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Juguetes rotos: de Estibaliz Sanz que ahora es barrendera a María José Galera

 

La televisión es uno de los medios más rápidos para hacerse famoso pero también para caer en el olvido. Dejas de salir y la gente se olvida. Mientras el foco alumbra, la vida en rosa. Cuando se apaga, fundido a negro. Desaparecen quienes te rodeaban durante el éxito y se proclamaban amigos. Notas algo extraño cuando les llamas por teléfono y todo son excusas. Hay que estar muy preparado mentalmente para asimilar caer en un agujero negro y profundo. Y entonces te preguntas, ¿cómo llegó la noche? Hacemos un repaso por los famosos que se convirtieron en juguetes rotos.





Juguetes rotos: de Estibaliz Sanz que ahora es barrendera a María José Galera

Estibaliz Sanz se hizo conocida para el gran público cuando posó para Playboy. Se trataba de todo un hito, ya que se daba la circunstancia de que era la primera española que aparecía en la revista del fallecido Hugh Hefner. Sin duda, los noventa fueron suyos. Los medios se la disputaban. Tuvo arte y parte en Crónicas Marcianas, donde deslumbraba con su escultural anatomía. Le llovía el trabajo y ganó mucho dinero. Solo en bolos, ganó un pastizal. Sin embargo, se adentró en la senda negra y perdió el control: “Me lo gastaba todo en drogas, en ropa y en ayudar a los demás”.

Durante años, a Estibaliz le persiguió la sombra de supuestas cenas con caballeros adinerados. Ella siempre lo negó: “Me lo ofrecieron muchas veces y siempre dije no. Mi dignidad no tiene precio”. La modelo conoció la cara B de la fama cuando su estrella empezó a decaer. Tocó a las puertas de quienes había ayudado pero todo solo obtuvo negativas. Entre medias, conoció al padre de su único hijo. Aquello no salió bien y acabaron convertidos en enemigos íntimos.

Los ahorros de Sanz se acabaron y con ellos su seguridad. La depresión se hizo presente en su vida y lo cambió todo. Su estado era tan delicado que llegó a asistir a un hospital de día donde recibía tratamiento y participaba de actividades para fortalecer su estado anímico. Sobrevive pero no está repuesta del todo. Ella, que siempre fue una mujer coqueta, ha perdido todo el interés en arreglarse. Apenas se maquilla, luce con exceso de peso y el sufrimiento ha hecho que los años se le echen encima. Aun así, Estíbaliz sueña con recibir la visita de la esperanza de la desesperanza.