Al promover el álbum ‘Smile’ – que se estrena este viernes 28 de agosto – Katy Perry, ha hablado extensamente sobre la intensa depresión con la que luchó después del fracaso del álbum ‘Witness’ (2017), que se vio agravada por su ruptura con su entonces novio y ahora prometido Orlando Bloom.
Pese a todas sus buenas intenciones, en ‘Witness’ se sentía cansada; pero en ‘Smile’, Perry suena rejuvenecida. Es un alivio escucharla redoblar en lo que hace mejor: bops (estilo musical del jazz) efervescentes con mucha sutileza emocional. Por lo que ‘Smile’ salta fácilmente del pop puro al baile de club, que persigue la euforia con una pizca de gospel introspectivo.
3En este punto, la positividad es prácticamente la tarjeta de presentación de Perry, y es comprensible
‘Firework’ y ‘Roar’ son algunos de sus mayores éxitos, y pocos artistas pueden pronunciar himnos de amor propio con tanta confianza y dramatismo como ella. Pero en un momento en el que muchos de sus compañeros están evolucionando sus sonidos y se impulsan líricamente, Perry nos está dando un déjà vu.
Por mucho que haya que amar de ‘Smile’ – y hay mucho – también se siente como el trabajo de una artista que se duerme en los laureles, reacia a hacer más cambios importantes después de la decepción de ‘Witness’, y centrada en mantener la marca de Katy Perry en lugar de forjar un nuevo terreno musical. Al final, sabemos que es capaz de hacer aún más pero, por ahora, solo tendremos que sonreír y soportarlo.
