La monarquía no deja indiferente a nadie. Lo cierto es que don Felipe y doña Letizia son objeto de comentarios. La familia real está más en boga que nunca. Y más tras la movida Navidad que han vivido. El permiso penitenciario de Urdangarín y el paseíllo junto a la infanta Cristina han levantado una oleada de comentarios. Sin embargo, esto no es lo peor. Y es que en Sálvame han acabado a gritos por culpa de los reyes. ¿Qué ha pasado? Te lo contamos todo a continuación.
El peor año de la familia real
> Los vientos soplan en contra en Zarzuela. Los reyes temían que el permiso penitenciario de Iñaki Urdangarín se volviera en su contra. En este sentido, don Felipe y doña Letizia han creado un cordón sanitario que les separa de los ex duques de Palma. Los maledicentes aseguran que el mismo se extiende también a los hijos de Cristina. La cuestión es que Iñaki y la infanta se han dejado ver en amor y compañía por las calles de Vitoria. Allí el ex deportista recibió grandes muestras de afecto mientras su madre, su esposa y algunos de sus hijos contemplaban con emoción la situación.
La hija mediana de don Juan Carlos y doña Sofía ha vuelto a dejar claro que no sigue consignas dictadas por don Felipe y mucho menos por doña Letizia. De ahí que se haya dejado fotografiar a placer paseando por las calles más céntricas de la ciudad. Sin duda, un órdago en toda regla a los reyes. Cuestiones como estas han ocurrido en otras monarquías donde se ha separado lo público de lo privado. Así, los diversos integrantes de familias reales que han tenido problemas han sido relegados al ostracismo en la parte institucional pero arropados en la familiar. El último caso conocido, el del príncipe Andrés de Inglaterra.
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Sálvame, a tortas por culpa de los reyes
> Lo cierto es que don Felipe y doña Letizia no dejan indiferente a nadie. Sus acciones son escrutadas con lupa. Pues bien, en Sálvame acabaron casi a tortas por don Felipe. Jaime Peñafiel visitaba el programa y se sucedió un ida y vuelta con Kiko Matamoros sobre la lectura del discurso de fin de año del rey. El colaborador resaltó que leía mal. En este sentido, Peñafiel añadió: “Los Borbones siempre han leído muy mal. Juan Carlos se perdía”.
Y tras esto, Anabel Pantoja salió en defensa de don Felipe, algo que hizo estallar a Kiko Matamoros con un exabrupto que pilló a todos por sorpresa: “¿Qué tal si proponemos, pedazo de vasalla, que la responsabilidad de un rey sea leer bien un discurso? ¿Pides respeto? Respeto que lo tenga él a todos, que no paráis de hacerle la pelota”. Ni que decir tiene que la sobrina de Isabel Pantoja quedó tocada y hundida.
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El gran dolor que atenaza a doña Sofía
> No están resultando unas navidades fáciles para doña Sofía. Su mente está a muchos kilómetros de Zarzuela. Y es que la reina emérita está muy preocupada por la salud de su hermano. Hace ya tiempo que Constantino de Grecia está muy delicado. De hecho, este año no se ha trasladado a Londres para disfrutar de las navidades junto a su hijo Pablo. El primogénito de Tino y Ana María suele reunir a los suyos en su mansión inglesa. Un lugar de cuento de hadas con parajes incomparables.
Se supone que una vez pasados reyes, doña Sofía pondrá rumbo a Puerto Heli para estar con su querido hermano. La acompañará la princesa Irene. Tal como siempre fomentó la reina Federica, sus hijos son una piña. Fueron los excesos de don Juan Carlos los que hicieron que Constantino le llamara al orden. La entente se rompió. Tino no podía soportar más las humillaciones que doña Sofía sufría por parte de su esposo. Han hecho falta muchos años para que la relación entre cuñados se recompusiera. Al final, Tino aceptó firmar la paz como regalo a su hermana por su ochenta cumpleaños.
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La decisión de Letizia que enfada a Felipe
> «Nada más casarse quiso escribir un diario. No hay que olvidar que era periodista», contó Peñafiel. Felipe se percató de lo que estaba haciendo y rompió con aquel efímero deseo: «Felipe la sorprendió escribiendo. Y se lo prohibió. Cuando entonces podía. Craso error». No sabemos qué habrá pasado con aquellas páginas que consiguió escribir, pero el periodista le animó hace unos meses a volverlo a intentar: «¡Adelante, querida! Un diario, si es sincero y se escribe no para ser leído por los demás, sino como un desahogo puntual e íntimo, como un onanismo de les hechos de cada día, puede llegar a ser tan valioso como la propia memoria». Sin duda, ese diario cobraría un valor incalculable con el paso de los años, ya que estamos seguros que en sus páginas se revelarían importantes secretos de la Corona, que a día de hoy se desconocen por completo.