Kiko Rivera cumple 37 años, y lo hace en uno de los momentos más duros de su vida. Y es que este año, el dj no contará con la felicitación que más le importa, la de su madre. A estas alturas, es muy consciente de que es muy poco probable que Isabel Pantoja vaya a llamar a su puerta.
Además, debido a las restricciones asociadas con la pandemia, tampoco hay lugar para fiestas o celebraciones. Aunque, viendo el estado anímico en el que tanto Kiko como su esposa Irene se encuentran, está de más pensar siquiera en ello. Así, alejado de amigos, de su madre e incluso con proyectos profesionales aplazados, el hijo de Isabel Pantoja pasará uno de sus cumpleaños más solitarios y tristes.
Sin embargo, y por suerte, cuenta con la fortuna de poder disfrutar al menos de sus dos hijas, Ana y Carlota, que son la alegría de su vida.
El primer cumpleaños que Isabel Pantoja pasará alejada de su hijo
> Si bien todo empezó con un cumpleaños, y nos referimos al dos de agosto del año pasado, cuando supuestamente Kiko asegura haber descubierto las pertenencias de su padre en la ya famosa habitación secreta de Cantora, este año no será diferente. Y es que cuando Kiko sople las velas de su 37 cumpleaños, también supondrá un antes y un después en su vida. Isabel Pantoja no estará allí, aunque cuenta con el cariño y respaldo de sus hermanos, Fran y Cayetano Rivera, con los que ha acercado posturas.
Seguramente Kiko no espera esa llamada que no termina de llegar, y es que ya son más de cien días de silencio, y todo parece indicar que el asunto está peor que nunca. Por lo que se comenta, Pantoja no quiere ni oír hablar de su hijo, al que llama ‘ese’ para despreciarle. Además, parece que lo único que tiene en mente la tonadillera es limpiar su nombre, para lo que podría haber puesto a la venta su querida finca Cantora y otras propiedades.
Por su parte, Kiko ha recibido una suculenta oferta por su parte de la finca, aunque no sabemos si terminará aceptando o no. Aunque, no sería un mal regalo de cumpleaños recibir los casi dos millones de euros que sacaría con la venta. Pero, más allá del dinero o la herencia, al dj le pesará más que nunca darse cuenta que no va a recibir ninguna llamada o mensaje de su madre para felicitarle. Un hecho, que seguramente le pasará factura.
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