Nuestro soberano aparenta gozar de una salud de hierro. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. El rey Felipe VI sufre una extraña enfermedad que Zarzuela siempre ha intentado mantener en secreto, pero no ha podido evitar que termine saliendo a la luz. ¿Quieres saber de qué se trata? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
La salud de los Borbones
> Desde Palacio siempre se ha intentado mantener en privado el estado de salud de la realeza. La monarquía ha de parecer infranqueable y sus miembros deben transmitir una imagen tenaz. Sin embargo, a veces resulta evidente que no todo va sobre ruedas, y a Zarzuela no le queda más remedio que informar a la población sobre los males que azotan a la Corona. Por todos es sabido ya que don Juan Carlos I ha tenido que pasar por quirófano en unas cuantas ocasiones, la mayoría de ellas por los problemas de cadera que padece y que merman su movilidad. Además, el verano pasado tuvo que ser intervenido en la clínica Quirón de Madrid para someterse a un tripe baipás aortocoronario, una operación delicada de la que se recuperó rápidamente.
Pero no es Juan Carlos I el único ‘pachucho’ en Palacio. Su hijo y heredero, el rey Felipe VI, también ha de hacer frente a una extraña enfermedad que desde Zarzuela siempre han intentado mantener en secreto. Finalmente, no han podido evitar que termine saliendo a la luz y Cotilleo.es te revelará, a continuación, el nombre del mal que azota al soberano. Sigue leyendo para descubrirlo.
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La extraña enfermedad de Felipe VI
> Jaime Peñafiel guarda en su cabeza infinidad de secretos sobre Casa Real. El periodista ha querido compartir con todo el mundo los menos incendiarios, y los ha publicado en su libro Anécdotas de oro. Entre las páginas de este tomo ha revelado el nombre de la extraña dolencia que padece el rey Felipe VI: narcolepsia. Según la Federación Española de Enfermedades Raras, se trata de “un trastorno del sueño caracterizado por somnolencia diurna excesiva, acompañada de ataques de sueño incontrolables”. Los síntomas empiezan a aparecer a los diez años, justo la edad en la que el soberano comenzó a mostrar los primeros signos. “Era un niño malcriado, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad y déspota. Con un grave problema añadido: el sueño. Su pubertad le provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés general. Se quedaba dormido hasta de pie”, explica el cronista real.
No ha de ser fácil vivir sin poder controlar estos ataques de sueño, pero mucho más complicada se torna la situación si encima eres el rey de España. ¿Se imaginan a don Felipe VI durmiéndose en una recepción oficial? Estas son algunas recomendaciones que el soberano ha de seguir al pie de la letra para no ‘sobarse’ ante la incrédula mirada de todos los presentes.
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El tratamiento de Felipe VI
> La narcolepsia no tiene cura. Además, cuando era más joven, despertar al soberano se convirtió en todo un reto para los asistentes de Palacio. Así, cada mañana se seguía una serie de rutinas con el objetivo de espabilar al entonces príncipe de Asturias por el resto del día. “Tirarle de los pies, abrir las ventanas de par en par o llamarle por teléfono desde la centralita de Zarzuela”, explica Jaime Peñafiel en Anécdotas de oro. Cuando inició sus estudios en el extranjero, tuvieron que recurrir a medidas más extremas para poder sacarlo de su sueño. “En Canadá el regimen del College era muy estricto. La gobernanta tenía que recurrir a una bolsa de hielo en la cara de Felipe”, recuerda el periodista experto en realeza.
Jaime Peñafiel revela también algunas indicaciones que don Felipe VI tiene que seguir para evitar quedarse sopa allá donde vaya. “Si estaba sentado Felipe se dormía, por eso recomendaron que estuviera siempre de pie sin apoyarse porque si no también se dormía. Y con los codos en la mesa dormía igual”, apunta el cronista. Pero no es la narcolepsia el único mal que achaca al esposo de doña Letizia, sino que otro problema de salud lo ha llevado a solicitar la ayuda de expertos en la materia. ¿Quieres saber de qué se trata? Sigue leyendo, te lo contamos en la página siguiente.
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La otra enfermedad de Felipe VI
> Don Felipe VI no quiso perderse la final de la Copa Davis que se disputó en la madrileña Caja Mágica hace unas cuantas semanas. Durante el partido, los dolores de espalda que padece asomaron su fea cara, tal y como podemos observar en la imagen superior. “Es que está muy fastidiado. Sufre desde hace años de las lumbares y aún más con los viajes que ha tenido últimamente”, apunta a El Español una fuente cercana al soberano. El pasado verano, el monarca se sometió a un tratamiento de rizólisis en la Clínica Ruber Internacional, pero ahora las molestias son tan intensas que esta técnica se queda “en nada”, según recoge el confidente.
Por lo visto, el estrés no hace otra cosa que empeorar sus dolores. Lo cierto es que don Felipe VI está pasando por una racha bastante ajetreada a raíz de la falta de Gobierno en nuestro país. “La espalda le está pasando la lógica factura a semejante paliza”, recoge la fuente de El Español. Así, las molestias han reaparecido y el rey está probando todo tipo de remedios con tal de evitar pasar por quirófano, aunque puede que no le quede otra alternativa…
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Tendrá que ser operado
> Don Felipe VI se está tomando muy en serio sus problemas de espalda y ha empezado a tomar medidas para evitar una intervención quirúrgica. Según revelan desde El Español, ha incluido en su ajetreada agenda semanal varias sesiones de fisioterapia para intentar aliviar el dolor. Sin embargo, la situación es más complicada de lo que parecía y todo apunta a que terminará posado sobre la mesa de operaciones. “Está pensando con el médico de Zarzuela qué decisión tomar al respecto. La cosa la ven muy negra porque no mejora mucho. Ha tenido que dejar hasta ciertos deportes durante una temporada. Veremos cómo evoluciona, porque está fastidiado, pero no pinta bien”, explica la fuente del portal citado anteriormente.
El confidente añade que, aunque el rey “no quiere ni oír hablar de estar unos días de baja con la situación política que estamos viviendo”, tarde o temprano no le quedará más remedio que acabar “pasando por quirófano”. Esperemos que corra mejor suerte que su padre y que esta sea la única vez que tenga que ponerse en manos de cirujanos.