Miguel Herrán se ha convertido en el nuevo actor de moda del panorama nacional. Tras sus papeles en series de Netflix tan conocidas como Élite o La casa de papel, llega de nuevo, esta vez a la gran pantalla, protagonizando la nueva película del director de cine Daniel Calparsoro: Hasta el cielo. Desde que le conocimos en 2015 en A cambio de nada de Daniel Guzmán, no ha parado de crecer en el mundo de la interpretación, el cual le ha dado muchas alegrías, las mismas que da a sus seguidores de Instagram cuando sube una foto en el espejo ligero de ropa, hazaña con la que sus likes se disparan y los followers comienzan a subir logrando un total de 13,7 millones.
Hasta el cielo, inspirada en una historia real
> Miguel Herrán protagoniza este film encarnando a Ángel, su vida cambió cuando conoció a Estrella (Carolina Yuste) en una discoteca de su ciudad. El novio de la chica, Poli, no se queda atrás y tiene una pelea con éste, por lo que se demuestra la capacidad del protagonista para meterse en problemas. Una banda de atracadores perseguida por la policía madrileña, será el nuevo destino de Ángel, se convierte en un maleante, atracos, dinero negro, negocios turbios y un sin fin de fechorías hacen que Rogelio interpretado por Luis Tosar se fije en el chico, este controla el mercado negro de la capital, no será fácil pues le estará vigilando de cerca un detective llamado Duque al que da vida Fernando Cayo.
Según su director, Daniel Calparsoro, afirma que la trama está basada en la realidad del crimen organizado patrio: «La película es un thriller de acción inspirada en hechos reales. Hicimos un trabajo de indagación intenso, tanto a un lado de la ley como del otro. Son robos reales que han tenido lugar, aunque los hemos ficcionado» contaba para Europa Press en la presentación del thriller.
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Su fama se disparó gracias a Élite
> La mayoría de nosotros le conocimos más a fondo en la serie Élite, interpretaba a Christian en el instituto Las Encinas, era el típico gracioso, extrovertido y con mucho sentido del humor trata de encajar con los estudiantes más populares de la clase, se lía con Carla (Ester Expósito), finalmente se ve involucrado en un trío junto a Carla y su novio Polo.
Futuro más incierto tuvo su personaje cuando no sabíamos nada de él en la segunda y tercera temporada de la saga pues apareció en los primeros capítulos de la segunda pero no le volvimos a ver, lo cual fue debido a la grabación y rodaje en otra serie de la plataforma digital: La casa de papel.
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Río en La casa de papel: «El dinero no me ha hecho feliz»
> Miguel Herrán interpreta a Río en La casa de papel, es el hacker del grupo, programa ordenadores y administra los explosivos, su sensibilidad y carácter le delatan pero quiere demostrar con el robo lo que es capaz de hacer, tiene una relación con Tokio, personaje al que da vida la actriz Úrsula Corberó.
En la vida real, sin embargo, Miguel no se parece a nada al personaje que encarna en la serie más vista de Netflix, y recientemente contaba en una entrevista para la revista ICON: «El dinero me ha ensuciado como persona, no lo valoro. En el resto sigo igual o peor» y proseguía: «el dinero no me ha hecho feliz, me ha quitado bastante felicidad y me ha dado más preocupaciones que cuando no lo tenía».
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A sus seguidores les va la marcha
> En la última publicación de Instagram del actor, podemos leer lo siguiente: «Voy a hacer un experimento…(para mis fans) el otro día en una encuesta el 69% de la gente solo quería que subiese contenido sexual… ¡Aquí lo tenéis! Creo firmemente que cosecharé muchos likes con esta foto, más que con fotos que me gustan a mi personalmente. De todos modos, también estoy convencido de que perderé más seguidores que con otro tipo de fotos… (actualmente tengo 13.825.503) A ver qué pasa». Sin duda, Miguel, quiere demostrar la superficialidad que abunda en esta red social y ha querido hacer un experimento para demostrarlo.
Esto viene a raíz de que en otras ocasiones, ha llegado a confesar que ha sufrido vigorexia, una obsesión por el deporte para llegar al objetivo deseado de tener un cuerpo perfecto: «Tengo una obsesión, pero tampoco soy gilipollas. Ha habido épocas en las que no lo he podido controlar. Me pidieron que parase y yo les decía que vale, pero no paraba. Cuando me decían que estaba más grande yo les respondía que era percepción suya”, contaba para la revista anteriormente mencionada.