Carmen Borrego y Terelu Campos, las hijas de María Teresa Campos, han puesto en subasta la mayor parte de los muebles de la casa de su madre. A primera hora de la mañana de ayer, varios trabajadores de una empresa de mudanzas se han movido hasta la que fuese la vivienda de la presentadora de tan míticos programas de televisión como Día a Día o Cada día, para sacar de allí varios objetos de valor que Terelu y Carmen Borrego han tomado la difícil pero sabia decisión de subastar para conseguir cierta rentabilidad. Sillas, armarios, mesas, vitrinas y hasta cuadros son algunos de los muebles que los operarios se han llevado para, después, ser subastados.
Vacían la última casa de María Teresa Campos
Mes y medio después de la muerte de su madre, Terelu Campos y Carmen Borrego están así afrontando uno de los momentos más duros a los que se enfrenta cualquier individuo tras la pérdida de un ser amado, tal y como apuntan la mayoría de psicólogos: deshacerse las pertenencias y objetos personales de María Teresa Campos para dejar completamente vacía la casa en la que la presentadora vivió sus últimos años de vida.
Tal y como han podido captar las cámaras de una reconocida agencia de noticias española, los trabajadores han metido en el camión varios cuadros, muebles de alta gama, sillas tapizadas y vitrinas vintage. Una laboriosa tarea que deja vacío así el piso donde pasó sus últimos años esta reconocida figura de la televisión española, que se fue definitivamente el pasado 5 de septiembre.
La rapidez y urgencia con la que Terelu y Carmen Borrego han vaciado al completo la casa de María Teresa ha llamado la atención de los periodistas de la crónica social de nuestro país. ¿Por qué se ha habido tanta prisa en empaquetar y subastar tan rápidamente los muebles y objetos que llevan acompañando a su madre, muchos de ellos, toda la vida?
Pues podrían dibujarse dos motivos de peso, como explica ‘El Español’: el primero, vaciar dejar la casa como nueva antes de que finalice octubre para no tener que pagar un nuevo mes de alquiler del piso –de aproximadamente 2500 euros según fuentes consultadas por el periódico- y, por otro lado, no cerrar el piso lo antes posible no tiene mucho sentido porque supondría alargar la agonía y dolor de Terelu y Carmen, a las que afecta profundamente tener que visitar la que fuese la última casa de su madre que, como ha manifestado recientemente la menor de las hermanas, todavía huele a María Teresa.
Y el segundo y más relevante, porque el propietario del ático, que en un principio les ofreció más tiempo para vaciarlo, les ha pedido que lo dejen vacío cuanto antes porque tiene un comprador muy interesado en quedarse con la casa en la que la matriarca de las Campos residió sus últimos años. Una oferta que ha motivado a las hijas de la presentadora a acelerar el proceso y a sacar todos los muebles en un tiempo ‘record’.
Que las Campos necesitan dinero no hace falta recalcarlo mucho, a la vista está la rapidez con la que quieren sacarle rentabilidad a los muebles y caros objetos decorativos que a su madre tantos esfuerzos les costó pagar.
Y es que, tras la cancelación antes del verano de Sálvame -donde trabajaban las hermanas-, ni Carmen ni Terelu en estos momento tienen trabajo en televisión y, por lo que se sabe, que ninguna de las dos tiene ningún proyecto profesional a la vista.
Pero no todos. De todos los enseres personales de la comunicadora malagueña que falleció recientemente, solo algunos son los que han acabado en la casa de subastas elegida por las Campos. Se trata de un prestigioso lugar en el que se realizan incluso subastas internacionales y es donde Terelu y Carmen han decidido darle una segunda oportunidad a los objetos de mayor valor que guardaba su madre en la última casa donde vivió.
[nextpage]
Eso sí, a Terelu muy pronto podremos verla en el contenido que La fábrica de la tele preparó para Netflix donde, justamente, la hija mayor de la Campos junto a algunos de los colaboradores más míticos del formato como Belén Esteban, María Patiño o Kiko Matamoros salen fuera de España para buscar trabajo tras el fin de Sálvame, el formato vespertino que les ha dado de vivir durante casi dos décadas.
Seguramente, con la subasta de los muebles de su difunta madre, tendrán un respiro para asumir sus elevados gastos del día a día, pero, después, ¿cómo mantendrán su elevado ritmo de vida si no las llaman para volver a Mediaset donde parece que ya no tienen hueco?
[/nextpage]
