Álex Puértolas, de influencer a estar sin dinero
Álex Puértolas, a quien muchos conocían por ser uno de los influencer con más prestigio de España trabaja ahora en otro rubro totalmente distinto. En una entrevista contó por qué dejó de trabajar en las redes cuando las marcas dejaron de llamarlo para hacer colaboraciones. «Ahora recojo chaquetas en eventos», confesó.
Puértolas se considera un influencer fracasado y así lo ha contado en el pódcast ‘Animales Humanos’ que conduce Ibai Vegan. El zaragozano quien alcanzó una gran cantidad de suscriptores en su canal de YouTube y que llegó a cosechar más de 160.000 seguidores en Instagram ya no se dedica a la publicidad como influencer, y explicó por qué.
Del éxito al anonimato
En su etapa de mayor éxito Álex Puértolas colaboraba con marcas de prestigio y estaba en contacto con los creadores de contenido más influyentes de España. Su círculo lo componían personas como Dulceida, Laura Escanes y María Pombo. Tal fue su éxito que llegó a publicar un libro en el que compartía su experiencia como influencer.
En su libro, Puértolas compartió con los lectores las características de su estilo de vida y trataba de influir positivamente en ellos en cuanto a lo importante que es perseguir nuestros sueños y atrevernos a vivir. Sin embargo, su vida ha cambiado mucho desde entonces. El círculo de personalidades se ha reducido mucho y su trabajo ha cambiado drásticamente.
La verdad de Álex Puértolas
Asumir el declive de su carrera, cuenta Álex, ha sido tremendamente difícil. Pasar de ser una estrella a terminar en el anonimato no fue nada fácil. Ante la pregunta de por que se considera un influencer fracasado responde: «Pues, porque fracasé… Llegó un punto en el que ya las marcas no me llamaban«, confesó.
Su situación se volvió tan difícil que tuvo que aparcar su movimiento en redes para conseguir un trabajo. «Acabé en una agencia de eventos que, para mi sorpresa, hago casi todos los eventos de ‘influencers'». Y vino entonces su más dura confesión: «Veo todos los días a gente que, cuando ellos empezaban, yo estaba más arriba. Me venían a decir que era su ídolo; ahora, me dejan la chaqueta y ni me miran a la cara«.
