Doña Sofía recuerda su noviazgo y boda con don Juan Carlos como aquellos días felices que siempre permanecerán en su memoria. Es la belleza del recuerdo a la que se aferra la reina. Sin embargo, todo se derrumbó cuando la pareja regresó de su luna de miel. Desde entonces, la reina aguanta una terrible humillación que ha hecho zozobrar su ánimo en diferentes momentos de su vida. Te contamos el terrible drama que vive doña Sofía desde el día en que dio el Sí, quiero a Juanito.
Sofía, todo por amor
Doña Sofía siempre se ha mostrado partidaria de que sus hijos se casaran con quien quisieran. Su máxima, que triunfe el amor. La reina ha sostenido que ella y don Juan Carlos se casaron enamorados. Incluso ha hablado de que pocos apostaban por lo suyo. Ciertamente, el entonces príncipe era poco para la madre de la princesa. La reina Federica estaba convencida de que su hija podía aspirar a algo mejor. Para entonces, la situación de Juanito era complicada. Se debatía entre Franco y su padre. Debía contentar a los dos y a la vez posicionarse como aspirante con posibilidades al trono.
Por su parte, doña Sofía apoyó a su marido nada más pisar Madrid. Ella sabía el decisivo papel que jugaba Franco y desarrolló una estrategia infalible. Acudió a él y a su esposa con la excusa de que le aconsejaran sobre el colegio donde debían estudiar sus hijos. Aquello encantó al matrimonio que vivía en el Pardo. Por otro lado, se sumergió en una religiosidad que sorprendió a doña Carmen. En otra ocasión, enterada de ella de que un grupo de personas había gritado “Viva al príncipe”, terció: “No, no, deberían haber dicho Viva Franco”. Para entonces, la princesa griega ya sufría la peor humillación que su marido le ha infligido a lo largo de toda su convivencia. ¿De qué se trata? Sigue leyendo.
La mayor humillación del rey a la reina
Todo lo conocido sobre desplantes de don Juan Carlos a su esposa se queda en nada al saber que ha sido incapaz de manifestarle un poco de afecto. “No recuerdo que me haya dicho nunca ‘Te quiero’”, manifestó la reina en cierta ocasión. Sin duda, un gran dolor el que lleva en su corazón doña Sofía. De nada le ha servido estar siempre apoyando a su marido porque él jamás le ha dado el lugar ni el amor que merece. Es más, en alguna ocasión, la ha apartado de escena para dejar claro que el importante es él y ella una mera secundaria.
Cuando nació la primera hija de la pareja, Elena, sonaban con fuerza los rumores de separación. A tanto llegó la cosa que el parlamento griego quiso saber qué pasaría con la dote entregada, nueve millones de dracmas. Don Juan Carlos es un hombre caprichoso. Desde siempre ha estado acostumbrado a hacer su santa voluntad. Es egoísta y poco le ha importado si su esposa sufría por su culpa. La suya no ha sido una convivencia fácil. Te contamos más sobre la vida privada de los reyes a continuación.
Una vida marital marcada por las peleas
En Zarzuela algunos han sido testigos de las grandes discusiones que han mantenido Juan Carlos y Sofía. Casi siempre, el mismo motivo, las infidelidades del rey. Es en estas peleas cuando la reina ha perdido la compostura y ha dejado fluir el dolor que lleva dentro. Platos, vasos y jarrones han acabado en el suelo durante estas trifulcas. Jamás ha pedido perdón el rey. Al contrario, cuando la situación le ha superado, ha sido él quien ha sufrido uno de sus ataques de ira y ya, si algo quedaba por romperse, ha acabado hecho pedazos.
Lo cierto es que estas peleas a quien más perjudican es a doña Sofía, que pasa horas encerrada en su habitación llorando. Tan solo su hermana Irene consigue acercarse a ella para calmarla. Mientras tanto, don Juan Carlos sigue con su agenda. Si toca cena con los amigos, allá que se va sin importarle lo más mínimo el sufrimiento de su esposa. Ni pide perdón ni da consuelo. Él y siempre él.
Juan Carlos deja sola a Sofía en su peor momento
Una de las mayores puñaladas que don Juan Carlos le ha asestado a doña Sofía ocurrió en los inicios del mes de febrero de 1981. Los reyes y sus hijos se encontraban disfrutando de unos días de vacaciones en Baqueira cuando sonó el teléfono. La reina estaba arreglándose cuando escuchó que su marido se dirigía a su habitación. Aquello le extrañó porque apenas cruzaban palabra. Con mucho tacto, le explicó que debía regresar de inmediato a Madrid porque algo le había sucedido a su madre. Para entonces, don Juan Carlos sabía que la reina Federica había fallecido pero se lo ocultó a su mujer.
Rápidamente, se organizó el operativo para que la reina regresara a Madrid. Ella creía que don Juan Carlos la acompañaría pero se excusó diciendo que tenía compromisos a los que no podía faltar. Las obligaciones del rey eran cenas con amigos y amigas especiales que hacían la velada muy amena. Doña Sofía no sabía la magnitud de la desgracia que había sucedido. Se enteró cuando alguien le dio el pésame creyendo que era conocedora del fallecimiento de la reina Federica.
La reina se tumba en el diván del psicólogo
Hay muchas famosas incluidas en la lista de conquistas de don Juan Carlos. Sin embargo, a doña Sofía los engaños que más le han dolido son los que han ocurrido con mujeres que ella conocía y que formaban parte de la nobleza o de la alta sociedad. Ciertamente, hubo una época en que tan solo algunas damas se resistían a los encantos del rey. Todo esto ha reafirmado más a la reina en su negativa a tener corte. Existe una integrante de la nobleza a quien doña Sofía no quiere ver porque sabe que mientras a ella le hacía la reverencia, se encamaba con su marido. La dama ha visto como en muchas casas no la reciben por no desairar a la reina.
Doña Sofía ha necesitado ayuda psicológica para lidiar con su terrible dama matrimonial. Su papel era acompañar al hombre que la humillaba y mostrar la mejor de las sonrisas. Quienes la conocen se sorprenden de que todavía siga esperando que Juanito vuelva a su lado y le diga Te quiero.