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Vanesa Romero: los terribles dramas por los que pasó antes de construir su imperio

Vanesa Romero despide el año con nuevas ilusiones. Un nuevo amor ha llegado a su vida, Emilio Esteban y además estrena nuevo hogar. Una rubia que no tiene un pelo de tonta. Aunque su infancia haya tenido sus más y sus menos ha sabido remontar y hacerse conocida gracias al papel de su vida en La que se avecina. Dice adiós a una etapa, a sus amores del pasado y a otros recuerdos para empezar de cero y comenzar a vivir intensamente.

Vanesa Romero termina el año de la mejor manera: estrena novio y casa

Vanesa Romero y Emilio Esteban

> Vanesa Romero ya tiene quien le cante al oído. Termina el año de la mejor manera posible, y aunque con secuelas por haber pasado el covid, ahora está en su mejor momento. Tiene nuevo novio, Emilio Esteban, es músico y compositor, también director de orquesta, un auténtico artista. Aunque no hayan confesado que mantienen una relación, tampoco lo han desmentido. Hemos podido ver una sospechosa foto de una cena con amigos en la que ambos salen. Solo unos meses han bastado para que el corazón de la rubia más famosa de la televisión vuelva a encontrar el amor. Tras su ruptura con Alberto Jiménez, por un desgaste de la relación, con el cual estuvo cinco años.

También estrena nueva casa, así lo contaba en su canal de Youtube, el cual alimenta habitualmente con momentos importantes de su vida para que sus más de 430.000 suscriptores lo vean. Recetas, looks y nuevos modelitos, anécdotas o secretos de belleza entre otros. Un nuevo hogar que ya comparte con su actual pareja en las afueras de Madrid. Se trata de un chalet de 290 metros cuadrados aproximadamente y valorado en nada más y nada menos que unos 600.000 euros. “Este 2020 ha venido pisando fuerte. Ha venido a zarandear y mover mi vida, un gran giro. Yo tenía previsto mudarme de casa, todo se ha retrasado mucho. Le digo adiós a la casa donde llevo tres años. Me han pasado muchas cosas, he tenido muchas vivencias, pero en la vida las cosas tienen un principio y un final”. Así despedía su antiguo refugio para desvelar que se había comprado un casoplón de tres plantas, cuatro dormitorios, jardín y piscina.

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