La vida se paró para Ana Obregón un 14 de mayo de 2020. Su sol, el amor de su vida, su pequeño Aless Lequio fallecía después de dos años de tratamiento contra el cáncer. Ningún padre debería enterrar a sus hijos. Si además eres único, el consuelo no existe; tan siquiera el tiempo cura la herida. Tan solo se continua viviendo hasta el momento en que se agote la propia vida. Al menos así parece sentirse ahora mismo Ana Obregón. La mujer que siempre ponía una sonrisa a todos a su alrededor vive ahora recluida en su dolor, en Mallorca, donde tan buenos momentos vivió con su hijo. Sigue destrozada, recuperando cada poco tiempo algún momento especial, una fotografía, un sonido que le traiga aunque sea momentáneamente la voz y la imagen de su niño.
UN VERANO MUY DURO
Ana Obregón está viviendo el que seguro será el verano más duro de su vida. Además de tener que asimilar que Aless ya no está a su lado, que no va a volver a descolgar y escucharlo al otro lado, seguramente se esté haciendo cargo de todo el papeleo que implica el fallecimiento de un descendiente. Ha viajado a Mallorca, la isla donde pasó la mayoría de los veranos con su hijo, para estar tranquila y comenzar una nueva vida sin Aless, y con él. Cada una de las imágenes que va publicando en su perfil de Instagram nos muestra una madre sin consuelo posible. Ahora se enfrenta a la dura vuelta a una rutina que sabe diferente.
EL TEMIDO REGRESO A MADRID
Desde que empeorara Aless del cáncer, la familia se había trasladado hasta Navarra primero y Barcelona después. Desde hace meses Ana Obregón ha estado posponiendo otro duro momento para ella: llegar a su casa de Madrid, entrar en el cuarto de Aless Lequio -el joven aún vivía con su madre-, y volver a ver y organizar las pertenencias y recuerdos del hijo que ya no está. Ana está alargando todo lo posible su estancia en la casa familiar en Mallorca, quizás temiendo ese momento tan duro y difícil. Aless no regresará. ¿Utilizará alguna de sus cosas para sus siguientes retos o será demasiado duro enfrentarse a ellos?
SU GRAN PROYECTO: UN HOMENAJE A SU HIJO
Desde que falleció Aless Lequio, tanto su madre como su padre y numerosos miembros cercanos de la familia han publicado fotografías y textos de cariño y recuerdo del joven. Sus padres, ahora, están enfrascados en el último deseo de su hijo: una fundación para ayudar a los enfermos de cáncer y sus familiares tanto en los psicológico como en lo económico. Como ellos han explicado siempre, tenían la suerte de contar con un buen colchón económico del que no todos los afectados por esta cruel enfermedad pueden disponer. A pesar de ser un adalid del capitalismo, como él mismo decía, Aless Lequio siempre tuvo muy claro que parte de su responsabilidad como empresario era devolver a la sociedad parte de su éxito. Sus padres, aún con la congoja de la pérdida, se aferran a su particular testamento vital.
EL LEGADO DE ALESS LEQUIO
Ana Obregón ha vivido estos tres metes en su particular mundo íntimo. Pidió respeto y comprensión a la prensa y esta la ha respetado. Tan solo algunas puntuales publicaciones de Ana en Instagram nos permite acercarnos al dolor de una madre que ya no es madre. Revisar los papeles y propiedades de un hijo fallecido es muy duro pero ella se ha armado de coraje y fuerza para traernos a todo un poco más de la luz que transmitió siempre ese pequeño rubio incorregible que se convirtió en alguien capaz de inspirar.
UNA MADRE DESTROZADA
Existe cierto interés en el mundo rosa por volver a ver a Ana Obregón. Y es que los mensajes que ha venido publicando en sus redes sociales han preocupado a muchos de sus fans, algo que se ha visto corroborado por las escasas imágenes que se han visto de la televisiva y empresaria. Sin arreglar, sin maquillar, sin nada de la mujer siempre perfecta que conquistó a toda España. En esta situación es difícil imaginar que acepte otros proyectos profesionales que la alejen de la fundación Aless Lequio, quizás ese último salvavidas para Ana Obregón a día de hoy.