Partamos de la máxima de que es difícil ver a una novia fea. Organizar una boda lleva varios meses e incluso años. La novia, sin lugar a dudas, es la protagonista del día y su vestido, el secreto mejor guardado. Tan personal es el atuendo de ese día, que todas las novias lo seleccionan con cariño, esmero, análisis y dedicación… Pero no siempre buen gusto. Aquí os ofrecemos un ranking de las 10 novias peor vestidas ever:
Si bien es cierto que Rocío Carrasco ha mejorado y ha lucido bellísima en su segunda boda, no podemos decir lo mismo de lo sucedido en la primera. Empezando por el peinado con montera, los tirabuzones trenzados o el vestido satenado con torerita de encaje. Definitivamente no fue su día.
Christina Aguilera es carne de los 90’s. Sus mayores éxitos pertenecen a esa década y la representación gráfica del incesante intento hispano de la cantante no solo lo obteníamos a través de sus temazos sino en el vestido de novia con volantes que eligió para el día de su boda. ¡Viva la Feria de abril!
La tendencia actual es que la novia lleve dos vestidos: uno de ceremonia, más acorde al rito y otro de fiesta, mucho más cómodo para terminar el día o la noche. Lo que está claro es que Chayo Mohedano con su segundo vestido de novia quería era invitar a los invitados a que se fueran a la cama. Ese vestido-camisón-salto de cama de manga francesa todavía nos tiene sin palabras.
Thalía se casó a lo grande en todos los sentidos. Nueva York, año 2000, Catedral de San Patricio y con uno de los hombres más ricos del mundo: Tommy Mottola. Pero centrémonos en su estilismo. Su vestido pesaba nada más y nada menos que 70kg. De esos kilos, 15 eran solo en pedrería y una cola de más de 10 metros de largo. ¿Alguien puede imaginar algo más extravagante?
El caso de Mariah Carey es de estudio. No sabemos si es un vestido con flores, un ramo de flores con vestido incluido o directamente unas sábanas de seda (seda cara, ¿eh) con un pequeño árbol talado en el mismísimo Central Park. Del zapatito Louis XIV no haremos ningún comentario. ¡Ah! Increíble pero cierto, el marido es el mismo que el de Thalia, pero unos años antes.
Cuando conocimos a Lourdes Montes como la flamante nueva novia de Francisco Rivera, los medios la llamaban «la abogada». Desde que empezase su romance con el hijo de Carmen Ordóñez, Lourdes tomó otro camino, dejó apartadas las leyes y se dedicó al diseño de moda. Ahora la llaman «la diseñadora». En nuestra opinión, ser diseñador es un rango. La prueba de «sus dotes» la ilustramos con esta fotografía del día de su boda. El primer vestido de novia diseñado por ella misma que mostró públicamente fue el suyo propio: un velo sin costura y unos cristales punteados en forma de lágrima sobre un vestido que apenas le marcaba la figura.
El vestido de novia de Celine Dion fue un exceso de ostentación. La cantante, por entonces, era la artista femenina que más discos había vendido en la historia de la música junto a Madonna y Mariah Carey y su boda no podía pasar por alto. Un escote de vértigo para una novia y un turbante de perlas y diamantes para decorar el tronco superior de su cuerpo.
La boda de Rosario Domecq junto a Julián López (El Juli) fue una de las más esperadas del año. Por supuesto, iba a ser tradicional y en Jerez de la Frontera, concretamente en la Iglesia de Santo Domingo. Dentro de esta clásica tradición que su familia lleva por bandera, Rosario se desmarcó del blanco y lució un vestido en tonos plateados acompañado por un cinturón gris debajo del pecho. Sí, gris.
Considerando que Lady Di se casaba con el heredero de la corona con mayor fortuna de Europa, nadie todavía a día de hoy logra entender cómo teniendo en su poder la absoluta libertad para llevar cualquier vestido que quisiera eligió ese. Este vestido es el exceso por antonomasia: mangas enormes, cuellos imposibles, cola, flores… Observando el estilo de la princesa años después, intuimos que tras esta decisión real, hay muchas más voces que la de la propia Diana.
El personaje de Pamela Anderson en Los vigilantes de la playa nos marcó a todos y a ella especialmente. Tan profunda fue esta huella que la propia Pamela decidió extrapolar su personaje de la serie a su boda en la vida real. Lo que veis es la indumentaria elegida para el día que se casó. Evidentemente no podemos llamar «vestido de novia» a lo que todos llamaríamos «bikini».
