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El incierto futuro profesional de Carlota Corredera tras Cámbiame

El programa de cambios de Telecinco está a punto de bajar la persiana por última vez. Una vez que tenga lugar este hecho, todo el equipo del programa tendrá que irse de patitas a la calle. Sin embargo, quién puede que tenga una nueva oportunidad, o, por lo menos, un diferente horizonte, es Carlota Corredera.

La presentadora del espacio se quedará fuera de su habitual puesto de trabajo, y tendrá que buscarse un nuevo hueco en la parrilla de televisión con el que poder llegar a final de mes. Y todo llega en el momento en el que se ha decidido aventurarse a la compra de una carísima propiedad, que puede suponerle la ruina si no consigue trabajo pronto.

Carlota Corredera

La primera opción que le surge a Carlota Corredera es volver, de manera estable, a ‘Sálvame Diario’. Ella estaba presentando el espacio en ausencia de Jorge Javier y de Paz Padilla. Pero ahora puede que necesite asistir algún día más. Puede que, incluso, acceda a acudir como colaboradora a ‘Sábado Deluxe’, en un puesto de entrevistadora en el que la hemos visto en más de una ocasión.

Otra de las opciones que se le abren es intentar explotar un poco más la faceta publicitaria. Carlota Corredera sabe por experiencia propia lo que es ser imagen de marcas. Una de las primeras que se interesó por ella fue Pronakal, una empresa dedicada a elaborar dietas destinadas a las pérdidas de peso. Sin embargo, el pasado mes de octubre dejaba de participar en campañas con ellos, porque la empresa empezó a temer que pudiera recuperar el peso perdido, haciendo que la imagen de la marca se viera deteriorada.

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Sin embargo, desde entonces, Carlota Corredera ha conseguido ser imagen de diferentes empresas o marcas, que hemos ido viendo mencionadas en su perfil de Instagram. Entre las dos más destacadas, encontramos, por un lado, la de una empresa de productos de masaje, y otra de cervezas. Sin duda, dos marcas que no le ayudan mucho a esa imagen de fit-girl con la que quiere relacionarse, y que la colocan, de nuevo, en el disparadero de convertir su imagen en el sinónimo del sedentarismo.