La reina Letizia disfruta de su condición de consorte, un título que sabía que obtendría cuando conoció a un joven Príncipe Felipe. La realidad es que no estaba preparada para reinar en esos momentos, pero cual ave fénix cogió impulso, ganas y un gran esfuerzo desde el minuto uno para llegar hasta donde quería y, llegado el momento, se le exigiría: la Corona.
Pero, antes de llegar hasta donde hoy está, también tuvo que renunciar a gran parte de su vida pasada. Los sacrificios de Letizia le han llevado a enterrar a la joven periodista que hasta entonces aparecía en televisión para crear a una astuta reina.
La versión periodista de una joven Letizia
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Letizia Ortiz antes que reina fue periodista. Proviene de una extensa saga de profesionales de los medios de comunicación. Antes de soñar a ser princesa, soñó con ser presentadora de televisión y lo consiguió. Formada en el seno de una familia que vivía de la radio y de los medios, Letizia tenía, ‘a priori’, todas las cualidades para triunfar.
Su voz, es uno de los elementos invariables: tiene personalidad, sonoridad y las palabras fluyen de su boca como una melodía armoniosa. De la misma manera que su abuela Menchu comunicaba a través de las ondas de la radio, enseñó a su nieta a hacerlo. Letizia realmente amaba su trabajo. Pero tuvo que renunciar a él por otro amor…
El fin de una era
Los medios no estaban preparados para el anuncio de su boda con el Príncipe y ella misma tampoco. Antes de llegar al altar tuvo que hacer frente a serios problemas, entre ellos un accidente en el túnel de la M-30 días antes de que se produjera el anuncio. Letizia conducía a toda velocidad en los que serían sus últimos días de trabajo.
Intentó mantener su día a día, incluso se debatía en Zarzuela la posibilidad de que siguiera con algún programa especial. La respuesta fue rotunda, si quería ser reina, no podría seguir trabajando. Es algo totalmente incompatible con el cargo que desarrollaría. Así que tuvo que recoger sus cosas y marcharse del que había sido su lugar ideal: TVE.
El comienzo de una nueva vida
Los medios de comunicación no se hacen eco, pero desde que Letizia accedió al trono, sale más que nunca. Con discreción y sin levantar sospechas, cambia los tacones por los vaqueros y recorre sus exposiciones preferidas. Le apasiona el arte y la cultura, siempre que sus obligaciones lo permiten sale de palacio.
No sólo sale al cine cada mes con su marido, la vemos con un look informal o de concierto con sus amigas. Como cualquier mujer de su edad, tiene un gran interés por hacer crecer sus hobbies y ser el ejemplo que quieren sus hijas. Deben verla como la madre que es, más allá de la reina que demuestra ser.
A las seis y cuarto suena el despertador
Las normas de palacio son muy estrictas, a las seis y cuarto debe sonar el despertador y todo el mundo ponerse en pie. Nadie se queda en cama, la rutina es algo importante para la Reina. Letizia se levanta para recibir a su peluquera de confianza, es la misma que tenía en televisión. Conoce perfectamente sus gustos y la deja impecable.
Las niñas también pasan por sus manos, para llegar perfectas al colegio. El desayuno es el momento en que estarán todos juntos, ya no se verán hasta la noche. Comerán un poco de todo, cereales, lácteos, fruta y un té. Letizia prefiere las propiedades de esta bebida antes que el café.
En su despacho
Una vez las niñas se han marchado empieza su rutina de tareas pendientes. Revisar su agenda o preparar sus estilismos para actos oficiales. Cada salida de la Reina está perfectamente calculada, nada se puede dejar al azar. Siempre ha sido una persona muy metódica, traslada sus aptitudes de periodista a la Casa Real.
Ella misma escribe sus propios discursos. Lo hace con sumo cuidado y con el tiempo necesario, se ha creado un propio estilo más allá de los consejos de su marido. Ella también intenta ayudarle a escribir sus comunicaciones públicas. Son un equipo que se sirve del jefe de la Casa Real para acabar de cuadrar sus escritos.
Un papel secundario, hasta ahora
Letizia por sí sola es a día de hoy protagonista. En una entrevista con su compañero de cadera Alfredo Urdací dijo que lo que más le había costado a Letizia de su nueva vida era asumir el papel secundario que tendría. Dar un paso hacia atrás y ofrecer a su marido su apoyo incondicional desde sus funciones.
Desde la Letizia inicial que quería hablar comunicase y hacer callar al príncipe a la esposa y madre hay un paso. Letizia ya es toda una experta en casa real, parece que haya nacido en el seno de la monarquía. Conoce perfectamente su rol en la casa y lo asume con especial interés y determinación.
Trabaja igual que antes
Eso es lo que transmite a sus allegados. La Letizia periodista se entregaba a la carrera, pasaba horas y horas en los estudios de televisión preparando sus intervenciones. Siempre estaba al día de todas las noticias y preparada para la acción. Era una profesional excelente que todos recordamos.
La Reina Letizia, en nuestros días, intenta seguir con la misma dinámica. En este caso no es solo una presentadora es la cara visible de un país y de una monarquía. En tiempos de crisis ha tenido que sacar fuerzas para dar la cara. Alejar a miembros de su propia familia y centrarse en las personas que se quedan dentro cuando se cierran las puertas de palacio, pues antes ponía rostro al equipo de informativos de TVE y ahora representa como reina a toda una nación.