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Carmina Barrios: controvertida actriz, anécdotas escatológicas, madraza y humor prodigioso

Carmina Barrios visita El Hormiguero este jueves 4 de febrero para promocionar su nuevo proyecto en televisión. Se embarcará en una nueva aventura junto a Esty Quesada, más conocida en Youtube como Soy una pringada y Nuria Roca en la segunda temporada de Road Trip. El programa puede verse en el canal TNT y promete dar muchos momentazos. La incorporación de esta nueva integrante que se une a las ya conocidas y renombradas por ellas mismas «Thelma y Louise» dará mucho que hablar. En Cotilleo hemos querido recordar su infancia, los inicios como actriz, las películas que le han llevado a la fama y las anécdotas más divertidas sobre su vida. Las cuales no pueden faltar en su vuelta al plató de Antena 3 donde las hormigas Trancas y Barrancas harán se encargarán de realizarle las preguntas más indiscretas. Unas cuestiones que seguro, no tendrá reparo en contestar, pues ese ese humor que tanto la caracteriza, tiene totalmente enamorada a la audiencia.

Una infancia en Triana, un padre militar y su poca predilección por convertirse en monja

Carmina Barrios: controvertida actriz, anécdotas escatológicas, madraza y humor prodigioso

> Carmina nació en el barrio sevillano de Triana. Allí pasó su infancia, con sus padres y una familia llena de policías, militares y guardias civiles. Así lo recordó en el programa de entrevistas de Bertín Osborne hace no mucho, Mi casa es la tuya. «Toda la familia de mi padre era del cuerpo. Él cuando sonaba el himno en la televisión se ponía de pie. Yo hubiera sido buena militar». Además, confiesa que su padre era muy religioso, tanto, que su mayor ilusión habría sido que su hija Carmina fuera monja. «¿Yo, monja?, ¡qué coño! Si yo siempre he sido muy rebelde», decía negando que quisiera dicho destino.

«Era su ilusión, siempre lo ha dicho. Era muy rígido, muy estricto a la hora de educarnos. Me obligaba a ir a misa. Mi madre era ama de casa, muy sumisa«, dijo sobre sus progenitores. No dudó entonces en contar como se escaqueaba, desde muy pequeña, de entrar en misa, pues como ella misma cuenta es religiosa pero no practicante. «Me acercaba a la iglesia y me fijaba de qué color tenía el cura la sotana, pero luego me iba por ahí. Mi padre me preguntaba por el color, yo se lo decía y él, el pobrecillo, se lo creía».

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