Doña Letizia no gana para disgustos. Tras pasar un verano cargado de intranquilidad, llega el momento del regreso a la actividad. Será la semana que viene cuando los reyes se reincorporen al trabajo. Y ya en septiembre, la princesa Leonor se enfrenta a su primer acto público, algo que tiene de los nervios a la reina. Por si lo anterior no fuera suficiente, la infanta Elena ha vuelto a provocar la cólera de la soberana. ¡El órdago de Elena a Letizia!
Annus horribilis en palacio
El 2018 pasará a la historia como uno de los peores años para la familia real. Hacía tiempo que la monarquía estaba tocada pero no ha sido hasta ahora cuando ha rozado el hundimiento. El daño a la imagen de la institución causado por Iñaki Urdangarín ha sido mucho. Junto a él, la infanta Cristina, que lejos de mostrarse conciliadora se ha comportado como una niña pequeña olvidando sus orígenes.
En Zarzuela creían que una vez Iñaki ingresara en Brieva la presión se calmaría. Nada más lejos de la realidad. Las cosas están peor que nunca. La infanta Cristina se ha quejado de que la han dejado sola y desamparada en lo que van a ser unos años cruciales para ella y sus hijos. Sin embargo, don Felipe lo tiene claro, no hay lugar para su hermana si él está cerca. Así las cosas, la mediana de los reyes eméritos ha vuelto a refugiarse en la familia Urdangarín.
Sin perdón
Parecía que este verano sería el de la reconciliación familiar. Algunas informaciones apuntaban a que doña Sofía recibiría en Marivent la visita de Cristina y su prole. Junto a ellas, la infanta Elena y sus hijos. Sin duda, hubiera sido todo un símbolo de que Cristina había sido readmitida a nivel familiar una vez Iñaki ingresó en prisión.
Don Felipe ha querido enviar un mensaje claro a los ciudadanos sobre quién conforma la familia real y además tiene labores de representación. El núcleo duro está compuesto por el rey, doña Letizia, Leonor y Sofía. Tras ellos, la reina emérita y la infanta Elena. En cuanto a Cristina y don Juan Carlos, se han quedado fuera de la foto sine die.
El rey a galeras
Cuando sucedió el rifirrafe entre reinas, el rey emérito habló con su hijo y expresó que la imagen transmitida era terrible. Sin duda, lo ocurrido mostró muy a las claras que no se equivocaban las crónicas que hablaban de profunda distancia familiar. En Zarzuela se pusieron manos a la obra para ofrecer otra imagen que pasaba porque doña Sofía y doña Letizia aparecieran juntas, sonrientes y cómplices.
Con lo que no contaba nadie era con que don Juan Carlos tendría que ser apartado del veraneo real. Ocurrió cuando se hicieron públicas unas grabaciones donde Corinna destapaba una supuesta actividad opaca del rey emérito en relación a la gestión de su patrimonio. Había que salvar a don Felipe de su padre y se trazó un plan para que no manchara su imagen. Todo indica que don Juan Carlos y su hijo no volverán a compartir protagonismo en actos institucionales.
Las traidoras
La ausencia del rey emérito en Palma se justificó alegando motivos de salud. Sin embargo, don Juan Carlos ha estado de un lado para otro y no ha necesitado cumplir el comentado reposo. Mucho ha dado que hablar una cena que compartió con diferentes comensales donde parece que unió su mano, bajo la mesa, a una de las asistentes en repetidas ocasiones. ¿Estamos ante una nueva amiga especial?
Don Juan Carlos siempre ha sido hombre de acabar la amistad con sus amigas en buenos términos. De hecho, en algunos casos, hasta sigue manteniendo contacto telefónico con alguna de estas mujeres. Solo en dos ocasiones ha roto su máxima de buena entente, con Corinna y con una actriz. Las dos le traicionaron. La primera largando lo más grande y la segunda grabando lo que nadie se imagina.
Las malas compañías
Fiel a sus costumbres, don Juan Carlos despide el verano en Sotogrande. Su estancia coincide con el Torneo Internacional de Polo, al que ya ha acudido otros años en compañía de su hija mayor. Lejos de esconderse, el rey emérito se ha dejado ver junto a buenos amigos que tiene por aquellos lares. Por otra parte, la infanta Elena y sus hijos también se han desplazado hasta este rincón de Cádiz para disfrutar de la compañía de don Juan Carlos.
Don Felipe ha pedido a quienes conforman el núcleo duro de la familia real que no se dejen ver en público con la infanta Cristina y el rey emérito. Se trata de que el comportamiento de ambos no salpique a quienes están limpios de escándalo. En este sentido, no hay nada que hacer con la infanta Elena, que hace de su capa un sayo. Froilán y Victoria Federica siguen el ejemplo de su madre.
Una infanta con mucho carácter
El hecho de que Elena de Borbón tenga intención de mostrarse en público con su padre es algo que disgusta a doña Letizia, pues considera que el rey está haciendo un gran esfuerzo para recuperar la institución y este tipo de comportamientos no hacen más que perjudicar. Así las cosas, la reina se ha enfado sobremanera al enterarse de los planes de su cuñada, que parece disfrutar poniéndola al límite.
Elena de Borbón tiene un carácter muy fuerte. Cuando se enfada, cuesta dios y ayuda reconducirla. Bien lo saben quienes trabajan para ella, no es una mujer fácil. En este sentido, es muy parecida a don Juan Carlos. Ambos gesticulan y alzan a voz. Nada que ver con doña Sofía y don Felipe, con más aguante y capacidad de reflexión antes de estallar.
Victoria Federica, más dulce que la miel
Victoria Federica es una joven dulce y simpática. Destaca por lo familiar que es. Este verano en Palma pudimos verla dándole mimos a su madre. Y es que es de lo más cariñosa. Le da igual que los fotógrafos estén delante, ella se muestra tal cual es. De Victoria sabemos que tiene una gran sensibilidad para el ballet y la música. Aficiones que comparte con doña Sofía.
La separación de sus padres no es algo que haya acusado Victoria ya que ha podido pasar mucho tiempo con ellos. Al igual que con Elena, también está muy unida a Jaime. Tres cuartos de lo mismo ocurre con Froilán. Además, los dos hermanos se llevan de maravilla. Comparten ocio y pandilla. La diferencia es que Victoria Federica no se desmelena tanto como Froilán. Es más responsable y reflexiva, para tranquilidad de sus padres, que sufren lo suyo con la forma de entender la diversión de su hijo.
Aficiones que separan
Victoria Federica ha heredado el amor por los toros de su madre, una gran aficionada que siempre que puede se escapa a ver una corrida. La infanta ha querido transmitir este amor a sus hijos y desde pequeños los ha llevado con ella. El resultado es que son dos grandes aficionados y, según su madre, entendidos en la materia.
La familia real está dividida en cuanto a lo taurino. A quien no le gusta nada esta cuestión es a la reina Letizia, de ahí que repruebe la asistencia habitual de su sobrina Victoria en las plazas de España. Y es que doña Letizia pertenece al grupo de los animalistas y nada que vaya en contra de esto cuenta con su aprobación. De ahí que esté más que enfadada con el hecho de Victoria y Froilán sean tan acérrimos de la fiesta nacional. Considera la soberana que deberían tener aficiones propias de su generación.
Letizia, una mujer de su tiempo
Si algo tiene la reina Letizia es que es una mujer de su tiempo, de ahí que esté comprometida con las causas que preocupan a la sociedad actual. Su apoyo al colectivo LGTB es total. De hecho, algunos de sus componentes se han expresado sobre la sensibilidad de la soberana hacia su situación. Algo que echaban de menos con la reina Sofía.
Doña Letizia ni ha ido ni se la espera en los toros. El mundo de la tauromaquia sabe que no tiene en ella una aliada. Visto lo visto, hasta se entiende que monte en cólera por el fervor taurino de sus sobrinos. Aunque todo puede ir a peor si se confirma la relación entre Victoria y alguno de los dos toreros que dicen la rondan. Hablamos de Gonzalo Caballero, uno de los mejores amigos de Froilán, y Roca Rey, el peruano que más se arrima al morlaco.
Victoria, Letizia y viceversa
Y si la reina Letizia está molesta con su sobrina, pues viceversa. Y es que Victoria Federica quiere mucho a su familia. Tiene debilidad por su abuela materna, de ahí que cuando supo lo que su tía le hizo a doña Sofía en la última misa de Pascua, se enfadara mucho. Y no solo eso, sino que con gestos demostró que la apoyaba completamente.
Si en algo coinciden Victoria y Froilán es en el gran amor que sienten por los suyos. El hijo de la infanta Elena se ha llegado a pelear cuando ha escuchado hablar mal de don Juan Carlos. Su hermana no llega a tanto pero con sus maneras demuestra de qué lado está. Y es que doña Sofía sí ha podido disfrutar de sus nietos mayores. Nada que ver con lo que ocurre con Leonor y Sofía, siempre bajo la tutela de la abuela Paloma.
Vaya tela, majestad
Por más paripé palmesano que nos den, la familia real sigue divida en dos bandos. Por un lado, doña Sofía y la infanta Elena, por otro, doña Letizia y sus hijas, y en el medio, don Felipe. Vaya tela, majestad. Lógicamente, el resto de familiares tienen que tomar partido. Pues, bien, Victoria Federica lo tienen claro. Está con su madre y su abuela.
Y eso que parecía que doña Letizia quería congraciarse con su sobrina regalándole algunos de sus looks. Y sí, Victoria los aceptó, y no solo eso, también los lució, pero en relación a su abuela y su madre, no parte peras. Está a su lado a las duras y a las maduras. Por cierto, que el estilo de vestir de la joven fue muy alabado este verano. Y es que nos arrebata su belleza serena, su media sonrisa perenne y su porte elegante y etéreo de bailarina clásica.
La familia real española tiene muchos rincones oscuros en los que hace muy poco ha entrado la luz. Durante años, el rey Juan Carlos ha estado protegido por un pacto no escrito mediante el cual la prensa no informaba de aspectos relativos a su vida privada. Eso se acabó tras lo sucedido en Botswana. ¿Qué secretos esconde el reinado de don Juan Carlos? ¿Por qué infanta Cristina teme a doña Letizia? Te lo contamos.
Los deslices de Juan Carlos
La fama de mujeriego de don Juan Carlos ha traspasado fronteras. En este sentido, el rey emérito se ha comportado como soltero estando casado. Una de las mujeres con más peso en su vida ha sido Marta Gayá. Atractiva y bien posicionada, la dama, a quien algunos señalan como decoradora y representantes de firmas de alta gama, es la sombra del rey. A ella recurre en los momentos más complicados de su vida.
Por Marta, don Juan Carlos ha abandonado sus deberes institucionales. En cierta ocasión, el gobierno de Felipe González quedó atascado por no estar el monarca localizable para firmar un decreto. Posteriormente, se supo que el rey estaba acompañando en Suiza a su querida amiga, convaleciente de una operación de cirugía estética.
Una amistad inquebrantable
Los íntimos de don Juan Carlos, como Antonio Bouza, señalan que Marta es una mujer que jamás ha hecho gala de su amistad con el rey emérito ni tampoco se ha beneficiado de la misma. Además, apostillan que nunca se ha interpuesto entre el soberano y doña Sofía. Sin embargo, este punto se contradice con las ocasiones en que don Juan Carlos ha hecho feos a su esposa para destacar a Gayá.
Ocurrió en varias ocasiones en el club náutico de Palma que el rey emérito hizo esperar a todos los comensales para comer hasta que llegó Marta. Doña Sofía tuvo que aguantar la humillación con la mejor de las sonrisas. La existencia de Marta es conocida por los hijos de don Juan Carlos y hasta aceptada. De otro modo no se entiende que don Felipe aceptara coincidir con Gayá en la boda de su ahijada, Martina Jaúdenes, el año pasado.
Doña Sofía también llora
Doña Sofía ha llegado a necesitar asistencia psicológica por culpa de las relaciones extramatrimoniales de su marido. Este punto fue confirmado por Antonio Bouza, quien recomendó al rey emérito que tratara con amabilidad a la reina dado que tanta exposición le provocaba un gran sufrimiento. El problema es que doña Sofía se casó enamorada y el rey emérito lo hizo por conveniencia. Sobre esta cuestión, Franco le insistió mucho creyendo que así centraría su intimidad en una sola mujer.
Los primeros años de matrimonio, doña Sofía era ajena a los escarceos de su marido. Hasta que un día quiso darle una sorpresa y la sorprendida fue ella. El rey le había dicho que se iba con unos amigos a cazar y cuando llegó a la casa donde se hospedaba el grupo, alguien intentó barrarle el paso. Descubrió a su marido con una amante y salió de allí envuelta en lágrimas y con la decisión firme de separarse. Cogió a sus hijos y puso rumbo a La India para reunirse con su madre, la reina Federica, y su hermana, la princesa Irene.
La espantá
La reina emérita quería iniciar una nueva vida con sus hijos. Era su deseo, pero su madre, la reina Federica, le hizo ver la realidad. Le habló de la vida que le esperaba como divorciada y sin fortuna propia. Se vería condenada a viajar de país en país viviendo de la caridad de amigos y familiares. El panorama era desolador. Al final, claudicó y regresó a Madrid, aunque ya con la inocencia perdida.
La espantá de la reina emérita volvería a repetirse en mayo de 1991. Doña Sofía, cansada de aguantar se fue con su prima Tatiana Radziwill a Bolivia. El viaje se disfrazó como una visita anteriormente pactada pero la realidad era que doña Sofía ya no podía más. En aquellos días, a don Juan Carlos lo relacionaron con una cantante y con una vedette. Aquí hubo algunos problemas porque el soberano las simultaneó y una de ellas montó en cólera.
Esto es espectáculo
En 1994, el rey emérito se cansó de Bárbara Rey y le dijo que la relación se había terminado. La vedette no se lo tomó bien. Al parecer, insistió en que retomaran lo suyo, al punto que don Juan Carlos se vio obligado a cambiar de número de teléfono. Debió pensar la vedette que la aventura con el soberano iba a garantizarle una vida sin preocupaciones económicas. Sea como fuere, el caso es que la Rey transmitió a quien correspondía que tenía un gran material privado donde se veía al soberano en la intimidad.
Lo más escandaloso de este asunto es que Bárbara había llenado su casa de cámaras y micrófonos para registrar sus encuentros con don Juan Carlos. Lo tenía grabado en la cama y, lo que es peor, explayándose a gusto sobre doña Sofía y la pesada carga que significaba este matrimonio para él. El asunto se desactivó durante un tiempo gracias a que a la murciana le dieron un programa de televisión, Esto es espectáculo, y también un sueldo mensual, que recibió durante al menos un año, consistente en un millón de las antiguas pesetas.
El trabajo sucio
El rey emérito no tuvo piedad con quien fuera Secretario de la Casa de su Majestad el Rey de España. Cuando supo que Sabino Fernández Campo había perdido a un hijo, ni él ni doña Sofía acudieron al entierro. Sin duda, un comportamiento reprobable dados los servicios que Sabino le hizo al rey. A él correspondía tratar con la prensa para que no se publicaran las correrías de don Juan Carlos. También se encargaba de guardar bajo siete llaves las informaciones comprometedoras. En una palabra, blindó al soberano para que nada le salpicara.
Sabino fue vital para neutralizar a Ruiz Mateos cuando aseguró, tras la expropiación de Rumasa, que había entregado 1.000 millones de pesetas al rey. Al parecer, existía recibo de la transacción económica. También se encargó de neutralizar a una de las amigas de don Juan Carlos en su juventud, Olghina de Robiland, que aseguró que el soberano era el padre de su única hija, Paola. Fernández Campo se encargó de adquirir el paquete de cartas que atestiguaban esta relación para echarlo al fuego. El ejemplo de Sabina confirma el dicho de que los Borbones no son en exceso agradecidos.
Las drogas
Siempre se ha dicho que la reina Sofía ha sido muy respetuosa en cuanto a las decisiones sentimentales de sus hijos. Sin embargo, el interrogante se cierne sobre su cabeza en relación a Isabel Sartorius, con quien se relacionó a don Felipe en su juventud. El bloqueo al noviazgo se llevó a cabo vía filtración que se materializó con la publicación de un artículo titulado “Drogas, la razón por la que Isabel Sartorius nunca será reina de España”.
Según explicaba el autor de la crónica, José Ayala, la reina Sofía se negó a la relación de su hijo con Isabel Sartorius cuando supo que uno de sus hermanos fue detenido en Argentina por consumo de cocaína y que Isabel Zorrazquín, madre de Isabel, fue investigada en relación al narcotráfico por el juez Carlos Bueren. En sus memorias, Isabel negó que tal cosa fuera cierta y que la reina emérita siempre la trató muy bien.
El pronto de los Borbones
Mucho se habla del carácter de doña Letizia y muy poco sobre el del rey emérito y la infanta Elena. Padre e hija tienen fuertes explosiones de personalidad en las que mejor ponerse a salvo. Las amigas de Elena explicaron en un reportaje para Vanity Fair que la hija mayor de los reyes eméritos cargaba con una pesada cruz: “A Elena la han vapuleado desde la infancia con el rumor de que tenía graves problemas de aprendizaje. Y es muy injusto. Fue la primera que trabajó fuera de la Corona, la primera en tener cargos ejecutivos y no honoríficos”.
Sobre Elena de Borbón existe un manto de silencio acerca de sus problemas de aprendizaje. Según algunos, desde que era una niña recibe terapia por parte de una prestigiosa psicóloga. La misma estaría destinada a domar ciertos aspectos de su carácter, como el de su fuerte temperamento.
Cristina teme a Letizia
Que las relaciones de doña Letizia con su familia política son prácticamente inexistentes es algo que se supo hace años. Daba la sensación de que sus formas no gustaban ni a sus suegros ni a sus cuñadas, y que ahí quedaba la cosa. Sin embargo, parece que Elena y Cristina temen a la reina. Al punto de que hace unos años, cuando ya doña Letizia estaba bien asentada en Zarzuela, Cristina de Borbón quiso que su padre le entregara la herencia que le correspondía en vida.
La infanta estaba temerosa de que doña Letizia pudiera influenciar a su hermano y así salir ella perjudicada cuando el reparto se produjera. En esos días, los Urdangarín no habían sido apartados de la corte pero el ambiente estaba ya muy enrarecido. Don Juan Carlos, que no atravesaba su mejor momento a nivel de salud, dijo a su hija que estuviera tranquila, que todo estaba atado y bien atado.