Jaime PeƱafiel es uno de los periodistas mĆ”s amados y odiados de este paĆs. Su estilo directo y sin pelos en la lengua ha levantado las alfombras de Zarzuela. Cuando se anunciĆ³ el compromiso entre don Felipe y doƱa Letizia, el cronista real se levantĆ³ en pie de guerra. Antes de eso, en su vida han existo otros asuntos que han levantado polvareda. Los analizamos en profundidad.
Lo de PeƱafiel y Letizia es una historia sin final feliz. EstĆ”n condenados a soportarse sin entenderse. Hoy, ella es la Reina. Sin embargo, cuando todavĆa era la prometida de don Felipe, ocurriĆ³ un hecho que ha quedado para la historia. AsĆ lo relatĆ³ Jaime en una entrevista para VanityĀ Fair:
āEstĆ”bamos en una recepciĆ³n en el Ayuntamiento de Madrid. Ya se habĆa anunciado el compromiso. Ella (Letizia) me vio y se vino para mĆ llevando detrĆ”s a ministros, a la gente de la casa, al alcalde… Entonces me apunta con el dedo y me dice (pone voz autoritaria) āĀ”MĆrame a los ojos! ĀæEstoy triste? Lo has dicho tĆŗā. Y le dije: āĀ”CĆ³mo voy a decir esa tonterĆa!ā. Y como la cosa se ponĆa fea, tuve la serenidad del momento de decir: āLetizia, tĆŗ que eres una persona muy culta te voy a recitar un poema de Gutierre de Cetina que posiblemente sepasā. Pero el asunto no acabĆ³ aquĆā¦
AsĆ continĆŗa Jaime su relato de los hechos: āA todo esto habĆa un silencio sepulcral, porque la gente le habĆa oĆdo gritar y todos estaban pendientes. āOjos claros, dulces y serenos, de un dulce mirar sois alabados, Āæpor quĆ©, si me mirĆ”is, mirĆ”is airados?ā. Y me interrumpiĆ³: āĀ”Yo no estoy airada!ā. Le dije pues estarĆ”s disgustada. āĀ”Yo no estoy disgustada!ā. Pues estarĆ”s cabreada. Entonces me cogiĆ³ la mano y me dijo: āTe voy a dar un consejoā. (Interrumpe el relato indignado) Ā”ĀæA mĆ, que llevo 40 aƱos de profesiĆ³n?! āAntes de hablar, llama a Zarzuelaā.
Le contestĆ©: āĀæPero quĆ© me estĆ”s diciendo?ā. Y siguiĆ³ indignada increpĆ”ndome: āAdemĆ”s es que te metes con mi familiaā. Yo le respondĆ: āDecir que tu abuelo es taxista y tu madre sindicalista es meterme con ellos?ā. Y lo siguiente fue que me metĆa con sus tacones. Incluso casi se quita un zapato para enseƱarme que no llevaba un tacĆ³n de 10 cm. Al final me cogiĆ³ las manos y me dijo: āTenemos que vernos mĆ”sā, y hasta hoy. Me puso en una situaciĆ³n muy violenta, ella se equivocĆ³, y yo que soy pacĆfico me sentĆ bastante agredido. Y desde entonces ella puede pensar que no lo he olvidado, pero a la media hora ya ni me acordabaā.
Si hay una persona dentro de la Familia Real a quien PeƱafiel tiene en alta estima es doƱa SofĆa. Siempre ha alabado la discreciĆ³n y resignaciĆ³n con la que ha llevado su tormentoso matrimonio. No es ningĆŗn secreto que don Juan Carlos no ha sido el marido abnegado con el que la joven SofĆa soƱaba cuando se conocieron. Si bien durante los primeros aƱos de uniĆ³n se comportĆ³, tras la muerte de Franco se desmandĆ³. Y lo hizo a los ojos del mundo, lo que puso a su mujer en una situaciĆ³n mĆ”s que complicada.
Pero hay una cosa que Jaime no le perdona a la Reina EmĆ©rita, que no le enviara un mensaje cuando falleciĆ³ su hija. Era una chica brillante, inteligente y con un futuro prometedor que se vio interrumpido cuando las drogas aparecieron en su vida y anularon su voluntad hasta que acabaron matĆ”ndola. En aquellos momentos, PeƱafiel creyĆ³ que doƱa SofĆa le harĆa llegar el pĆ©same. Hablamos de una mujer muy cumplidora en estas cuestiones, de las que agradece y consuela a travĆ©s de notas manuscritas. Sin embargo, no lo hizo con el cronista real, que ni olvida ni perdona que estando ella tan involucrada en la lucha contra la drogadicciĆ³n no tuviera la sensibilidad suficiente en tan difĆciles momentos para Ć©l.
Los aƱos han acabado por separar a don Juan Carlos de Jaime. En tiempos, ambos mantenĆan una estupenda relaciĆ³n. El periodista formaba parte de la comitiva que acompaƱaba a los reyes en sus viajes oficiales. Sin embargo, todo se derrumbĆ³ cuando PeƱafiel publicĆ³ Juan Carlos y SofĆa. Retrato de un matrimonio (La Esfera de los libros).
Quiso el destino que los protagonistas coincidieran en la cena homenaje a Sabino FernĆ”ndez Campos por su noventa cumpleaƱos. El periodista se acercĆ³ al Rey EmĆ©rito y lo saludĆ³. A lo que Ć©ste contestĆ³: āHombre, Jaime. No creĆa que tuvieras el valor de venir a saludarme, despuĆ©s de lo que has escritoā. Y el periodista incidiĆ³ en que eso era lo que querĆa, hablar. Don Juan Carlos le espetĆ³: āComprenderĆ”s que no tenemos de que hablarā y se marchĆ³, quedĆ”ndose el cronista real con un palmo de narices. Sin embargo, Jaime asegura que las cosas no ocurrieron asĆ y que el soberano: āNo me reprochĆ³ nada, sino que me pidiĆ³ y me estrechĆ³ la manoā. ĀæQuiĆ©n miente aquĆ?
Ser cronista real es un oficio de riesgo. Al menos en el caso de PeƱafiel, que viviĆ³ una experiencia para olvidar que abordĆ³ en La mesa estĆ” servida, majestad (MartĆnez Roca). Ya avisamos que la anĆ©cdota puede herir su sensibilidad. Si es usted impresionable, mejor no la lea. AsĆ lo relatĆ³ el periodista: āA mĆ la cosa mĆ”s rara que me ha sucedido en una mesa fue cuando comĆ carne humana sin saberlo. OcurriĆ³ en un banquete que ofreciĆ³ aquel loco de Bokassa cuando se proclamĆ³ emperador del imperio de CentroĆ”frica en 1976.
Lo sirviĆ³ el restaurante parisino Maxim’s, pero habĆa un plato de carne que se hizo allĆ y que nos dijeron que era el no va mĆ”s de la cocina local. Nos presentaron una carne en salsa que, al probarla, me pareciĆ³ riquĆsima. A mi lado se encontraba el diplomĆ”tico Alberto Aza, actual jefe de la Casa del Rey, y tambiĆ©n le gustĆ³. Al cabo de unos meses nos enteramos que la carne procedĆa de unos escolares que Bokassa habĆa ordenado asesinarā.
El anuncio del matrimonio
Cuando se anunciĆ³ el compromiso deĀ don FelipeĀ conĀ doƱa Letizia,Ā Jaime PeƱafiel, que habĆa sido muy crĆtico conĀ Eva Sannum, escribiĆ³ un artĆculo pidiendo perdĆ³n a la modelo que mostraba muy a las claras que no le gustaba la decisiĆ³n amorosa del heredero: āPerdĆ³n, pido perdĆ³n aĀ Eva Sannum. PerdĆ³n, perdĆ³n tambiĆ©n aĀ Camilla Parker. Me siento en estos momentos avergonzado por mis crĆticas a la modelo noruega, de quien pensaba que no podĆa ser la inmediata sucesora de un modelo de reina comoĀ doƱa SofĆa. SĆ³lo porque era horterilla, que eso se cura como al borracho la borrachera. Y sin formaciĆ³n. Avergonzados se sentirĆ”n hoy, tambiĆ©n, todos aquellos que piensan queĀ Camilla ParkerĀ no podrĆ” ser reina de Inglaterra por… divorciada. Como mucho, sĆ³lo la esposa del Rey. ĀæY quĆ© decir deĀ Isabel Sartorius, el primer gran amor deĀ don FelipeĀ a la que descalificaban por ser hija de divorciados? Pero, como dirĆa un castizo… otro vendrĆ” que bueno te harĆ”ā.
La relaciĆ³n con el rey Juan Carlos
Jaime PeƱafielĀ escribiĆ³ una carta abierta aĀ doƱa LetiziaĀ donde le explicaba el porquĆ© de su reacciĆ³n cuando se enterĆ³ de que ella era la elegida porĀ don Felipe: āReconozco que, con el sorprendente anuncio de boda, me sucediĆ³ lo que con las sentencias judiciales: las acato āĀ”faltarĆa mĆ”s!- aunque no las compartoā¦ Cualquier joven puede ser reina de EspaƱa y eso, estimadaĀ Letizia, me es muy difĆcil de aceptarā. El periodista continĆŗa su artĆculo citando las palabras deĀ don JuanĀ sobre el matrimonio delĀ prĆncipe de Asturias: āEl prĆncipe sabe que no puede ser libre para elegir a su futura mujer porque Ć©sta serĆ” la Reina de EspaƱa. Su libertad de elecciĆ³n estĆ” limitadaā.
Los consejos a la Reina
Pero no todo han sido crĆticas deĀ PeƱafielĀ aĀ doƱa Letizia, tambiĆ©n consejos. Por ejemplo, sobre los altĆsimos tacones que la reina debe utilizar sĆ o sĆ para que no se vea tanta diferencia de altura con el rey. TambiĆ©n sobre cĆ³mo estrechar manos sin cansarse. Y, por supuesto, acerca de la conveniencia de sonreĆr: āEsfuĆ©rzate,Ā Letizia, no sĆ³lo para controlar tu carĆ”cter (ĀæquĆ© sucederĆ” el dĆa que no lo hagas?), sino para que no se produzca en ti esa terrible dualidad que posees: una sonrisa expansiva y espontĆ”nea, por un lado, como gĆ©lida es la expresiĆ³n cuando se produce la repentina desapariciĆ³n de esta sonrisa, por otroā¦ No te olvides nunca del protocolo, que es una barrera muy eficaz contra toda clase de agresiones, engendradas por el desenfado, la familiaridad y la mala educaciĆ³n. A buen entendedorā¦ā.
La relaciĆ³n con sus hijas
La faceta deĀ doƱa LetiziaĀ como madre ha sido puesta en cuestiĆ³n porĀ Jaime. AsĆ se expresĆ³ el periodista: āLetiziaĀ estĆ” deformando el carĆ”cter de las niƱas. Simplemente son niƱas y hay que educarlas como talā¦Ā LetiziaĀ ve aĀ LeonorĀ como la futura reina de EspaƱa, y creer eso es ser demasiado optimista. No sabemos si para entonces habrĆ” monarquĆaā.Ā El periodista no entiende como siendo la soberana nieta de taxista e hija de una madre sindicalista de izquierdas, āestĆ© dando este tipo de educaciĆ³n a sus hijasā. Una vez mĆ”s,Ā PeƱafielĀ pone el ejemplo deĀ doƱa SofĆaĀ por delante: āHasta determinada edad todos los niƱos se educan igual.Ā FelipeĀ se educĆ³ como un niƱo normal. A la reinaĀ SofĆaĀ le aconsejaron que dejase a su hijo asistir a las fiestas de cumpleaƱos de los demĆ”s niƱos y ella cediĆ³ā. TambiĆ©n resalta las diferencia de crianza entre las infantas y otros miembros de su generaciĆ³n pertenecientes a diferentes casas reales: āLa mayorĆa de monarquĆas europeas llevan a sus hijos a colegios pĆŗblicos. Las hijas del rey estĆ”n en un ambiente muy restringidoā.
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Ā La relaciĆ³n con la gente
PeƱafielĀ tiene claro queĀ LetiziaĀ es un escollo paraĀ don FelipeĀ en su puesto de rey:Ā āNunca he llamado reina aĀ Letizia. A veces hace de menos a su marido. El otro dĆa lo vimos: se negĆ³ a ir a Palma a felicitar a la tĆaĀ Pilar, una anciana de ochenta aƱos. El ejemplo que da no es bueno. Una vez tuvimos un encontronazo, incluso me seƱalĆ³ con el dedo. Le dije que no lo hiciera. Fue muy desagradableā¦ Ha igualado la monarquĆa por abajo. Es la consorte y tiene que tener un comportamiento mucho mĆ”s serio. ĀæQuĆ© es eso de llevar aĀ FelipeĀ a MalasaƱa? Me gusta mucho ese barrio, pero no es para que vaya el rey con unos pantalones rotosā.
La pregunta del millĆ³n: ĀæSigue sin gustarle aĀ Jaime PeƱafielĀ LetiziaĀ como reina? AquĆ va su respuesta: āEntiendo que a los aristĆ³cratas no les caiga bien por sus orĆgenes mĆ”s que modestos pero que a la gente sencilla tampoco le guste, es de sospechar. Hay algo enĀ LetiziaĀ que el pueblo rechaza. Es prepotente, agresiva en sus gestos, actĆŗa como titular en vez de consorteā. En opiniĆ³n del periodista,Ā doƱa LetiziaĀ āSe siente mejor en el papel de famosa que en el de reina. Dice cĆnicamente que le gustarĆa que solo le juzgaran por su reinado pero se cambia de look pensando en la impresiĆ³n que darĆ” a la prensa y lleva a cabo todo tipo de frivolidades como la cirugĆa. No es natural, siempre esta forzada queriendo demostrar que es la mejorā.
La relaciĆ³n con la reina SofĆa
Lo cierto es que son muchos quienes reprochan aĀ doƱa LetiziaĀ su forma de entender la monarquĆa. El hecho de que no sea proclive a mostrar a sus hijas ha levantado polvareda. Estamos ante las princesas menos conocidas de la realeza europea. Tampoco gusta la forma en queĀ doƱa LetiziaĀ ejerce de reina, como si fuera un trabajo a tiempo parcial. Ā”Y ay de aquel que intente averiguar quĆ© hace en su tiempo libre! ĀæPerdonarĆa la reinaĀ LetiziaĀ una infidelidad?Ā PeƱafielĀ es rotundo: āNo tolerarĆa una infidelidad porque le falta la profesionalidad deĀ doƱa SofĆa. Quiere ser reina de 9 a 2 yĀ SofĆaĀ lo es las 24 horas. Son opuestas por eso no pueden ser amigas.Ā SofĆa, por ejemplo, es antiabortista cien por cienā.
A pesar de todo,Ā PeƱafielĀ considera queĀ doƱa LetiziaĀ ha sido transparente desde el minuto uno, cuando ya dio muestras de su verdadero carĆ”cter al anunciarse el compromiso: āElla no engaĆ±Ć³ a nadie es la pura verdad. Ella dejĆ³ claro en su presentaciĆ³n en el Pardo quiĆ©n era. No estaba dispuesta a que nadie le avasallara, le interrumpiera cuando le corrigiĆ³ al prĆncipe. Aquello dejĆ³ a toda EspaƱa conmocionada, ni en la Casa Real podĆan creerse lo que estaban viendo, ni los espaƱoles tampocoā¦ Ella entra en la Casa Real avasallando, sin mano izquierda, con mucha seguridad, pero se olvida de que no es la titular. Le queda mucho que aprender deĀ doƱa SofĆa, que ya ha dejado claro que ella es la reina porque estĆ” casada con el Rey. Eso tiene que tenerlo presente es la consorteā.
Letizia Ortiz y la imagen
SegĆŗnĀ Jaime PeƱafiel,Ā doƱa LetiziaĀ no cae bien a algunos de sus familiares polĆticos: āLas Infantas no la toleran y el Rey tampoco. La Ćŗnica que se esfuerza por integrarla esĀ doƱa SofĆa, que adora a su hijo. Hace lo imposible para que su matrimonio funcioneā. ĀæCĆ³mo esĀ doƱa LetiziaĀ segĆŗn el veterano periodista? āSiempre quiere ser la mĆ”s en todo. La mĆ”s lista, la mĆ”s culta, la mĆ”s guapa, la mĆ”s eleganteā¦ Tanto esfuerzo la consume. AsĆ estĆ” tan delgadaā. ĀæAĀ JaimeĀ le gusta el aspecto de la reina? āEstĆ” visto que lo deĀ LetiziaĀ es sorprender todos los dĆas: ĀæquĆ© me pongo hoy? ĀæCĆ³mo me peino? ĀæCĆ³mo me maquillo? Ignoro quiĆ©n es su estilista. De todas las maneras, no le hace caso alguno. Pero una consorte real no deberĆa cambiar de imagen todos los dĆas. Perdonen que me repitaā.