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Eurovisión: al descubierto las grandes mentiras del concurso

El Festival de Eurovisión es mucho más que un evento musical y mucho más que un
encuentro entre los países europeos. Tuvo unos años muy flojos en España, pero gracias a los millennials especialmente, el concurso vive un gran apogeo pero podría ser más. A día de hoy, se puede hablar de Eurofans que viven el certamen como se vivía en sus inicios y ya hace más de 70 años. Solo dos mujeres, Massiel y Salomé, consiguieron traer a casa el preciado trofeo como representantes de Televisión Española en 1968 y 1969, respectivamente. Pero, ¿cómo lo vivió Massiel? ¿Le gusta ser recordada por el La, la, la? Pues fue su gran problema. Sigue leyendo que te vas a quedar de una piedra con sus palabras.

Eurovisión le supuso un verdadero problema tras el La, la, la

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> «Ir a Eurovisión me resultó muy sencillo, entre otras cosas porque a mí la canción me pareció muy fácil. Yo acababa de estar más de un mes cantando en Cuba para conocer la revolución cubana y había sido tres meses número uno en toda América con Rosas en el mar, de Luis Eduardo Aute. Allí cantaba dos veces cada día, tarde y noche, sin salir del local, un ritmo de trabajo muy fuerte para una cría de veinte años como era yo» asegura en Yo tampoco gané Eurovisión.

La diva recuerda como fue aquel momento que le llevó a caer en la mismísima gracia del Generalísimo: «Actuar en el festival y salir en el Albert Hall no me impresionó para nada. Yo venía de cantar en  México, en la plaza de toros más grande del mundo, y las audiencias no me daban miedo. Además, me hizo estar muy tranquila saber que estaba dirigiendo Rafael Ibarbia, a quien conocía desde niña, y que los músicos eran muy buenos». Y alaba a los medios de comunicación que relataron la crónica: «Los medios convirtieron el triunfo en hazaña épica«.

Pero todo esto le supuso no un triunfo sino un verdadero problema: «Pienso que realmente no gané nada. Gané estar muchísimo tiempo sin aparecer en televisión. Los problemas llegaron unos días después, cuando declaré a la revista Triunfo que no era franquista y que no quería ir al Palacio del Pardo. El festival me hizo infeliz».