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La bajada a los infiernos de Makoke: Kiko Matamoros hace lo impensable por su novia Marta

Kiko Matamoros está cegado de amor. Vive en una nube y eso le ha hecho perder la conciencia de los principios y valores que antes predicaba con orgullo. Su novia Marta López Álamo le ha nublado la vista y se muestra feliz por anunciar una gran noticia junto a ella por partida triple. Además de querer ser padres en común, quieren casarse y ya tienen mirado un nuevo hogar cuyo alquiler no es apto para todo tipo de bolsillos. No queda todo ahí, también estarían buscando un lugar donde celebrar la boda, un sitio que para resignación de Kiko y a lo que hace unos años se negaba rotundamente con Makoke ahora parece que está encantado con la idea. Si quieres descubrir de qué estamos hablando sigue leyendo. Te lo contamos al detalle a continuación.

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La boda de Matamoros con Marian Flores de la que no guarda ningún recuerdo


> Kiko Matamoros aseguró para la revista Semana a modo de memorias que no guardaba gran recuerdo de la ceremonia civil en 1984 con Marian Flores. O no se acuerda o no quiere recordarlo. Algo que hicieron tras una profunda crisis de pareja y de la que vinieron sus dos hijos Lucía y Diego. «Lo hicimos por diferentes motivos cada uno de nosotros y después de haber vivido una gran crisis de pareja de la que solo se salía dando un paso adelante o dejándolo...». De lo que sí guarda un buen sabor de boca es de la fiesta de despedida. «Hice la fiesta con mis amigos en el chalet de mis padres en la sierra y el ágape con familias e invitados lo pagó mi padre, en unos salones del Hotel Eurobuilding».

Además confiesa que después de todo esto vendrían años peores. «Después de nuestra primera crisis seria, en mi relación con Marian empezaron mis infidelidades. No me siento culpable, porque no considero que le fallara a Marian, sino que me fallé a mí y a mis hijos. Psicológicamente estaba enchufado a mis hijos y mantenía ese matrimonio por ellos», terminaba. Marian, por su parte, se casó por la iglesia con su primer marido José Javier Ortega en el Monasterio del Paular. Lo cual no pudo repetir con Kiko ya que este, no era muy devoto.

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