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Carmen Borrego aclara si hay rivalidad entre su hija y su sobrina Alejandra

Carmen Borrego nos da las claves del fiestón de la semana, el de su sobrina Alejandra Rubio. Gran expectación mediática. Más de 50 periodistas entre reporteros gráficos, redactores y fotógrafos nos reunimos la pasada noche del jueves en la madrileña sala Gabana de Madrid. La hija de Terelu Campos sería la gran protagonista. Tras cumplir 18 años, Alejandra convocó a través de los medios de televisión a la prensa nacional para, por fin, debutar como celebrity gracias al peso y poder del apellido Campos. 

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Carmen Borrego arrojó cordura en una cita repleta de flashes

Carmen la hija de carmen borrego la mejor nieta de teresa campos para jugar a las cartas con ella

 

Las que mejor supieron reaccionar ante la lluvia de medios y preguntas fueron María Teresa Campos y Carmen Borrego. Esta última era quien advertía que no podía dar muchas declaraciones, porque tendría que ser su madre y la propia Alejandra las que hablaran. Aún así, la menos de las dos hermanas del clan Campos anunció que era una noche especial para su sobrina y que espera que ella sea una gran diseñadora de moda: “Como mi hija es abogada, Alejandra será lo que ella quiera ser”, matizaba Borrego. Carmen Borrego, además, -la primera en hacer aparición junto a su hija Carmen- explicó que “entre las primas se llevan fenomenal y que ambas estarán profesionalmente hablando fuera de la televisión”. 

Así, entre un gran desfile de invitados VIP como fueron Oriana Marzoli, Liz Emiliano, Aless Gibaja, Carlota Corredera, Joaquín Torres, Kike Calleja y un largo etcétera, la noche para Alejandra continuó y acabó de madrugada de la mano de Álvaro Lobo, su chico, a quien no vimos posar en el photocallRubio rechazó anoche ser una estrella mediática. Hubo grandes y sonadas ausencias haciendo que la prensa nos hagamos una clara pregunta: ¿Han utilizado las Campos el reclamo de sus amigos famosos para mover a los medios hasta el evento? Sea como fuese, el photocall estuvo repleto de flashes. ¡Felicidades, Alejandra!

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