Ya han pasado cinco años desde que don Juan Carlos decidió retirarse y ceder el trono a su hijo, don Felipe de Borbón. Ahora, acabamos de descubrir que el rey no tuvo alternativa y que se vio presionado a la hora de abdicar en su heredero. ¿Quieres conocer los motivos que lo llevaron a tomar esta decisión? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
“Me muero de rey”
> El exministro José Bono asegura en su libro, Se levanta la sesión. ¿Quién manda de verdad?, que hace ocho años, don Juan Carlos no tenía intención ninguna de abdicar. De hecho, ni siquiera consideraba que su hijo, don Felipe de Borbón, estuviera preparado para asumir el mando. “El príncipe está aprendiendo mucho, pero no tiene mi carácter campechano. Tiene mucho que aprender”, señaló el esposo de doña Sofía durante una conversación con el expresidente del Congreso de los Diputados, ahora convertido en escritor. Su intención era morirse “de rey en la cama”, pero la cosa cambió mucho en tan solo cuatro años. Una serie de escándalos y polémicas que rodearon a la figura de don Juan Carlos lo presionaron a la hora de levantarse del trono. ¿Quieres saber por qué cambió de opinión en cuanto a este asunto tan importante? Sigue leyendo, te contamos los detalles a continuación.
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El rey pide perdón
> Los españoles se levantaron el 14 de abril de 2012 con una horrible noticia acerca de la salud del rey Juan Carlos I: se había roto la cadera durante un viaje a Botsuana, del que la opinión pública no tenía conocimiento. Sin embargo, a lo largo del día, la actualidad informativa recayó sobre un asunto que distaba mucho a la caída que sufrió el monarca. El Borbón estaba cazando elefantes en África, una actividad que la inmensa mayoría de la ciudadanía española no tardó en reprocharle, teniendo en cuenta que se trata de una especie en peligro de extinción. A pesar de sus disculpas públicas y de su “no volverá a ocurrir”, las reacciones no se hicieron esperar y la imagen de la Corona quedó a la altura del betún. De hecho, la organización ecológica WWF retiró al soberano su título de presidente honorífico, presionada por las miles de misivas que llegaron a su sede. Pero no fue esta la única consecuencia a la que don Juan Carlos tuvo que hacer frente ante tamaña polémica, sino que el nombre que más dolores de cabeza le ha provocado estaba a punto de aparecer en los titulares.
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Pongo en peligro la monarquía
> Con el escándalo de Botsuana en pleno apogeo, el nombre de Corinna zu Sayn-Wittgenstein empezó a colarse en las páginas de la prensa. Por aquel entonces, de ella solo se sabía que acompañaba al rey en casi todos sus viajes, pero nadie conocía cuál era su función exactamente. Ella estuvo con el monarca cuando se rompió la cadera y su aparición ante la opinión pública solo era un preámbulo de todo lo que estaba por llegar. Pocos años después, se filtraron unas grabaciones en las que la aristócrata alemana no dejaba en muy buen lugar a don Juan Carlos I, sumando así un nuevo escándalo que salpicaba a la Corona. “Estoy seguro de que pongo en peligro la continuidad la monarquía”, lamentó entonces el Borbón, tal y como ha publicado José Bono en su libro, Se levanta la sesión. ¿Quién manda de verdad? Fue en ese momento cuando el jefe de Estado llegó a plantearse realmente una abdicación, pero todavía faltaba por explotar una de las peores polémicas que sacudieron a Casa Real.
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Juan Carlos da el paso adelante
> No cabe ninguna duda de que el Caso Nóos fue una de las peores piedras con las que la monarquía se topó en su camino. Por primera vez en la historia de nuestro país, una infanta se sentó en el banquillo y se vio en la obligación de declarar ante un tribunal. Se trata de unos de los peores escándalos a los que Zarzuela tuvo que hacer frente, y don Juan Carlos I, todavía rey, tuvo que comerse el marrón. En ese momento empezó a plantearse de verdad una abdicación en su hijo y ceder el trono a “una nueva generación” que “reclama su protagonismo”. Poco después de destaparse la polémica, el monarca anunció que se retiraba del trono en pro de su hijo, don Felipe VI, que se convirtió en jefe de Estado el 19 de junio de 2014.
No podemos olvidarnos de hacer referencia a un asunto que nunca se ha confirmado desde fuentes oficiales, pero que pudo tener un peso relevante a la hora de que el rey Juan Carlos I tomara la decisión de abdicar. Su mala relación con doña Letizia no le hacía las cosas fáciles y se dice que ella presionaba desde la sombra con tal de que su suegro no manchara la imagen de sus hijas. Te contamos todos los detalles a continuación.
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La sombra de Letizia
> Fuentes cercanas a Zarzuela confirman que a la reina no le sentó nada bien que las polémicas en las que su suegro se vio inmerso mancharan una institución de la que ella formaba parte. Tampoco le hacía gracia que su hija, la princesa Leonor, algún día tomara las riendas de una Corona salpicada de corrupción, mentiras y sangre de elefante. Así, no son pocos los que aseguran que doña Letizia presionó desde la sombra para hacer efectiva la abdicación de su suegro. Ahora que don Juan Carlos no tiene obligación de acudir a los actos oficiales, su ausencia está casi asegurada en todos los eventos en los que Ortiz está presente, denotando así la mala relación que hay entre ellos. Ni siquiera se dejó caer por el Teatro Campoamor de Oviedo, para ver en riguroso directo el debut institucional de su nieta, la misma que un día seguirá sus pasos.