A nadie debería sorprenderle ya que el primogénito de doña Elena de Borbón suponga todo un quebradero de cabeza para Casa Real. Parecía que últimamente se estaba reformando, al menos de cara a la opinión pública, pero la verdad ha terminado cayendo por su propio peso. Felipe Juan Froilán de Marichalar tiene en vilo a Letizia y a don Felipe por culpa de sus numerosos vicios que no dejan en muy buen lugar la imagen de la Corona. ¿Quieres saber cuáles son? Sigue leyendo para descubrirlos.
Los vicios de Froilán que enfadan a Letizia
> No se pierde un solo evento. Toda fiesta de renombre cuenta con la presencia de Felipe Juan. Al hijo de doña Elena de Borbón le gusta pasarlo en grande con sus amigos y no escatima en agua con misterio para asegurarse de que la noche acaba por todo lo alto. Según reveló Suso Álvarez en Sálvame, Froilán suele frecuentar la discoteca de un conocido y siempre reserva la zona VIP para evitar codearse con el resto de mortales. El colaborador aseguró que el primogénito de la infanta ha perdido los papeles en alguna ocasión porque ha bebido más de la cuenta. “Lió un pollo en el privado, tenía una arrogancia que no lo paraba nadie, se puso a gritar a Seguridad. Al niño no se le podía decir nada, iba con unos aires. Es el hijo de quien es y se cree Dios”, aseveró el tertuliano.
No se trata, ni de lejos, de un hecho anecdótico. Son varias las voces que se quejan de que Felipe Juan suele pasarse de la raya cada vez que sale de fiesta, o sea, cada fin de semana. Sus propios guardaespaldas se han cansado de sus escándalos y no están dispuestos a seguir dando la cara por él. Están hartos de que no aprenda de sus errores y se aproveche de su situación privilegiada. “Están cansados de los conflictos, las broncas, los horarios intempestivos y los caprichos de Froilán. No son niñeras y se han negado a seguir escoltándolo”, apuntó Gustavo González en Sálvame. Al parecer, es la infanta Elena la que insta a sus escoltas a seguir a su hijo allá dónde va, a pesar de que no tienen ninguna obligación de hacerlo.
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