Estíbaliz Sanz fue la sensación de los años 90. Ella estuvo en el programa de Javier Sardá, “Crónicas Marcianas”, donde empezó a ser de lo más conocida, y a partir de ahí fue subiendo escalones, hasta que su suerte se acabó, y tuvo que buscar trabajo fuera de la televisión.
No solo eso, sino que se enganchó a las drogas, durante al menos dos años. Ella misma lo confesó en televisión, allá por el año 2012. Pero también echa la culpa a la gente. Según ella, ayudó a muchas personas. Pero cuando ella estuvo mal, nunca supo de ellas. Evidentemente, lo vemos injusto, pero no se ayuda solo porque esperas que te den algo a cambio. En cualquier caso, tuvo que trabajar de barrendera, pero también de comercial a puerta fría y en restaurantes.
En su retiro del mundo de la televisión, Estíbaliz ha tenido un hijo por el que, como toda madre, lucha con uñas y dientes. Ha decidido darse una segunda oportunidad -físicamente hablando- y el pasado viernes se puso en manos de los estilistas más mediáticos de España: Cristina, Pelayo y Natalia.
Fue esta última quien decidió renovar la imagen de Sanz, que se emocionaba al verse de nuevo con un look actual, un arreglo facial gracias a la medicina estética y un nuevo tono de cabello que según Ferviú le daba un toque más fresco y juvenil a su rostro. Un detalle, el del color de pelo, que no terminó de gustar a su tímido hijo, de tan solo ocho añitos, que fue testigo del cambio junto a su «tata», Venus, hermana de Estíbaliz.
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La fama es efímera, de ahí que digan que solo tenemos nuestros quince minutos de fama. Es por eso que se deben aprovechar bien. Porque después, ya nadie habla de ti. ¿Qué pasó con estos famosos que fueron lo más en los 90? A algunos los reconocerás. Pero si eres joven, probablemente no te acuerdes de ellos.
Margarita Seisdedos
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¿Quién no recuerda a la inolvidable madre de Yurena? Bueno, en la época en la que era más famosa, también era conocida como Tamara (la del «No cambié»). Y es que eran inseparables: a Yurena no le hacía falta guardaespaldas, si tenía a su madre. Porque la señora iba armada con un bolso y un ladrillo, y con eso se apañaba.
No solo en la calle, sino también en los platós de televisión. Era como la madre de las madres. En cuanto veía que alguien empezaba a decir algo que no le gustaba, ella agarraba bolso en mano, y empezaba a gritar. No había quien pudiese con ella. Ahora, ella ha dejado los platós de televisión, pero sigue queriendo a su hija. Cuando Yurena participó en «Supervivientes», le mandó un vídeo, que hizo llorar a la cantante, sobre todo después de vivir momentos tan duros, como el diagnóstico a Margarita de alzheimer y demencia.
