Alimentando los insistentes rumores de boda que cada vez suenan con más fuerza, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han disfrutado esta Semana Santa de las vacaciones más especiales de sus vidas. Como si de una luna de miel anticipada se tratase, la marquesa de Griñón y su novio han pasado unos días únicos recorriendo el país del que es originaria Isabel Preysler, Filipinas.
Si algo siempre ha tenido Isabel Preysler es ese halo de seducción, de misterio, de elegancia y de cómo conquista a los hombres y a todo aquel que está con ella… Enigmática como ella sola, se convirtió y sigue siendo la Reina de corazones. Nunca habíamos sabido si les había confesado su secreto a sus hijas, Chabeli, Ana Boyer y Tamara, ahora sabemos que sí… y vemos qué es y cómo lo revela la colaboradora televisiva.
Completamente enamorada de Íñigo Onieva
>Pero además, han recorrido otros destinos paradisiacos. Amanpulo, una isla de aguas cristalinas y arena fina y blanca que parece harina. E incluso Loboc, donde la enamorada pareja vivió una divertida aventura que quedará para siempre en su recuerdo: «El temido quad en mitad del tifón; llenos de barro Íñigo y yo, pero viéndole disfrutar como a un niño y a través de él, disfrutando yo también…» ha revelado nostálgica.
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Pero, aparte de turismo, Tamara también ha aprovechado su viaje a Filipinas para visitar a su familia en Manila y presentarles a su novio. «Una familia unida en la distancia porque nuestras raíces son fuertes como lo son las sonrisas filipinas» ha destacado. La hija de Carlos Falcó ha revelado cómo es sentirse al calor del hogar: «Mis tías y primos nos recibieron con los brazos abiertos«. Aun así, lo peor fue la despedida llena de «pena» porque no sabe cuándo volverá a verlos.
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