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Tatiana Delgado y su culo destrozado y otros desastres de la cirugía estetica

Las cirugías son un arma de doble filo, porque por muchas reconstrucciones y simulaciones digitales que se hagan, hay algo que puede salir mal. Depende de muchos factores, por lo que las personas que se arriesgan a una operación innecesaria suelen tener tan baja autoestima que tienden a creer que lo necesitan y no pueden estar peor. Pero el problema surge cuando efectivamente, sí que se puede estar peor. Y estos son algunos ejemplos.

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Meg Ryan

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En los 90 era la naturalidad en persona

En los años 90, Meg Ryan estaba en alza, y tenía un lugar en Hollywood. Pero la presión por conseguir más papeles y mantener una carrera hace que las actrices se sientan cada vez más presionadas para mantener un aspecto. En este punto entra la cirugía estética, y nos damos cuenta de que después nada vuelve a ser lo mismo.

En realidad, hay un punto de no retorno, en el que no se puede dar marcha atrás. Y Meg Ryan lo cruzó hace tiempo, por lo que ya no hay margen de mejora alguno. Tal vez con el paso de los años, puede mejorar, pero si ese es el miedo precisamente, creemos que no hay mucha esperanza para que pueda tener una mejor imagen.