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Ágatha Ruiz de la Prada se bebe el llanto y sigue haciendo caja de Pedro J. Ramírez

Un año y cuatro meses han pasado desde que se anunciase la separación definitiva entre Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. Ramírez. Un tiempo en el que el periodista ha rehecho su vida, ha encontrado su hueco y ha rejuvenecido junto a la abogada Cruz Sánchez de Lara.

En cambio la diseñadora, ha preferido instalarse en la amargura, acudir a platós de televisión a hablar de su despecho y hacer caja, más que con sus vestidos, con sus despechadas palabras.

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‘¡Hola!’

Ágatha Ruiz de la Prada

El pasado mes de junio, Ruiz de Prada concedía una entrevista en exclusiva a la revista ‘¡HOLA!’ donde volvía a poner de manifiesto un victimismo que la gente, en primera instancia, le compró: «Perdí diez kilos en una semana, aunque llegué a adelgazar dieciocho» comentó, un cambio físico que ha sido visible en sus últimas apariciones públicas. 

«Cómo iba yo a esperar que me dijese que quería separarse si nos acabábamos de casar hacía tres meses», revelaba, sorprendida. Pero la cosa no queda ahí. La amante del color y hater del negro lanzó que «reaccioné de una manera muy femenina, me dije: ‘No preguntes ni por qué, ni con quién, ni cuándo». Ágatha Ruiz de la Prada fue capaz de dar un paso al frente y sentirse, en parte, responsable del enfriamiento de su relación. «Estuve de viaje veintiséis días fuera de casa. Reconozco que mi último viaje ha sido uno de los más salvajes que he hecho, en el sentido de que se prolongó veintiséis días: Madrid, Nueva York, Panamá, Nicaragua, donde me encontré con Cristina, mi mejor amiga, y mi hijo, Tristán; México, Perú…».

En su vuelta a casa, la diseñadora confesó sentir una premonición, una intuición femenina en la que aparentemente no se equivocó. «Mañana no como en casa», le espetó Pedro J. «Tendrá un compromiso ineludible» quiso pensar ella. Sin embargo, su cabeza decía una cosa y su corazón, otra: «¡Está con una tía!, me dije a mí misma. Fue una premonición».