Te llamo porque no sé a quién recurrir, David. Es que… Bueno. No te lo vas a creer. Letizia y Paloma me han pedido que suscriba un régimen de visitas regulado de mi hija Carla”.
El primo de Érika Ortiz se quedó de piedra al conocer las intenciones de Paloma y la reina Letizia. Así continuó Antonio Vigo: “Que me quieren quitar la custodia de la niña, David. Que quieren la custodia para ellas”. Así le respondió David: “Pero eso es un disparate, Antonio. Eso no lo pueden hacer. Por muy princesa de Asturias que sea Letizia, no te pueden quitar a Carla”.
Antonio saca las uñas por su hija

David aconsejó a Antonio que sacara las uñas y no cediera ante la presiones. Al final, el asunto se arregló. Doña Letizia no quería un escándalo estando tan reciente la muerte de Érika. Además, sabía que tenía la partida perdida de antemano. Si hacía valer su poder como miembro de la familia real, todos se le echarían encima. Por otro lado, Antonio siempre ha sido un gran padre. Por tanto, la reina y su madre no tenían argumento alguno para justificar su insólita petición.
Carla tenía seis años cuando todo esto sucedió. A pesar de los pesares, Antonio no ha puesto impedimento a que su hija mantenga contacto con su familia materna. De hecho, la presencia de la niña ha sido habitual en los fines de semana de don Felipe, doña Letizia, Leonor y Sofía. Junto a ellos también ha viajado. Es una más en el Pabellón del príncipe.
La sobrina bailarina de la reina

Carla ha llegado a la mayoría de edad en casa de su padre. Tiene dos hermanos menores, nacidos de la relación de Antonio con Laura. Él ha encaminado sus pasos profesionales a la docencia. Imparte clases en la Universidad Rey Juan Carlos en materias relacionadas con las bellas artes. La escultura hizo que volviera a aparecer ante los medios de comunicación. Ocurrió en junio del 2017. Llevaba una década en la que apenas se había dejado ver.
En cuanto a Carla, tiene muy claro hacia dónde quiere encaminar sus pasos. Se reconoce como “Actriz y bailarina en proceso”. Para la sobrina de doña Letizia el parentesco real no va ser óbice para que se exprese libremente. De hecho, ya lo ha hecho sobre algunas cuestiones que, a buen seguro, han puesto de los nervios a la reina. Opinó sobre el comportamiento de su prima Leonor durante la misa de Pascua, cuando apartó de malas maneras la mano de doña Sofía. Sin duda, un asunto que le ha pasado factura a Letizia, pues la mayoría se puso a favor de la reina emérita.
Defendiendo a Leonor

Así respondió Carla a un tuitero que criticó la actitud de la princesa Leonor en relación a su abuela materna: “No es desprecio a la abuela… La niña debe estar un poco harta de que jueguen con ella”. Y así continuó con la defensa de su prima: “Por favor, poneros todos en su piel. ¿Cómo te sentirías si estuviesen jugando contigo todo el día? Pues obviamente hasta los cojones. Pues eso es lo que le ha pasado a Leonor. Y sí es educada, porque podría haber dicho una palabra mala y no fue así. Antes de hablar, hay que saber”.
Y es que según la hija de Érika, Leonor y Sofía están hasta las narices de “que jueguen con ellas como objetos, y encima tratéis a Leonor como una mal educada. No es mal educada. Sólo está un poco harta de ser tratada como un objeto y a como quiere el resto todo el rato”. Sin duda, Carla mantiene una gran comunicación con sus primas, de ahí que hable con esa carga de profundidad. Sin embargo, esto es fuente de problemas para la reina.
Carla no se pliega a los deseos de Letizia

De todos es conocido que doña Letizia desea que sus familiares mantengan un perfil bajo. Le desagrada profundamente que acaparen la atención de los medios. En cuanto a redes, opina que mejor lejos, que cerca, dado que son un vehículo de comunicación que utiliza la prensa para escrutar. Sin embargo, Carla no piensa plegarse a los deseos de su tía y así lo demuestra a diario opinando en la autopista 2.0
La hija de Érika Ortiz está comprometida con el colectivo LGTB y no duda en mostrar su apoyo públicamente. En esto, coincide con doña Letizia, que mantiene muy buena sintonía con los representantes de esta causa de la que ha hecho bandera su sobrina. A Carla le ha cautivado la película Carmen y Lola, la historia de amor entre dos chicas de raza gitana que fue muy alabada en Cannes y que ha tocado conciencias.
Recordando a Érika

Y como no podía ser de otra manera, Carla se acuerda mucho de su madre. Lleva su luz y su olor por donde quiere que vaya. En redes no ha dudado en recordarla de una forma preciosa: “El 16 de abril de 1976 nació la persona más importante para mí, aunque el 7 de febrero de 2007 dejó este mundo para pasar a mejor vida. Estés donde estés, siempre te querré y felicidades, mamá”.
Ante sí, Carla tiene un futuro prometedor. Se nota que es una chica feliz por la manera en que se desenvuelve. Ciertamente, Antonio Vigo ha hecho un gran trabajo, y no era fácil por lo mucho que repercute en los niños la desaparición trágica de uno de los progenitores. La sobrina de Letizia ha heredado de su madre la sensibilidad. Le gusta que la traten bien y huye de la gente que no da ni recibe muestras de afecto. Felicidades, Carla, y que cumplas muchos más. Eres la fuerza de la vida.