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Letizia Ortiz contra todos: las veces en que no pudo ser ella misma

 

Entrar a formar parte de una Familia Real tiene ventajas pero también inconvenientes. Doña Letizia ha tenido que tragar con costumbres instauradas que no han sido de su agrado. Con algunas cuestiones no le ha quedado más remedio que acatar. Sin embargo, con la mayoría, ha conseguido imponer su criterio a medida que su posición de poder ha conseguido equilibrarse con la altura de sus tacones.

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Nobleza obliga

La separación de Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz no se produjo en buenos términos. El padre de la Reina abandonó a su mujer porque se había enamorado de Ana Togores. Esto hizo mella en sus hijas, que se posicionaron al lado de su madre. Aunque se le han adjudicado algunas historias sentimentales, a Paloma no se le ha conocido pareja oficial desde entonces.

Quien bien conoce el paño asegura que para doña Letizia, el divorcio de sus padres fue un trauma. Tanto que su primo, David Rocasolano, llegó a afirmar que cuando eso ocurrió, la entonces periodista lo puso en su lista negra. Jesús y Ana vivieron juntos hasta que se supo del noviazgo de la periodista con el príncipe. Entonces, se casaron en una ceremonia organizada apresuradamente.

A pesar de todo, Ana Togores no estuvo en la boda real. En un principio se dijo que sí. Sin embargo, doña Letizia, siempre según su primo, le comentó que no era adecuado. Alegó que menudo papelón se les venía encima y que a ver cómo sentaban a sus padres estando su madrastra por el medio.

Para que lo sucedido con Ana Togores no tuviera una repercusión negativa en la imagen de los novios, se ideó un plan que consistió en que las dos parejas, don Felipe y doña Letizia y Jesús Ortiz con Ana Togores, fueran inmortalizados a las puertas de un restaurante donde se quería mostrar que habían compartido una amigable cena. Es de suponer que a la periodista le sentaría fatal tener que hacer el paripé pero nobleza obliga.