Hace unas horas conocimos la desafortunada noticia de que el actor español Adolfo Fernández había fallecido a causa de un cáncer con tan solo 67 años. Una pérdida que ha desencadenado una oleada de mensajes por parte del sector cultural, donde está considerado como una figura respetada por su carrera, su compromiso con el teatro y su trayectoria en cine y televisión.
Murió tras una enfermedad oncológica que se había agravado en los últimos meses, y lo hizo de forma discreta, en un entorno de lo más íntimo, como es su casa de Perales de Tajuña, donde se despidió de su familia. Durante los últimos meses, Fernández había ido retirándose progresivamente de la actividad escénica a medida que la enfermedad le iba robando fuerzas, aunque nunca abandonó del todo su pasión por la profesión.
Las reacciones a su muerte
Antes de irse, se aseguró de dejar constancia de su última voluntad expresada en vida, que era donar su cuerpo a la ciencia, razón por la que no se celebrará un funeral convencional, como suele hacerse con personajes públicos de esta talla. Es por ello, que la noticia de su fallecimiento ha conmocionado al sector, que lo ha recordado como un estupendo actor, maestro del oficio y una persona estupenda. Muchos compañeros han destacado su generosidad, su humildad y su capacidad para hacer mejores a quienes trabajaban con él.
Destacamos, por ejemplo, los mensajes de Laura Pamplona y David Janer, con quienes compartió rodaje en ‘Águila Roja‘, los cuales han expresado su dolor y han recordado al sevillano como «un hombre íntegro, comprometido y solidario», destacando su cercanía y sentido del humor. Otros actores y directores han subrayado su entrega absoluta al personaje, su rigor en el trabajo, así como su mirada crítica y lúcida sobre el mundo.
La Academia de Cine y la comunidad teatral española, han emitido comunicados de condolencia, reconociendo su aportación al cine y al teatro, destacando que su legado artístico seguirá vivo y perdurará en generaciones futuras. Desde el sector también se ha resaltado algo muy especial, como es su labor en la formación de nuevos intérpretes y su compromiso con causas sociales, como por ejemplo, su trabajo en talleres dentro del sistema penitenciario, algo que dice mucho de él como persona.
De Sevilla al mundo artístico
Adolfo Fernández nació en Sevilla, aunque su infancia y juventud transcurrieron en Bilbao, donde se formó en el teatro vasco en plena efervescencia de los míticos años ochenta. Hijo de un cántabro y una gaditana, de familia obrera, estudió en los Maristas y fue allí donde empezó a sentir la llamada de la escena artística. Su voz profunda, su presencia magnética y su mirada intensa lo convirtieron pronto en un actor reconocido, capaz de habitar personajes con una verdad escénica poco común.
En televisión, se hizo especialmente conocido por su papel como Carlos Gándara en la serie ‘Policías, en el corazón de la calle‘, donde encarnó a un policía de carácter fuerte y sentido del deber, un personaje que le valió el Premio Unión de Actores Vascos al mejor actor de Televisión en 2001. Años después, su rostro se consolidó en el gran público gracias a series como ‘Los 80‘, ‘7 vidas‘, ‘B&B, de boca en boca‘, ‘Machos alfa‘, ‘Amar es para siempre‘ y, sobre todo, ‘Águila Roja’, donde interpretó al monje Agustín, mentor y confidente del protagonista.
También dejó huella en otras reconocidas series como son ‘Los misterios de Laura‘, ‘Las chicas del cable‘, ‘Secretos de Estado‘, ‘Cuéntame un cuento‘ y ‘La noche más larga‘, donde siempre destacó por su naturalidad, su capacidad para dar profundidad a personajes secundarios y su rigor interpretativo. En cine, trabajó en películas como ‘Entre las piernas‘, ‘Yoyes‘, ‘El arte de morir‘, ‘Todo es silencio‘, ‘Ebro, de la cuna a la batalla’, ‘Pieles‘, ‘Silencio en la nieve‘ y ‘Mujeres en el parque‘, colaborando con directores como José Luis Cuerda, Mario Gas, Pedro Almodóvar, Icíar Bollaín o Daniel Monzón.
El teatro: su verdadera pasión
Y aunque el público más mainstream le conoció en gran parte por su trabajo en la televisión, se sabe que el teatro fue su verdadero hogar y su pasión más profunda. De hecho, a finales de los ochenta se inició en la dirección al frente de la Escuela de Teatro de Sestao, con espectáculos como, ‘Woyceck‘ y ‘Canal TVT’, con los que ya mostraba su compromiso a través de textos valientes mostrando un teatro de autor comprometido que no dejó indiferente a nadie.
En 2002, junto a Cristina Elso, fundó la compañía K Producciones, un proyecto que se convirtió en refugio, laboratorio y hogar creativo para muchos actores y dramaturgos. Desde K Producciones, Fernández apostó por textos contemporáneos con un enfoque político y social, montajes que desafiaban al público, que incomodaban y que buscaban la verdad del ser humano más allá de las formas.
Entre sus obras más destacadas como actor e incluso como director podemos mencionar ‘Testigo de cargo‘, ‘Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini‘, ‘A Electra le sienta bien el luto‘, ‘Frankie & Johnny y Martes de Carnaval‘, muchas de ellas dirigidas por Mario Gas en el Centro Dramático Nacional. También dirigió y protagonizó ‘Zanahorias en el vientre de la bestia‘, ‘Mamma mia‘ y ‘El hombre elefante‘, entre otras.
Aunque sin duda el gran reconocimiento de su carrera teatral llegó con ‘En la orilla‘, la adaptación teatral de la novela homónima de Rafael Chirbes, que dirigió, produjo y protagonizó en 2017. El montaje fue un éxito para crítica y público, y obtuvo el Premio Ercilla a la Mejor Creación Dramática en 2017. Al año siguiente recibió el Premio Max a la Mejor Adaptación o Versión de Obra Teatral, uno de los galardones más prestigiosos del teatro español, que compartió con Ángel Solo.
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