En plena celebración por el ochenta cumpleaños de la reina Sofía, Jaime Peñafiel ha concedido la que, hasta el momento, es su entrevista más dura. En conversación con Toñi Moreno en Viva la vida, Jaime ha arremetido, como nunca, contra la que algunos llaman la reina madre griega. Y también ha aprovechado para abordar uno de los capítulos más duros de su vida. Se trata de la muerte de su hija, enferma de SIDA, tras verse atrapada por la red de las drogas. Peñafiel ha desvelado, por primera vez, lo que ocultó sobre su despiadado adiós.
La Princesa, maleducada
Jaime afila el colmillo a la hora de hablar sobre la fotografía por el ochenta cumpleaños de la reina Sofía. Especial interés muestra en destacar la posición de doña Letiza muy protectora de su hija Leonor, a quien coge de la mano: “ojo a la mano de Letizia”. Para Jaime, cuya animadversión hacia Letizia es vox populi, esta fotografía es el reflejo de la educación que está recibiendo la Princesa dé Asturias: “es propio de la educación, de la mala educación porque seguramente en su casa escucha a Letizia hablar mal de su abuela y todo lo que ha pasado responde a esto”, en clara alusión al enfrentamiento de hace unos meses en Palma de Mallorca.
Jaime también hace referencia a la posición de la reina Sofía, que acaba de cumplir ochenta años. De ella destaca que “como madre se ha equivocado mucho”, y que su vida está llena de “luces pero también de muchísimas sombras”. Y la más dura, la que relata cuando su hija murió, enferma de SIDA, y adicta a las drogas. En la siguiente pagina, el dolor de Peñafiel.
Rebuscó sus armarios para buscar el motivo
Visiblemente emocionado, Jaime relató cómo fue la muerte de su hija. Enferma de SIDA, la joven había caído en las redes de las drogas y él, en su desesperación, decidió contactar con doña Sofía. Lo hizo a través de una carta en la que le pedía poder conversar: “por aquel entonces yo pensé que las drogas era un problema marginal y necesitaba una terapia. Le escribí porque ella presidía una asociación de este tipo de enfermos. Su respuesta nunca llegó”. El periodista asegura que fue Juan Carlos quien se puso en contacto con él: “me telefoneó para darme ánimos y decirme que estaba a mi disposición para todo aquello que necesitara. Yo estaba muy mal por el dolor que me afligía”.
Es el capítulo más duro de Peñafiel. Al morir su hija, sí recibió una carga de la Reina: “llegó tarde y, aunque no le guardó ningún rencor, creo que lo nuestro se tendría que haber solucionado de otra manera que no por carta”. Por primera vez, además, Jaime ha explicado que “tras morir mi hija recorrí sus armarios en busca de una explicación a todo lo que ella había sufrido”.
Maltratada públicamente
El periodista, que asegura conocer perfectamente a la reina Sofía, asegura que sigue enamorada del rey Juan Carlos. Aunque asegura que su matrimonio con el monarca emérito no fue por amor, ella sí que se casó enamorada: “hay mujeres que siguen enganchadas a esos hombres que les hacen sufrir, y ella sigue estando muy enamorada de su marido a pesar de lo que ha pasado y aunque la familia de ella no tenga ningún tipo de relación con él por motivos evidentes”.
Peñafiel también hace hincapié sobre las situaciones desagradables que la consorte emérita, Sofía, ha tenido que vivir en los últimos años. Lejos de mostrarse cauto, el escritor asegura que Sofía fue “maltratada públicamente” en la Misa de Pascua el pasado verano en Palma de Mallorca cuando Letizia impidió que se hiciera una fotografía con sus dos nietas: “ha tenido que mantenerse muchas veces en la línea pero no lo ha hecho bien”.
El arrepentimiento de la reina Sofía
Como madre se equivocó. Jaime Peñafiel sostiene que si bien en el plano profesional, Sofía de Grecia cumplió con nota sus objetivos, no le ocurrió lo mismo a título personal. Insiste en que sus decisiones como madre no han sido acertadas. En concreto, hace referencia a los matrimonios de sus tres hijos. Sus palabras son duras: «los apoyó incondicionalmente, quiso a sus yernos y a su nuera, pero es evidente que se equivocó». Y más en el caso de la relación de Felipe VI con Letizia Ortiz.
De hecho, asegura que, tras los últimos acontecimientos, la Reina ya no tiene la misma opinión. Su visión sobre Letizia habría cambiado: «ahora doña Sofía se ha dado cuenta de que apoyar ese matrimonio no fue acertado, se equivocó y prefiero no contar el motivo porque es muy íntimo». ¿A qué se refiere Jaime Peñafiel? ¿Por qué el periodista se mantiene cauto en este extremo?
La reina, en contacto con Iñaki Urdangarín
Si algo ha llamado la atención en la fiesta de cumpleaños de doña Sofía, ha sido la presencia de la Infanta Cristina. Jaime asegura que la Reina siempre ha querido tener a su hija cerca y que era cuestión de tiempo que volviera a tener protagonismo: «nadie puede quitarle que es hija de reyes y hermana de rey». Lo más impactante de su entrevista llegó cuando Jaime dejó entrever que la reina Sofía ha podido ir a la cárcel a ver a Iñaki Urdangarín, a quien siempre ha considerado «un hombre bueno».
Pero hay más porque Jaime Peñafiel sigue más activo que nunca. En esta ocasión, el periodista acaba de publicar un libro sobre la reina emérita. Ni mucho menos Los ochenta años de Sofía es un relato almibarado, todo lo contrario. Y es que el periodista se muestra muy crítico con doña Sofía y la señala como culpable de ciertas situaciones que han puesto a la familia real en la picota. Sin duda, un retrato demoledor que hará temblar los cimientos de La Zarzuela.
Peñafiel atiza duro a la reina emérita
En Los ochenta años de Sofía, Jaime Peñafiel mete el dedo en la llaga y señala los que para él son los mayores errores cometidos por la reina emérita. Su imagen no coincide con la de una gran mayoría que considera a la madre de don Felipe como uno de los miembros de la familia real mejor valorados. Sin embargo, Peñafiel cree que, en ocasiones, sus decisiones han causado un grave daño a la Corona.
Para Jaime, la culpa del descalabro matrimonial de los reyes eméritos no es solo de don Juan Carlos, considera el periodista que doña Sofía también es responsable por haber descuidado ciertos detalles de la convivencia que son muy importantes. Hace ya muchos años que los reyes eméritos duermen separados y ni se dirigen la palabra en privado. La comunicación entre ambos se desarrolla a través de sus respectivos secretarios. Y mejor así, porque la conversación entre ellos siempre acaba en gran bronca. No es cierta esa imagen de unidad otoñal que nos han querido vender.
Las faltas de respeto de Juan Carlos a Sofía
Jaime Peñafiel considera que doña Sofía ha cometido una gran equivocación al mostrarse impasible ante los malos modos que don Juan Carlos, públicamente, ha infringido sobre ella. Existe constancia gráfica de estas desagradables cuestiones. En alguna ocasión, la reina emérita ha querido darle un beso a su marido y éste la ha apartado de forma indebida.
Sobre las infidelidades del rey emérito, Peñafiel tiene claro que su esposa debería haberle parado los pies. Incluso expresa que tendría que haber optado por el divorcio cuando tocaba. Una vez le dio un buen susto a don Juan Carlos al coger a sus hijos y viajar a La India para refugiarse junto a su madre, la reina Federica, y su hermana, la princesa Irene. Dicen que su intención de separarse era firme pero que su madre la hizo recapacitar. Y Sofía regresó a La Zarzuela…
La plebeyización de la monarquía
Y como no podía ser de otra manera, Peñafiel también tiene un recuerdo para doña Letizia. Se muestra inamovible en la creencia de que fue un gran error por parte de doña Sofía “Haber amparado y protegido la boda (de Felipe y Letizia), cuando la primera decisión del rey Juan Carlos fue no autorizarla. La actual situación de la familia, demuestra que ha sido un error”. Como puede comprobarse, para Peñafiel, doña Letizia, es el mayor enemigo de la monarquía.
Cuando don Felipe anunció a sus padres que quería casarse con Letizia Ortiz, ambos se quedaron de piedra. Quien más hostil se mostró fue don Juan Carlos, fiel seguidor de los principios de su padre, don Juan de Borbón: “Una reina no puede tener pasado”. No le quedó más remedio que tragar porque su hijo amenazó con renunciar a sus derechos dinásticos. Han pasado los años y la relación entre don Juan Carlos y su nuera es inexistente. Dicen que ella ahora está feliz por su caída en desgracia.
Doña Sofía, consejera matrimonial
Todo indica que la resistencia inicial de doña Sofía hacia Letizia se derrumbó por el inmenso cariño que siente hacia su hijo. Están muy unidos y don Felipe ha sido su paño de lágrimas en los momentos más difíciles de su convivencia con don Juan Carlos. Esto también habría sido el motivo por el que la reina emérita habría “intentado ayudar, inútilmente a Letizia, para que el matrimonio funcionara cuando, como se ve en demasiadas ocasiones, no funciona”.
Jaime Peñafiel tiene claro que el matrimonio de los reyes hace aguas. Recordemos que la pareja atravesó una gran crisis, que en Zarzuela temieron acabara en divorcio, en el 2013. En aquellos días, doña Letizia no se cortaba un pelo y mostraba su hostilidad a don Felipe en público. Aquel verano, la reina abandonó precipitadamente Palma de Mallorca dejando a su familia sola. La espantá intentó justificarse con unos motivos que nadie creyó.
El divorcio de Felipe y Letizia
Doña Letizia estaba firmemente decidida a separarse. Sin embargo, alguien movió ficha y le recordó el futuro que le esperaba. No había vuelto a pensar en aquellas capitulaciones matrimoniales que firmó en un despacho de Madrid antes de su boda con don Felipe. Entre otras cosas, renunciaba a la custodia de los futuros hijos nacidos del matrimonio. Si se iba, tendría que confirmarse con ver a Leonor y Sofía cada quince días siempre que no tuvieran que estar presentes en algún acto relacionado con la Casa Real.
En el plano económico, Letizia no tendría que preocuparse. Su futuro estaba atado y bien atado. Le correspondían un par de casas, con servicio incluido, así como una generosa asignación mensual. Sin embargo, en cuanto a amores, se rogaba discreción dado que estaba destinada a ser la madre del heredero o la heredera. Curiosamente, la crisis matrimonial de los reyes hizo que doña Letizia soltara amarras con algunos de los que hasta entonces habían formado parte de su círculo más íntimo. Aprendió entonces que nadie estaría de su parte en caso de alejarse de su marido.
Madre y abuela antes que reina
Jaime Peñafiel censura que doña Sofía haya elegido, en ocasiones, ser madre y abuela antes que reina y le recuerda lo que en su momento afirmó: «Mi vida, es la vida del Rey. No tengo otra vida. Yo no tengo un estatus propio como Reina. El Rey es él. Lo mío es ayudar, lo mío es servir». Y sí, ayudar a los demás es lo que más le gusta a doña Sofía como así ha dejado patente durante todos los años de servicio público, siempre al lado de los más desfavorecidos.
A la reina emérita le pudieron los sentimientos cuando estalló el escándalo que acabó con la salida de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín de la familia real. En Los ochenta años de Sofía, el periodista repasa la lista de agravios de la reina emérita a la Corona: “Haber viajado a Washington en pleno escándalo para respaldar a la infanta Cristina y a su marido. La portada del Hola, posando con su hija y su yerno, apartado ya éste de la Familia, por conducta no adecuada. Permitir la presencia del yerno (Iñaki) en La Zarzuela el día de Nochebuena, sabiendo la situación entre éste y su hijo Felipe.
La lista de agravios de Peñafiel es muy extensa
Y así continúa la lista de agravios de Jaime Peñafiel a doña Sofía: “Viajar a Ginebra para ver a los Urdangarin, de manera pública y no haberlo hecho de forma discreta. El apoyo público a su hija Cristina, sin tener en cuenta el daño que estaba haciendo a la Institución, al rey y a la Familia Real y su deseo de mantener, si no unida, al menos reunida a la familia. ¡Qué ingenua es Su Majestad!”.
En cuanto a doña Letizia y don Felipe, el periodista le recrimina a la reina emérita “Haber aceptado participar en los paripés a la puerta del hospital, después del violento y grave incidente de la catedral y en el mercado de Palma, sin soltar la manita de su nieta Leonor que la había rechazado”. Y, ojito, porque Jaime considera que doña Sofía ha “educado mal a sus hijos, siendo su responsabilidad”. Más Peñafiel que nunca en Los ochenta años de Sofía.