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miércoles, 15 mayo 2024

Carlos III tiene un motivo para no desvelar qué cáncer padece 

La página web de Public Health England experimentó un aumento significativo en sus visitas minutos después de que el Palacio de Buckingham anunciara que Carlos III debía someterse a una intervención quirúrgica debido a un agrandamiento de próstata. Miles de ciudadanos británicos accedieron a este sitio en busca de información sobre los síntomas de esta afección y para conocer más sobre su tratamiento.

La decisión de la familia real de abordar públicamente el problema de salud del Rey fue ampliamente elogiada por la opinión pública, que celebró esta muestra de transparencia. Este acontecimiento pareció marcar el comienzo de una nueva era para una institución en la que históricamente se ha mantenido un hermetismo en torno a las enfermedades de sus miembros. 

 

Numerosos columnistas ingleses elogiaron la voluntad de Carlos III de compartir su diagnóstico con el fin de concienciar a la población y alentar a otros hombres que pudieran estar experimentando síntomas similares a buscar atención médica. «Al igual que miles de hombres cada año, el Rey ha buscado tratamiento para un agrandamiento de la próstata», señalaron. 

Carlos III

Carlos III y su equipo en el Palacio fueron elogiados por su transparencia, sin embargo, algunos analistas señalaron que esta apertura selectiva plantea interrogantes sobre la consistencia en la comunicación de la Casa de Windsor. «¿Fue este un nuevo capítulo de apertura en la casa de Windsor? No necesariamente. Esta semana hubo una historia muy diferente», apuntó un análisis en The Times, firmado por Kate Mansey, subdirectora del periódico inglés. Se cuestionó por qué se negaron a especificar el tipo de cáncer que padece Carlos III, más allá de indicar que no se trata de cáncer de próstata. Tampoco se ha proporcionado información sobre el tratamiento que está recibiendo, aunque se presume que será altamente especializado. 

 

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Carlos III y su diagnóstico

«Al optar por ser tan transparentes en un momento y no en otro, es posible que se generen especulaciones no deseadas», advirtieron. «Esta vez se trataba de una situación mucho más seria, con protocolos para informar a líderes mundiales y una declaración más opaca». 

A pesar de su deseo de mantener ciertos detalles sobre su enfermedad en privado, el Rey ha sido elogiado por abordar públicamente su diagnóstico, lo que podría interpretarse como un gesto de solidaridad con aquellos que padecen cualquier variación de cáncer. Sin embargo, esta estrategia también corre el riesgo de alimentar especulaciones sobre la gravedad de su estado de salud, especialmente al revelar cierta información, pero no toda. 

 

Para contextualizar la forma en que se informa sobre el cáncer de Carlos III, se recordó un anuncio público en 2011 cuando el Duque de Edimburgo fue trasladado en helicóptero al hospital después de experimentar dolores en el pecho durante la temporada navideña. En aquel entonces, se informó que fue tratado por una arteria coronaria bloqueada y se le colocó un stent en el Hospital Royal Papworth en Cambridgeshire

A medida que Isabel II y Felipe de Edimburgo envejecieron, el Palacio adoptó una estrategia diferente en cuanto a la divulgación de información sobre su salud. Cuando la Reina se vio obligada a cancelar compromisos públicos, solo se mencionaba que tenía «problemas de movilidad». 

Carlos III

The Times resaltó, con un toque irónico, que la frase más temida por los periodistas al recibir información sobre la salud de Isabel II o su esposo era: «they are in good spirits» («están de buen humor»). «No pasó mucho tiempo antes de que esta expresión causara el mismo temor entre los corresponsales reales que la declaración de ‘pleno respaldo’ de un ministro asediado por el primer ministro, solo para ser destituido días después».