La noticia de la separación de Agatha Ruiz de la Prada y Pedro Jota RamÃrez ha sorprendido a propios y a extraños. Si bien es cierto que las lenguas de vecindona comentaban que la pareja atravesaba fuertes desavenencias, nadie esperaba un desenlace tan próximo. Sobre todo porque el director de El Español tiene una gran capacidad para el análisis. Calibra a la perfección cuáles son las consecuencias de sus decisiones. Tanto las profesionales, donde cosecha éxitos innegables, como en lo personal.
Él sigue tranquilo. Mira al futuro con optimismo, aunque al equipo de esta revista no haya querido dar más información sobre su divorcio: «entended mi silencio», explicaba a través del teléfono. Tampoco quiere entrar a matar Agatha Ruiz de la Prada. La diseñadora, que recientemente inició una campaña solidaria con Deliveroo, está rota, destrozada, sorprendida e, incluso, molesta. Explican a Cotilleo.es que Agatha intentó luchar por salvar su matrimonio hasta el último momento: «es verdad que los dos son de armas tomar, pero ella que suele vender una imagen de total independencia, le necesitaba como el aire para respirar», me cuentan.
De lo que no cabe duda es de que los protagonistas del escándalo hablarán. Lo harán tarde o temprano, pues saben que la información es poder. Lo que se desconoce, sin embargo, es si Pedro Jota dará habida cuenta en su periódico de su nuevo cambio de vida. Porque sÃ, parece que el periodista se ha enamorado de nuevo. Y con tanta intensidad que, lo demás, no importa.
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