Treinta años de convivencia dan para mucho. Por eso han decidido separarse. Y si no que se lo digan a Pedro J. Ramirez  Ágatha Ruíz de la Prada. La pareja ha tenido que hacer frente a escándalos, polémicas… Repasamos algunas de las batallas mediáticas en que se han visto inmersos.

La salida de Pedro J. Ramírez de El Mundo hizo correr ríos de tinta. Fue uno de los momentos más difíciles para el periodista, que cuentan pensaba que jamás le desalojarían de su atalaya informativa. Al final, los responsables del consejo editorial decidieron que su ciclo había terminado. Y Pedro volvió cabizbajo junto a Ágatha con una indemnización de veinte millones de euros en el bolsillo.

La piscina al borde del mar que Pedro J y Ágatha construyeron en su casa de Mallorca ha sido objeto de polémica ya que está en zona pública y, por tanto, es de uso público, según varias sentencias del Tribunal Supremo. A pesar de lo que marca la ley, la pareja se muestra remisa a cumplirla.

Durante años, Ágatha Ruíz de la Prada optó por el silencio en relación al vídeo, obtenido de forma ilegal, donde aparecía su marido. En 2015, la diseñadora señaló a los culpables de la grabación: “En esa época teníamos como enemigo a Felipe González. Estoy convencidísima que el grupo El País y Juan Luis Cebrián estuvieron metidos en eso”.

Ágatha Ruiz de la Prada y Pedro J. fueron condenados al ostracismo por el diario El Mundo. No se promocionaba la moda de la diseñadora ni los libros del periodista. Ocurrió tras la salida de Ramírez de Unidad Editorial. La decisión la tomó Casimiro García-Abadillo tras descubrir que Pedro maniobró en la oscuridad para entorpecer un acuerdo entre Unidad Editorial y Vocento.

Quizás sea su línea crítica, sin pelos en la lengua o su afición a quitar o poner presidentes, pero el caso es que en algunos medios no se puede ni mencionar el nombre de Pedro J. Ramírez. De hecho, Bertín Osborne nada más aterrizar en Telecinco, se desquitó y abrió la temporada el periodista y la diseñadora.

Aunque Ágatha nunca ha sido monárquica practicante por sus venas corre sangre noble y ahora ostenta los títulos de marquesa de Casteldosrius y baronesa de Santa Pau. Dicen que la diseñadora y su marido han tenido diferencias por el pim, pam, pum al rey emérito que encabezó El Mundo.

Pedro J. ha sembrado la polémica desde que se convirtió en valedor y defensor de que el 11-M fue obra de ETA y no del terrorismo islámico. Su tesis le ha valido todo tipo de comentarios. La mayoría nada bonitos. El asunto aún colea porque el periodista lo saca a colación cada cierto tiempo. Demostrar su verdad es algo que le quita el sueño, o tal parece.

Hace años que Ágatha y Pedro hacen vida de separados. Aunque conviven bajo el mismo techo, se ven muy poco. La diseñadora viaja con frecuencia por motivos laborales. Cuando está en Madrid, tiene bastante vida social. Por su parte, el periodista pasa muchas horas en casa escribiendo y suele dejarse caer una vez al día por la redacción de El Español. Realmente, verse, se veían muy poco.

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En la actual parrilla que ofrece la televisión digital terrestre dispuesta con una oferta que contiene cientos de nuevos canales donde la audiencia se divide es muy complicado mantener un programa durante más de 8 años. El buque insignia de la productora Magnolia TV es el espacio matutino Mujeres y Hombres y Viceversa tan respaldado por la audiencia que ya va camino de su novena temporada en emisión.

Son muchos perfiles de chicos y chicas los que se han ido paseando por las famosas sillas de tronistas o pretendientes: actuales campeones olímpicos como Cristian Toro o Fernando, concursante de la última edición de Gran Hermano. No obstante, el tipo común suele ser el mismo: chicos y chicas jóvenes por lo general sin formación académica y dóciles a la hora de ser instados a hacer según qué cosas, en cierto sentido, rozando el ridículo. En un programa cuyo núcleo temático es la búsqueda del amor hemos llegado a ver a un joven canario pintado con la cara azul y sin identidad durante largos meses (Avatar lo llamaban), además de todo tipo de gente bailando sin saber bailar, cantando sin saber cantar, llorando, sufriendo ataques de ansiedad y hasta algunos intentos de agresión entre propios compañeros.

Les compensa. Ellos están dispuestos a todo y más por el dinero y la fama. Perdón. Por el amor. Y es que las cantidades que se embolsan por programa no son nada despreciables. Según laguiatv un tronista percibe en la temporada regular entre 800  y 1.200 por programa, mientras que aquellas que pretendan conquistarle han de conformarse con unos 700. Las citas que se graban fuera de plató se pagan aparte y en la nueva sección «cita sin cámara» (ya podéis imaginar cómo se resuelve el mundo allí) tienen un plus.

Pero, ¿cuánto ganan los tronistas que están ya consumados? Pasa la página.

Los tronistas consumados, es decir, los que hacen grandes datos de audiencia como personajes televisivos y casualmente tardan muchísimo tiempo más en encontrar en amor, cobran hasta diez veces más que el resto. Bolos en discoteca aparte. Por una sesión de photocall durante una hora con los fans del programa, los y las tronistas pueden embolsarse entre 500 y 2000 euros, según laguiatv.

Cuestiones morales y futuras salidas profesionales aparte, si te conviertes en el personaje del momento, das al público justo lo que pide, deciden que seas el tronista predilecto y las discotecas demandan tu presencia, haz la cuenta porque al final, sale.

Rosa López es La VOZ de España. Así fue denominada cuando ganó la primera edición de Operación Triunfo. Sin embargo, los últimos tiempos de la granadina parecen realmente complicados. Son muchas las ocasiones en las que ha demostrado cierta debilidad, como agotamiento o, quizás, un poco de depresión. Seguro que consigue remontar muy pronto. Estas son las razones que nos han hecho preocuparnos.

Durante el concierto de Operación Triunfo el pasado lunes hubo momentos de gran tensión. Rosa desafinó irreparablemente en varias ocasiones. Expertos como Miguel Ángel Arenas (descubridor de Alejandro Sanz) se llevaba las manos a la cabeza en Twitter: «Ha desafinado muchísimo».

Rosa llora con muchísima facilidad. Nunca antes la habíamos visto emocionarse con tanta preocupación. Durante la presentación del programa que le ha devuelto a la actualidad musical, no pudo contener las lágrimas. ¿Por qué llora tanto?

No queda nada para q empiece #TuCaraMeSuena !!!??????? @circulodebaile ?

Una foto publicada por Rosa Lopez (@rosalopezoficial) el 28 de Oct de 2016 a la(s) 10:00 PDT

En continuo cambio, Rosa parece que sigue sin encontrarse cómoda con su físico. Y acude constantemente al gimnasio para sentirse mucho mejor. Quizás debería asumirse como es, sin necesidad de esforzarse tanto. De hecho, ha engordado unos kilos y ¡a nosotros nos encanta así!

Con una baja autoestima profesional, Rosa llegó a decir durante una aparición en los especiales de El Reencuentro que pensaba que había ganado Operación Triunfo por pena. Una auténtica barbaridad que hizo que el resto de sus compañeros se revolvieran en sus sillas: «Siempre estás igual».

Muy unida a su familia, todavía no se ha acostumbrado a la muerte de su padre. Rosa es muy familiar y él, sin duda alguna, era un auténtico referente en su vida. Poco a poco intenta superarlo, pero a veces la realidad es demasiado dolorosa.

Rosa ha reconocido que le cuesta volver a sus orígenes. Es algo que le supera, que le da mucha pena y que, en ocasiones, le ha preocupado. La granadina siente que no encaja en ningún sitio, como que su vida es diferente al del resto.

Rara vez se mete en problemas, por eso llama la atención que Rosa López haya sido víctima de comentarios desafortunados de Javián, su compañero de concurso. El cantante ha asegurado que nuestra querida Rosa ha perdido la voz. Tremendas declaraciones que, a buen seguro, le han afectado.

Rosa no lleva bien eso de ser famosa. Le cuesta que le paren por la calle y, mucho más, mostrarse cariñosa con sus parejas. Es lo que explicó José Luis Luna, su último novio, en la revista Pronto. El futbolista aseguró que «Rosa es como una marioneta a la que llevan de un lado a otro».

Parece que Rosa no tiene suerte en el amor. Le gusta mucho pasar desapercibida. Aunque es cierto que siempre ha sido así, no duda en desmentir siempre que hay alguna información que le relaciona con nuevos hombres.

La entrevista que Toño Sanchís ha concedido a la revista Lecturas ha hecho correr ríos de tinta. Sus confesiones, once meses después de que se iniciara su conflicto con Belén Esteban, ha provocado infinidad de comentarios. Los más hirientes advierten que la entrevista está plagada de incoherencias y falsedades. Apuntan a que Toño vive una realidad paralela en la que nada es lo que parece. Curioso, pues él mantiene lo mismo sobre los que le atizan, sin conmisericordia, desde las tardes de Telecinco.

Toño no entiende nada. Cuando enmudece por mandato de la ley, se revuelven con histeria colectiva. Pero, cuando da un paso al frente y explica su parecer ante el devenir de los acontecimientos, le acusan de mercantilista e incongruente. Sea como fuere, parece que cualquier decisión le acarreará consecuencias similares. Por eso no me extraña que haya decidido tomarse el mundo por montera, compartir su angustia y enumerar las heridas en campo de batalla.

Pero no será la única vez que hable. Toño está dispuesto a afrontar cualquier ataque desmedido. Como el que, presumiblemente, tendrá lugar el próximo viernes en Sálvame Deluxe. Ya se anuncia que la Esteban volverá a comparecer para, además de contrarrestar las declaraciones de su ex amigo, dar a conocer una misteriosa notificación que le ha hecho saltar de alegría. Nadie habla, pero todos insinúan que ha ganado la primera batalla en los tribunales. No parece tener sentido, pero habrá que esperar a que la de San Blas ponga sus cartas sobre la mesa.

De lo que no cabe duda es que Belén volverá a abrir la caja registradora. Se lamenta, pusilánime y cabizbaja, del dolor que sufre, pero suma ceros con una facilidad pasmosa. Quizás, claro está, por aquello de que las penas con pan son menos: «Sin trabajar conmigo sigo haciéndole ganar mucho dinero», me dice un Toño al borde del despiporre tras escuchar la vehemencia de su ex representada. No está equivocado. Y es que lo innegable es que para ambas partes, su conflicto es también un negocio.