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MasterChef: Pepe Rodríguez obligado a buscarse las castañas fuera del concurso

El concurso MasterChef ha acercado a todas las familias el gusto por la cocina. Una afición que ha florecido aún más durante el confinamiento, y que se ha convertido casi en “deporte nacional”. Pero el concurso además ha convertido a sus jueces en personajes queridos y cercanos para el público. Así Jordi Cruz, y su mal humor, Samantha Vallejo-Nágera y su gusto por la estética en los platos, y Pepe Rodríguez y su singular naturalidad, se han convertido en parte de la “familia televisiva”.

Esta popularidad les ha permitido además impulsar sus propios negocios. Sus restaurantes y catering, en el caso de Samantha, pasaron a ser inmensamente conocidos. Pero los malos tiempos llegaron para todos, junto a la pandemia, y el jurado del concurso de TVE también se han visto afectados por la crisis que la Covid ha causado en la economía.

Pepe obligado a reinventarse para no caer en el olvido

pepe rodriguez serio

> Como muchos empresarios, a Pepe no le ha quedado más remedio estos meses que reinventarse para no caer en el olvido, y para seguir facturando y poder mantener su familia y su negocio.

Tanto él como sus compañeros de programa, han sabido rentabilizar su imagen. Las marcas han visto en ellos un filón para promocionar los utensilios de cocina y kits de cocina, ingredientes y por supuesto recetas de cocina a través de las redes que les convierten en perfectos influencers de la cocina. Hasta grandes marcas de detergentes confían en ellos para demostrar que sus chaquetillas pueden mantenerse siempre blancas y brillantes.

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