Amasó una gran fortuna gracias a sus exitosas canciones, que marcaron un auténtico hito en la historia musical de nuestro país. Pero aunque Manolo Escobar tuvo la suerte de vivir de manera desahogada, lo cierto es que la herencia que le ha dejado a su única hija es un regalo envenenado. Vanessa García Marx está encontrando grandes problemas económicos en un camino que parecía que iba a ser de rosas.
Una fortuita manera de encontrar el éxito
> Cuando nació en 1932, ningún miembro de su humilde y numerosa familia podía imaginar que Manolo no sería un vecino más de Almería sino que su nombre sonaría en todo el mundo. Un hombre al que alojaron en su casa porque lo había perdido todo le enseñó algunas nociones de música. Gracias a eso, Escobar y algunos de sus hermanos comenzaron su andadura actuando en distintas celebraciones.
A partir de ahí, todo fue rodado. Manolo Escobar estuvo en el lugar indicado y en el momento indicado. Su música se convirtió en la banda sonora de todo un país. De hecho, algunos temas tan emblemáticos como Mi carro, Viva España y El Porompompero los siguen tarareando personas de todas las edades. Son canciones que no pueden faltar en las BBC (bodas, bautizos y comuniones). Además, el andaluz también tuvo un importante hueco en el cine.
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Una vida de altibajos
> Manolo fue una gran estrella y, por tanto, su vida privada generaba un enorme interés entre su legión de fans. Sintió un enorme flechazo por Anita Marx, una alemana a la que conoció en una sala de fiestas. En solo tres meses se casaron y casi dos décadas después, en 1978, cumplieron su sueño de ser padres con la adopción de su única hija, Vanessa.
En 2012, y habiendo cumplido sus bodas de oro en la música, Escobar anunciaba su retirada. El artista pasaba por un momento complicado de salud marcado por el diagnóstico y posterior tratamiento de un cáncer de colon que se complicó con operaciones de corazón, caídas… Finalmente su voz se apagaba en octubre de 2013. Y con ese adiós comenzaban los problemas.
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Un adiós con flecos pendientes
> Tras un embargo en el que durante los 80 perdió todo, el coplero logró recuperarse económicamente y llevar una vida sin ostentaciones pero lujosa. A su muerte, Manolo lo dejó todo bien atado. Su mujer, Anita, pudo vivir de manera holgada de las rentas hasta su último adiós, en enero de 2017. Pero con esta despedida, su hija se encontró ante un difícil panorama que se recrudece por momentos.
La fortuna de Vanessa corre peligro. Es cierto que hasta 2062 la actriz tiene garantizados unos altos ingresos por royalties. Además, tiene varias empresas y ha heredado una enorme colección de cuadros de gran valor. Pero la joya de la corona, la casa familiar de Benidorm, está suponiendo un grave quebradero de cabeza. Un túnel del que no ve escapatoria y que podría sumirla en un importante bache económico con el que no contaba.
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Así es la casa de los problemas
> Vanessa es la única heredera del famoso chalet en el que vivieron Manolo y Anita en Benidorm. Una vivienda de la que quiere deshacerse ya que su vida está en Madrid. Así, hace casi dos años la puso a la venta esperando que se la quitaran de las manos. Una casa con una gran historia que, sin embargo, no está teniendo éxito en el sector inmobiliario. Algo que le supone unos elevados gastos de mantenimiento a los que cada vez cuesta más hacer frente.
Se trata de una casa de 363 m² construidos y 1.000 m2 de parcela. Tiene dos plantas, cinco dormitorios dobles, salón comedor con chimenea, terraza, cocina, tres baños completos, dos aseos, terrazas, barbacoa, piscina, garaje cerrado…. Por ella, ubicada en el famoso rincón de Loix, se pide la friolera de 980.000 euros. Una elevada cantidad que Vanessa no consigue que nadie desembolse. Y el tiempo juega en su contra.
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Una herencia inesperadamente compartida
> Este no es el único disgusto que rompe lo que prometía ser una tranquila vida repleta de comodidades para Vanessa. El pasado año se admitía a trámite la demanda de María Eva García, quien asegura ser hija biológica de Manolo Escobar. Este proceso, sin embargo, no se torna fácil para ella puesto que conseguir ADN del artista es muy dificil. Él fue incinerado, su hija no es biológica y sus hermanos ya no viven…
A pesar de todo, si la justicia da la razón finalmente a la asturiana María Eva, le correspondería una parte de la herencia de Manolo Escobar. Así, Vanessa tendría que desprenderse de la mitad de sus propiedades, algo que mermaría notablemente el colchón que su padre le dejo para que ella y su descendencia pudieran vivir sin quebraderos de cabeza.
