Con la llegada de la pandemia de COVID-19 hemos tenido que comenzar a optar con medidas de precaución y prevención básicas como son las mascarillas. Estas permiten que el virus no se propague más de lo normal y ayuda a que la pandemia pueda controlarse. Sin embargo, incluso utilizando mascarillas continúan los rebrotes.
Como ha indicado el gobierno español hace poco, las mascarillas vuelven a ser de uso obligatorio lo que ha hecho que aumenten los problemas de acné en muchos. Esto se debe que debemos mantenerla puesta por muchas horas y en la cara escasea la transpiración aumentando el número de bacterias además de que hace mucho calor y se suda mucho más.
¿Cómo podemos evitar que brote el acné debido a las mascarillas?

Para todo hay solución en esta vida y es que controlar el acné no es una tarea imposible. Sin embargo, para alcanzar ese objetivo debemos tener buenos hábitos y constancia ya que si no, por mucho que esperemos sentados, nada va a cambiar.
Fíjate en el tipo de mascarilla que usas

Es obvio que no podemos ponernos cualquier mascarilla y pensar que va a transpirar igual que cualquier otra. Lo principal que debemos tener en cuenta es de qué está hecho el material de la mascarilla que llevamos puesta. Siempre debemos optar por mascarillas que estén realizadas de algodón ya que permiten que la piel respire mucho mejor y evitar que los poros se obstruyan. Por supuesto, hay que mantener un equilibrio entre la importancia del material de la mascarilla y el nivel que nos aportan de protección.
Además, si hace mucho calor y sudas, lo recomendable es que mantengas tu mascarilla limpia. En el caso de que pueda lavarse, así debes hacerlo y en el caso de que sean de usar y tirar, nunca las reutilices porque aunque uno no ve nada, la mascarilla está llena de bacterias que afectan a nuestra piel y son las que luego producen brotes de acné.
Si te cuesta visualizarlo, tienes que pensar que es como llevar ropa interior. La ropa interior siempre se lava con frecuencia para evitar bacterias e infecciones, y de la misma manera, se debe lavar la mascarilla. Si decidimos no hacer este paso lo que ocurre es que toda la grasa, sudor y suciedad de la mascarilla se quedan ahí y cuando la vuelvas a colocar irás aumentando el nivel de estos factores.
Comienza una rutina de cuidados para tu piel

Es importante que además de fijarnos en el tipo de mascarilla que llevamos y de su limpieza, tengamos en cuenta a su vez la limpieza de nuestra cara. En nuestra piel se acumulan muchas impurezas a lo largo del día y de la noche que debemos limpiar para que los poros no se obstruyan. Es por eso que se recomienda utilizar un limpiador suave que no tenga jabón y un humectante. Este último es una buena opción ya que puede ayudar a proteger a la piel de la fricción con la mascarilla.
Otra de las cuestiones a tener en cuenta es que todo lo que echemos en la zona de piel que cubre la mascarilla tendrá un efecto potenciado. Por poner un ejemplo, cuando tenemos los pies agrietados y utilizamos un ungüento luego lo cubrimos con tela para que surta mayor efecto. En este caso con las mascarillas ocurre lo mismo. De esta manera tenemos que tener mucho cuidado con qué productos nos ponemos en la piel y evitar todos aquellos que tengan como compuestos ácidos o retinoles.
También podemos acompañar al limpiador y al humectante con una mascarilla o dos a la semana de arcilla. Podemos escoger la arcilla que más nos convenga y eso hará que los poros se limpien.
Se acabó el uso de maquillaje

Está claro que si hablamos de que echar productos sobre la piel tienden a obstruir los poros, el maquillaje entra dentro de esto. Los cosméticos por lo general necesitan de limpieza y si nos lo ponemos llevando mascarilla el resultado al llegar a casa va a ser peor y harás que la piel sufra más. Debemos evitar el uso de maquillaje para evitar que los poros se obstruyan aún más. Esto quiere decir que no debemos echarnos base de ningún tipo. Incluso han indicado que es malo ponerse crema solar debajo de la mascarilla y que lo más recomendable es ponérsela cuando ya no vayamos a usarla.
Shari Marchbein, dermatóloga de Nueva York, indica que hay que tener cuidado con la cantidad de veces que lavamos nuestra cara. Una por la mañana y otra por la noche es suficiente ya que si lo hacemos demasiado corremos el riesgo de que nuestro cuerpo piense que la piel está reseca y necesite más grasa lo que favorece al acné.
¿Qué tipo de arcilla es mejor para tratar el acné?

Las mascarillas de arcilla son idóneas para tratar los brotes de acné porque ayudan a absorber la grasa y el exceso de sebo. La arcilla tiene propiedades antibacterianas y son completamente naturales. Se suelen aplicar varias veces a la semana pero tampoco se debe abusar. Alrededor de dos veces por semana es lo adecuado.
El sebo es lo que se conoce como el aceite natural que termina produciendo acné si se genera en exceso obstruyendo los poros. La arcilla actúa como exfoliante natural y limpia la piel de toxinas. Todas las arcillas ayudan contra el acné pero hay dos en concreto que son las más usadas: la arcilla blanca y la arcilla verde. Son muy fáciles de encontrar por Internet en diferentes formatos como ya hecha crema o en polvo. En el caso de encontrarlas en polvo solo debes mezclar un poco de agua (destilada si es posible) junto con otro poco de polvo de arcilla hasta que se forme una masa consistente y extenderlo por el rostro. Se deja seca durante 20 minutos y luego se retira con agua templada. Notarás al instante cómo tu piel se siente limpia y suave.