El fuerte de doña Letizia no son las relaciones personales. Lo ha demostrado sobradamente a lo largo de los años. Cuando alguien no le gusta, ignora directamente. Bien lo saben quienes han tenido que sufrir los desaires de la reina. La lista de damnificados es alargada, destacando los familiares de don Felipe. Doña Letizia se enfrenta ahora a un evento con el que no contaba y que ha conseguido despertar viejas rencillas. Te lo contamos todo a continuación.
Letizia no quiere que le hagan sombra

En los inicios de su noviazgo con don Felipe, la reina se mostraba muy cercana al círculo familiar Borbón. En aquellos días, era una más de la pandilla formada por los primos Gómez-Acebo. Para el rey eso fue motivo de alegría pues su sintonía con los hijos de la infanta Pilar siempre ha sido buena. Todo iba bien hasta que doña Letizia decidió soltar amarras. No fue de la noche a la mañana, sino algo progresivo. En concreto, le molestó sobremanera que Laura Ponte, entonces casada Beltrán Gómez-Acebo, comentara ante la prensa sobre ella. Y eso que la modelo siempre señalaba que era encantadora.
Si hay una obsesión que tiene la reina es que de ella solo se hable en los medios por sus méritos institucionales. La trae a maltraer que se escriban o comenten temas personales. Tampoco le gusta que la atención recaiga en los suyos. Esta cuestión dio origen a varias discusiones entre las hermanas Ortiz-Rocasolano. Según cuentan, cuando doña Letizia veía alguna foto de Telma o Érika en la prensa, montaba en cólera y las llamaba para recordarles que debían observar un perfil bajo. A Érika esas broncas le causaban dolor. Telma tiene otro carácter y pasaba de lo que decía su hermana.
La reina no traga a la infanta Pilar ni a su prole

Doña Letizia no se ha mostrado como una mujer abierta ni con ganas de ser una más en la familia de su chico. No congenia ni con los hijos de la infanta Pilar ni con los de la infanta Margarita. Sobre los Gómez-Acebo, opina que son unos pijos que solo están ocupados y preocupados en darse la gran vida. De hecho, muy comentada han sido sus ausencias en eventos familiares. Y por si había alguna duda en el aire, la reina se niega a asistir al rastrillo que cada año organiza doña Pilar. Una cita a la que jamás faltó doña Sofía porque sabe que el dinero que se obtiene de las ventas se dedica a una buena causa.
La infanta Pilar ha demostrado sobradamente que está ahí cuando la necesitan. Aunque durante años su relación con don Juan Carlos y doña Sofía fue distante, el tiempo ha limado asperezas. La reina Sofía comió en casa de su cuñada el día en que Iñaki Urdangarín ingresó en prisión. Por otro lado, doña Pilar se ha convertido en un gran apoyo para su hermano. No está de acuerdo con que lo hayan borrado de la foto oficial y que ni tan siquiera le reconozcan los méritos del pasado. Todo esto hace que la reina Letizia no le tenga demasiada simpatía.
La familia de Sofía no es santo de la devoción de Letizia

Tampoco hace buenas migas doña Letizia con la familia griega de su marido. Ella es la responsable de que la relación entre don Felipe y Pablo de Grecia se haya enfriado. La reina considera que Pablo y Marie Chantal Miller son unos snobs que viven en un mundo de lujo alejado de la realidad. Su aversión a la pareja quedó clara y manifiesta al no asistir al cincuenta cumpleaños del príncipe Pablo que se celebró en Londres. Una vez más, don Felipe tuvo que acudir en solitario. Aseguran que el rey ya no da excusas cuando la reina no le acompaña a las reuniones familiares. La verdad es que tampoco nadie pregunta por ella porque ya saben cómo es y que no tiene remedio.
Fue Marie Chantal Miller quien habló alto y claro tras suceder el rifirrafe entre reinas. La esposa de Pablo de Grecia comentó que doña Letizia había mostrado su verdadera cara. Y lo hizo vía twit, que fue borrado a las pocas horas porque así lo pidió don Felipe a su primo. Sin embargo, la manifestación de Marie Chantal mostró que los griegos no tragan a la reina. Y no la quieren ni ver porque saben acerca de sus desplantes a la reina Sofía, el rey Juan Carlos y las infantas Elena y Cristina.
Lo que ocurrió en el cumpleaños de la reina

Pablo y Marie Chantal están acostumbrados a los viajes largos. La pareja tenía intención de asistir al cumpleaños de doña Sofía pero lo descartaron. Se desaconsejó su presencia porque doña Letizia iba a estar presente, y así fue hasta la hora del café, cuando se excusó y puso rumbo desconocido. Aunque la reina no es santo de su devoción, Constantino y Ana María de Grecia sí acompañaron a la reina Sofía en un día tan especial. A pesar de Letizia y de que Constantino está delicado de salud, el amor pudo con todo y viajaron a Madrid.
La princesa Irene de Grecia hace años que vive en Zarzuela. Se instaló en palacio para estar cerca de doña Sofía. Es uno de sus grandes apoyos. Con ella puede hablar sin miedo a que sus confidencias sean divulgadas. Sofía aprendió de bien pequeña que los reyes no pueden tener amigos y también a distinguir a quienes se acercan a ella por puro interés. En este sentido, es como si tuviera un radar. Para doña Sofía es doloroso ver como su nuera se comporta con los suyos. No ha hecho el mínimo esfuerzo por empatizar con sus hermanos y sobrinos.
La cita que Letizia quiere evitar a toda costa

La reina Letizia se ve ahora en una difícil tesitura porque va a tener que asistir a un acto familiar muy importante para los griegos. Y es que Constantino y Ana María de Grecia han anunciado el compromiso matrimonial de su hija Theodora. La princesa vive en Estados Unidos y es actriz. Su prometido es el abogado Matthew Kumar, de 34 años, que trabajar en un bufete en Los Ángeles. De momento, no se han ofrecido más detalles sobre el enlace. La Casa Real griega ha comunicado que se informará puntualmente a medida que vayan desarrollándose los acontecimientos.
Theodora es la penúltima de los hijos nacidos del feliz matrimonio entre Constantino y Ana María, también padres de Alexia, Pablo, Nicolás y Felipe. Sin duda, una gran noticia para la Casa Real de Grecia y todo lo contrario para doña Letizia. Difícil lo va a tener para poner alguna excusa que resulte creíble. Y más cuando todo el mundo sabe de su alergia a la familia paterna y materna de don Felipe. En este caso, se da la circunstancia de que Marie Chantal Miller sí estará presente, y ese es un encuentro que la reina no quiere que se produzca. La esposa de Pablo de Grecia habla claro y dice lo que piensa. Algo que doña Letizia no lleva nada bien. A la reina no le gusta que le lleven la contraria ni que señalen lo que hace mal. ¿Consejos? Ni uno. (Foto: Casa Real griega) Y atención porque la lista de enemigos sigue aumentando… Letizia ni perdona ni olvida.
Letizia Ortiz es una mujer que no perdona deslealtades. De ahí que haya borrado de su vida a quienes la han traicionado. La lista es larga y en ella se encuentran hasta miembros de su propia familia. La reina lo tiene claro. Quienes quieran estar a su lado deben respetar de forma escrupulosa unas normas y no salirse de la raya. ¿Quiénes son los damnificados de doña Letizia? Te lo contamos a continuación.
Letizia, sin perdón

La experiencia vital de Letizia demuestra que no es mujer de segundas oportunidades. Para ella, ciertos cambios no son bien recibidos. Tampoco algunos comportamientos que no entran en su libro de estilo. Jamás dejará que nadie la vea abatida en público por un desprecio. Aprieta los dientes y sigue adelante. Eso sí, ni olvida ni perdona.
A lo largo de su vida, la reina ha cortado relaciones que parecían muy sólidas. Personas que fueron importantes para ella han sido condenadas al ostracismo. Da igual la solidez del vínculo. Doña Letizia tiene muy claro lo que está bien y lo que no. Tampoco hace falta que el desaire se lo hagan a ella, si está dirigido a alguien a quien quiere, también toma cartas en el asunto y actúa. Muchos de los que se han quedado en el camino quisieran hablar pero saben que el desahogo está muy desaconsejado.
El padre de la reina

El matrimonio de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz hacía mucho que no funcionaba. Según ha explicado algún allegado a la pareja, al padre de la reina le gustaban mucho las señoras como para circunscribirse únicamente a la suya propia. La madre de Letizia era conocedora de cómo se las gastaba su marido pero miraba para otro lado. Hasta que llegó un día en que Jesús se enamoró y anunció que se iba de casa. La reina tomó partido por su madre y le declaró la guerra a su progenitor. En esto la secundó Telma. La única que entendió la situación de Jesús fue la tristemente fallecida Erika.
Jesús Ortiz se unió a Ana Togores, madre de su hija pequeña. Estaba previsto que fueran juntos a la boda de Letizia con el príncipe. Sin embargo, la periodista lo impidió e impuso que su padre llevara del brazo a su madre. Por si esto no fuera suficiente, vetó la presencia de Ana. Paradojas de la vida, Jesús Ortiz creyó que su pareja en el enlace sería Togores, de ahí que aceptara casarse con ella por lo civil a toda prisa. Sin embargo, Ana se quedó en su casa y vio la boda real por televisión.
La madrastra vetada

Son muy pocas las ocasiones en que se ve a Jesús Ortiz junto a doña Letizia. Recientemente, se supo que estuvo en Covadonga, en lo que fue el primer acto oficial de la princesa Leonor. Aparte de esto, poco más. La presencia de Jesús en la vida de los reyes es muy escasa. En cuanto a Ana Togores, aunque se sabe que ha participado en actos privados como comuniones y bautizos, accede a los mismos cuando el fotógrafo ya ha hecho su trabajo. Bajo ningún concepto quiere la soberana que su madrastra salga en la foto, tampoco su hermana pequeña.
En el otro lado de la orilla, Paloma Rocasolano, una presencia constante en el universo de Leonor y Sofía. Es la abuela oficial por excelencia y a ella se le encomienda la tarea de cuidar a las niñas cuando los reyes están de viaje. El hecho de que sea omnipresente ha despertado no pocos comentarios, y más desde que se sabe que doña Sofía juega en franca desventaja frente a su consuegra.
El conseguidor de Letizia

David Rocasolano fue uno de los miembros de la familia con quien doña Letizia mantuvo una relación más estrecha. Sobre todo, en los meses previos y posteriores al anuncio del compromiso matrimonial con don Felipe. Según David, su prima la telefoneaba con frecuencia para pedirle ayuda con otros miembros del clan que no se comportaban como debían. La obsesión de la periodista era que mantuvieran un perfil bajo y que evitaran ser captados por las cámaras.
En David confió la princesa para consultarle ciertos aspectos legales de su unión con don Felipe. El abogado leyó las capitulaciones matrimoniales que Letizia había de firmar y le recomendó que no le hiciera. Entre otras cosas, en ese documento se recogía que la reina, en caso de divorcio, renunciaba a la custodia de sus hijas. Algo común en todas las separaciones reales pero sobre lo que cabe preguntarse su legalidad.
Los encargos de la reina

A David le tocó encontrarse con Jesús Ortiz y decirle que era deseo de Letizia que Ana Togores no acudiera a la boda. Al padre de la reina no le quedó más remedio que aceptar. Además, el abogado fue depositario del que debería haber sido uno de los secretos mejor guardados de su prima. Quien sufría mucho con la obsesión de Letizia porque la familia no tuviera protagonismo mediático era Erika. Rocasolano explicó que la fallecida le confesó en diferentes ocasiones que no podía más con las exigencias de su hermana.
David Rocasolano cayó en desgracia cuando su nombre apareció en el Caso Cienpozuelos, una causa en la que se imputó a dos alcaldes por presunto cobro de comisiones ilegales provenientes del sector privado. El abogado se vio salpicado dado que era asesor de uno de los implicados. Esperaba el apoyo de su prima, pero…
Caída en desgracia y fin del cuento

Dada la relación tan cercana que mantenía Letizia con David cualquiera hubiera pensado que se interesaría por saber cómo lo estaba pasando. Sin embargo, la reina lo que hizo fue apartarse de su lado para que el escándalo no le salpicara a ella y, por ende, a la Corona. Fueron días de furia para el abogado, que explicó este doloroso pasaje de su vida en su libro Adiós, princesa (Foca).
Posteriormente, cuando el libro fue publicado, David Rocasolano volvió a expresarse por el ostracismo al que le condenó la reina: “Tuve una conversación con ella en la que su mayor preocupación no era mi estado de ánimo, si no, de qué manera le afectaría a ella en cuanto a su imagen. A raíz de eso, decidí cambiar mis números de teléfonos y romper con todo”. Desde entonces, tan solo mantiene contacto con un par de miembros de la familia. Casa Real decidió no tomar medidas legales contra Adiós, princesa, un libro nada reseñado en los medios de la época. Otra vez se impuso la autocensura.
El marido de Telma

Jaime del Burgo fue una de las personas de confianza de doña Letizia durante años. La historia de cómo se conocieron es de lo más curiosa. Cuando la periodista estaba en Televisión Española presentando el telediario, el empresario telefoneó a Prado del Rey y pidió que le pasaran con ella. Poco o nada ha trascendido de aquella conversación pero el caso es que se cayeron bien. Posteriormente, se encontraron en persona y ahí empezó su amistad.
Del Burgo formó parte del grupo de asesores a quienes recurrió Letizia en plan informal para consultar ciertos puntos de las capitulaciones matrimoniales. Él insistió a la periodista para que estuviera vigilante en cuanto a lo que le correspondería en caso de separación. Según Jaime, la situación de Letizia debía ser mejor que la obtenida por Lady Di tras su divorcio del príncipe Carlos. Testigo de esta conversación fue David Rocasolano, que todavía no se ha recuperado de la impresión que le produjo el discurso de este caballero de palabras trasnochadas.
Mensajes comprometedores

Desde el principio, la devoción que Jaime del Burgo sentía por Letizia llamaba la atención. Era como si su vida hubiera empezado el día en que la conoció. No se sabe cómo llegó hasta ella, pero el caso es que el empresario se ennovió con Telma Ortiz. Posteriormente, se casaron en una intimísima ceremonia a la que solo asistieron los padres de los contrayentes y la hija de la novia, que se ayudaba de muletas debido a una caída producida días antes. Todo era como muy extraño.
En 2003, los príncipes atravesaban una profunda crisis matrimonial que a punto estuvo de acabar en divorcio. Fue en esos días cuando doña Letizia decidió apartar de su lado a Jaime del Burgo. Algo descubrió que le hizo apartarse del empresario. Como era de esperar, dada su afección a la princesa, él no se lo tomó nada bien, y llevado por su despecho, enseñó conversaciones privadas que mantuvo con Letizia a un periodista. Todo indicaba que su intención era que se hicieran públicas. Desde Zarzuela consiguieron desactivar a Jaime, que acabó separándose de Telma e iniciando una nueva vida en el extranjero.
El amigo de Felipe que se ganó a Letizia

Javier López Madrid fue de los pocos amigos de don Felipe que consiguió ganarse la confianza de doña Letizia. Le costó un poco porque la reina estaba muy molesta por el trato que le dispensaban algunos de la pandilla de su marido. Sin embargo, Javier consiguió vencer la resistencia de la soberana a base de conversaciones sobre vida sana que versaban alrededor de la alimentación y el ejercicio.
El nombre López Madrid apareció en prensa debido temas de corrupción en los que se le imputaba. A pesar de eso, doña Letizia le mostró su solidaridad con un mensaje que ha pasado a la historia: “Te escribí cuando salió el artículo de lo de las tarjetas en la mierda de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde. Un beso compi yogui (miss you!!!)”.
Las grabaciones más privadas de la reina

Javier contestó así a la reina, “Os lo agradezco mucho. En el futuro extremaré el cuidado, vivimos en un país muy difícil y seré aún más consciente de mi conducta”. Don Felipe propuso que quedaran a comer para hablar tranquilamente del asunto. Sin embargo, el empresario tuvo que viajar y fue imposible. Cada vez eran más las informaciones que apuntaban a que López Madrid estaba cercado por la sombra de la corrupción.
Y un día, cuando el empresario telefoneó a doña Letizia, no hubo respuesta. Entendió entonces que la reina había roto la amistad que entre ambos existía. El problema son unas conversaciones que fueron grabadas entre ambos donde Letizia hablaba abiertamente de temas espinosos, como la relación con su familia política. De momento, las grabaciones no han salido a la luz pero no podría descartarse que algún medio se atreviera a emitirlas. Ciertamente, a doña Letizia le ocupa y preocupa este asunto. Sabe que lo que explicó dentro de la más absoluta confianza y profundidad es una bomba si viera la luz.