Desde que el Caso Nóos salpicó a la Corona, la hija pequeña de los eméritos y su marido no son bien recibidos en Zarzuela. Las puertas de Palacio están cerradas, a cal y canto, para la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín, a petición expresa de doña Letizia. Ahora, la soberana ha dado un paso más y ha llevado al exilio a sus cuñados. ¿Quieres conocer más detalles? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
Cuando la Monarquía saltó por los aires
> En 2018, el cuñado del rey Felipe VI fue condenado a cinco años y diez meses de prisión por los delitos de prevaricación, malversación, tráfico de influencias y otros fraudes contra la Administración y la Hacienda Pública. Se trata de uno de los mayores escándalos de corrupción en los que la Corona se ha visto inmersa, y desde las altas esferas de Zarzuela tuvieron que hacer grandes esfuerzos por recuperar la confianza de la ciudadanía en la institución. Para empezar, condenaron al ostracismo a la infanta Cristina, que dejó de ser bienvenida en Palacio. Su veto se mantiene hasta el día de hoy, y algunas voces cercanas a Casa Real sostienen que Letizia ha tenido mucho que ver en esta situación. Por lo visto, fue ella quien presionó a su esposo para que tomara medidas drásticas contra su hermana y su cuñado.
Ahora que se acerca la liberación de Urdangarin, que ya ha disfrutado de dos permisos penitenciarios, Letizia se ha visto obligada a ir mucho más lejos en su intento de alejar a la infanta Cristina y a Urdangarín de Zarzuela. Según las últimas informaciones, podría estar a punto de enviarlos fuera de nuestras fronteras, y ya les está buscando un lugar allende España, en el que su presencia no incomode a la Monarquía.
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Letizia da puerta a Cristina y Urdangarín
> Se forma un gran revuelo mediático cada vez que el deportista sale de prisión por alguno de sus permisos. A Casa Real no le hace ni pizca de gracia la expectación que se genera, porque considera que trae a la memoria de la ciudadanía aquel caso de corrupción que tanto daño hizo a la Corona. Felipe y Letizia saben que la situación empeorará cuando Urdangarín disfrute de la puesta en libertad definitiva y campe a sus anchas junto a Cristina de Borbón, a ojos de todo el mundo. Así, han orquestado un plan para que Iñaki y la infanta no vuelvan a ser un problema que incordie a la Corona. “Don Juan Carlos está intentando encontrarle un trabajo en el extranjero, ya que los reyes no quieren tenerlo cerca”, sostiene Pilar Eyre en su columna de Lecturas.
Al parecer, los monarcas quieren dar puerta al exjugador de balonmano y a su mujer, y ya les están buscando acomodo bien lejos de España. De hecho, cuando Iñaki disfruta de sus permisos, la pareja debe huir a Vitoria “para que no sean tan evidentes los desprecios que sufre por parte de la familia real. Tienen las puertas de Zarzuela cerradas”, apunta la cronista. Urdangarín y la infanta Cristina se sienten despreciados por la Corona, y la familia del vasco ha empezado a cansarse de tantos desplantes a su querido Iñaki.
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La familia de Urdangarín se enfrenta a Zarzuela
> Los seres queridos del deportista siguen destrozados por su ingreso en prisión. Lo consideran una injusticia y creen que Casa Real no hizo todo lo que pudo para evitar este final. Además, les enfurecen los desprecios a los que él y su esposa son sometidos desde que se destapó el Caso Nóos. “El cabreo viene de lejos. Como me contó una amiga de la familia un día: ‘La hermana de Iñaki me ha llegado a decir: si mi padre viviera y viera lo que están haciendo con Txiki (mote cariñoso con el que se refieren a Urdangarín), ya habría prendido fuego a Zarzuela’”, mantiene Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Se trata, sin duda, de una situación complicada en la que todos sufren, especialmente el preso que cumple condena.
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La depresión de Urdangarín
> Es el rayo de luz que Iñaki aguarda impaciente desde que alcanzó un cuarto de su condena. Con cada permiso, el marido de la infanta puede disfrutar de su libertad durante unos cuantos días, pero la felicidad que experimenta torna en sentimientos más oscuros en cuanto regresa a la prisión. “Ansiedad, impaciencia, euforia, tristeza, depresión. Son las cinco fases por las que pasa Urdangarín cada vez que sale de permiso”, apunta Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Al parecer, todos los presos en su situación experimentan la misma situación, y “necesitan ayuda terapéutica” para regresar a su rutina carcelaria tras haber experimentado la satisfacción de reencontrarse con sus seres queridos allende los muros de la cárcel. “El aislamiento les resulta insoportable”, concluye la periodista.