El que fuera marido de la fallecida Duquesa de Alba, Alfonso Díez, ha dado un cambio radical en muy pocos años. En su última aparición pública ha salido totalmente renovado, tras haber pasado por chapa y pintura, del taller de su cirujano. Con un rostro que no parece suyo, parece haberle pillado el gusto a eso de la cirugía estética.
El efecto Camilo
Sin duda, una persona extraña, que puede incluso aterrorizar a los niños por la noche. Pero, no obstante, no todo es negativo, ya que con el tamaño de esos pómulos, Alfonso Díez sería capaz de quitarle la chapa a un botellín de cerveza en un santiamén con el simple hecho de esbozando una leve sonrisa. Y es que no siempre todo es malo.
