Carmen Lomana es una mujer que se conserva con una apariencia juvenil, luchando en un pulso ganador contra el paso del tiempo. Ella sostiene que jamás se ha hecho ninguna intervención y que todo es natural.
La genética debe tener algo que ver, pero no lo es todo. Desde los 13 años se ha cuidado y eso parece que ahora se nota, pero hay alguna varita mágica quirúrgica con un poco de bótox que también se nota.
Fans del Lomanismo
El Lomanismo es toda una filosofía vital. Más allá de la imagen pija que desprende, ese aire aristocrático, mezclado con fragancias de moda. Es toda una socialité que se pasea por todas las inauguraciones y locales de moda. Saltó a la fama por un programa de televisión y desde entonces ha sido difícil de olvidar.
En el programa, esta habitante del Pais Vasco, Madrid y Marbella, podría haber sido una más. Pero después de contar su desgarradora historia en la que todo parecía surrealista, las cadenas empezaron a llamarla. Era el momento de máxima esplendor de esta mujer. Nacía la reina de los platós.
Una vida de lujos
Conociendo un poco más a Lomana. Una mujer que se ha mantenido en una talla 38 hasta el fin de sus días. Luce una figura delgada que combina muy bien con una expresión facial sin nada de arrugas. Rígida como si fuera una estatua de cera, su melena rubia es uno de sus otros símbolos de identidad.
No sabe nada del mundo real. Su vida de estrella de cine, pasa por comprar la fruta y la verdura por piezas. Con esta actitud suponemos que no debe comer demasiado. Se entiende la talla 38 para alguien que ha manifestado en más de una ocasión que compra los tomates por piezas.
Propietaria orgullosa
Lomana se dedica al mundo de las propiedades inmobiliarias. Su fortuna ha sido amasada a través de una serie de inversiones inteligentes. En los momentos en que la crisis se hizo más visible no tenía demasiado por hacer, aún así, no soltó sus Chaneles por nada del mundo.
Después del primer café de la mañana, Carmen comprueba el estado de sus cuentas y bienes. Es una vida cómoda para alguien de su nivel. La prensa también requiere su atención, lee varios periódicos nacionales e internacionales en busca de las noticias más importantes para su negocio.
Intelectual y bohemia
La vida de Carmen estuvo marcada por una infancia repleta de lujos. Era la hija de un poderoso banquero que quiso imponer a su descendiente unos modales especiales. Los mejores colegios y estudios estuvieron a su alcance y los aprovechó. Lomana antes de ser famosa se dedicó a lo suyo.
Trabajaba al igual que su padre en un banco: El Santander, fue la entidad para empezar su carrera, precisamente en Londres, donde la llamaban la joven del pelo rubio. Eso de tener que madrugar y cumplir un horario está claro que envejece, Lomana decidió dejarlo para tener su propio negocio. Parece que fue una decisión acertada porque le ha ido muy bien.
Enfadada con todos
Las declaraciones de Lomana siempre han sido de lo más polémicas y le han servido para ser una de las mujeres más odiadas o queridas de este país. Con esta socialité no existe un término medio, sus peleas por esa extremada sinceridad que expresa son conocidas por toda la alta sociedad.
En el momento que expresó grandes críticas sobre los zapatos de la reina Letizia o sobre su estilo, empezó a ganarse amigos en la alta sociedad. Fue una de las causas del declive de Lomana que parece que últimamente está más escondida que nunca, siguiendo con su apasionante trabajo.
Un corazón roto
El amor de la vida de Carmen Lomana se fue hace casi dos décadas. El ingeniero chileno que le robó el corazón fue una persona capaz de convertir a Lomana en toda una experta en el mundo de la moda. Su pasión y entrega al trabajo le valieron a Guillermo Capdevilla una importante suma de dinero.
Las importantes patentes que parece que dejó después de su muerte en un accidente de coche le han servido a Lomana para sobrevivir, al menos ese es uno de los bulos que Carmen siempre ha intentado desmentir. Poco se sabe de esta situación, cuyo secreto ha preferido no desvelar.
El tiempo no pasa
Los polvos de talco que confesó que ponía en la sabana bajera cuando hacía el amor con su pareja, puede que sean una de las causas para su conservación. En un programa de televisión de hace unos años, Lomana se confesó en todos los aspectos. Desde la parte más intima con su marido, hasta sus cuidados de belleza.
Siempre ha defendido que su belleza es del todo real. Sus rasgos no son nada discutible, puede que tenga esa cara, pero las arrugas son algo natural que no parece que llegue nunca. Gracias a su cuerpo delgado y a mucho maquillaje, Lomana consigue ganarle el pulso a la edad que pone en su DNI.