Juan Carlos I está a punto de cumplir 80 años. Jubilado desde hace apenas tres, disfruta de una ajetreada vida, lejos del Palacio que le vio alzarse como Rey. Con un matrimonio en la cuerda floja, supuestos hijos secretos y una biografía polémica que pronto saldrá a la luz, repasamos sus días más oscuros.
Una familia que se cuestiona día tras día, una monarquía que cae al foso de los leones y los escándalos públicos, de los cuales, Juan Carlos vuelve a ser el Rey. En cambio, en su vida han ocurrido una serie de episodios que le han hecho mantenerse fuerte y poderoso.
La infancia traumática de Juan Carlos I
Juan Carlos vivió una infancia traumática en Portugal. Todos sabemos la afición de la familia por la caza y los problemas que han derivado de su amor por las armas. Desde que se cayera en su escapada africana, hasta el tiro de Froilán en la pierna, ha habido todo un sinfín de problemas provocados por las cacerías reales.
En Estoril se produjo el terrible accidente doméstico que acabó con la vida de su hermano menor, Alfonso, abatido por un disparo de Juan Carlos en la frente. El dictador Francisco Franco intervino para evitar que no hubiera alguna represalia. No se hizo ninguna investigación, simplemente se enterró al niño de 14 años y se pasó página.
Fidelidad e infidelidad
En una entrevista a la revista ‘Times’ en 1966 Juan Carlos mintió o se hizo el duro. Afirmó que jamás aceptaría la corona si su padre seguía vivo. Los problemas por la sucesión fueron otro de los grandes traumas del monarca. Casado con Sofía y en busca de crear su propia familia, tenía motivos por los que luchar.
Por un lado, sufría las presiones de su mujer. Sofía siempre ha sido una mujer dispuesta a proteger a su familia y darles lo mejor. Se implicó y fue una de las piezas clave del final desenlace de la situación. Con el corazón dividido, se mantuvo en su línea hasta que ya no pudo más.
Un padre siempre es un padre
Juan Carlos I se quedó sin el título de príncipe de Asturias. Cuando las conversaciones con Franco se intensificaron, el discurso del futuro Rey cambió por completo: hubo intensas disputas por ocupar el trono, que no estaba destinado para su padre. Se rompía, de este modo, la línea sucesoria por parte de don Juan.
Las conversaciones con el conde de Barcelona fueron de lo más tensas. Él sabía que no salvaba la monarquía, sino que se utilizaba a Juan Carlos como arma para seguir la línea de un dictador. La decisión y la figura de Franco fueron decisivas. Nunca aceptó que su hijo fuera rey, sino todo lo contrario.
Juan Carlos I, el seguidor de Franco
Las conexiones con la dictadura fueron una constante durante todo el reinado del nuevo rey. Antes de que jurara el cargo ya actuaba como embajador de Franco por el mundo. En 1971 se encontró con el presidente Richard Nixon en una visita para promocionar la situación española. Se intentaron crear lazos con el país más avanzado del mundo: Estados Unidos.
El papel de Juan Carlos como mediador era una necesidad para la dictadura que sufría por evitar el país finalmente quedase aislado. Era el único desarrollado que tenía un sistema impuesto, arcaico y por lo que se veía era vitalicio. Gracias a la ayuda de Juan Carlos, en 1974 se estableció un tratado de colaboración con Estados Unidos.
22 de noviembre de 1975
Después de la muerte del dictador, Juan Carlos era proclamado Rey de España y jefe de estado. Al contrario de lo que muchos esperaban, el nuevo monarca se extendió en un discurso de lo más emotivo. Juan Carlos se deshacía en halagos y palabras de agradecimiento a la figura de un dictador fallecido.
Su discurso de Navidad del mismo año, acompañado de toda su familia estaba encaminado a ir en la misma línea. Sorprendió a un pueblo que estaba todavía en estado de shock. Una familia unida y repleta de emoción salía en directo por la televisión para ofrecer una imagen de unión y fidelidad.
Una constitución a su favor
Se empieza a redactar toda una serie de artículos destinados a favorecer la Casa del Rey. En primer lugar, Juan Carlos, consigue que su padre renuncie oficialmente a sus derechos monárquicos. No hay nadie que puede hacerle sombra. A continuación, se centra en toda su familia.
El artículo 65 asigna a la Casa del Rey un presupuesto fijo anual. Se acabaron las estrecheces. La familia tendría en su poder una cantidad de dinero más que aceptable para sus gastos personales. El rey es el jefe de Rstado y Juan Carlos ha sabido jugar muy bien todas sus cartas oficiales.
Objetivo a destruir
Su figura estuvo siempre en peligro. Desde el golpe de estado de 1981, hasta supuestos intentos de ETA para acabar con su figura, nos dejaron a un Juan Carlos más poderoso. Su fuerza se hizo evidente durante febrero de 1981, momento en que a pesar de evacuar a su familia se mantuvo firme.
En su intervención célebre, defiende la Corona que tanto le costó ganarse. Se mantuvo en el lugar y expresó que sería el símbolo de la unidad de la patria que nadie podría destruir. El pueblo le dio la razón y no se unió a los sublevados. Juan Carlos se convertía en el salvador de su país o, al menos, eso fue lo que se creyó.