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La dura infancia de Agatha Ruiz de la Prada: La relación con su padre y sus traumas

Entrar en la casa de Ágatha Ruiz de la Prada es como darte un chute de adrenalina. El color intenso de los muebles en blanco, verde, o fucsia, la luz que entra a raudales por los grandes ventanales, las librerías atestadas de libros de arte, sobre moda, novelas, son el fiel reflejo de una mujer con una gran personalidad. 

Perteneciente a una familia de artistas y aristócratas, musa de la Movida madrileña, marquesa de Castelldosrius, baronesa de Santa Pau y Grande de España, diría que los títulos no le han cambiado su espíritu inquieto, excéntrico y disfrutón. Divorciada del famoso periodista Pedro J. Ramírez, con el que tuvo dos hijos, Tristán y Cósima, fruto de una relación de más de treinta años, Ágatha ha dado un paso al frente para contar ‘Mi historia’. Unas memorias en las que se desnuda como solo ella sabe hacerlo.

Agatha Ruiz de la Prada al desnudo

Ágatha Ruiz de la Prada

Ágatha nunca ha tenido pelos en la lengua, y ahora para contar su propia vida en un libro menos. Se ha sincerado sobre su padre, a que califica como «trabajador» pero «mujeriego»: «Al final acaba con una asistenta, Vicenta, eso para una familia como la nuestra acaba siendo muy destructor», y es que al final el linaje también pesa mucho, pero ella estaba dispuesta a sobrevivir y no parecerse a su familia: «Desde muy pequeña me di cuenta de que el trabajo te ayuda a sobrevivir y te da la vida. Como cuento en mi libro, la mía es la historia de una familia súper desestructurada.

La diseñadora desveló un episodio desconocido de su vida. «Cuando se murió mi padre, salió que yo tenía una hermana secreta que él no había reconocido», contó. Ágatha daba más detalles: su hermana era arquitecta y se parecía mucho a ella. Ruiz de la Prada confesaba que no la conocía, pero que ésta fue beneficiada en el reparto de la herencia paterna.

Un pasaje de su historia familiar que ha permanecido en silencio durante los cinco años que han transcurrido desde el fallecimiento de su progenitor, el arquitecto Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz, en 2015 a los 88 años. La creadora hablaba de su padre como un señor al que “le encantaban las señoras, un poco Julio Iglesias”.

Pero Juan Manuel también tenía sombras. En el programa de Bertín Osborne, Ágatha contó que su padre solo fue una vez a un desfile y que echaba de menos su cariño. Pero si hay una mancha en el espléndido currículum profesional de Juan Manuel Ruiz de la Prada es suimplicación en el caso Ibercorp, un escándalo financiero que terminó con Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, y Manuel de la Concha en prisión. Pedro J. se enteró de la posible implicación de su suegro y no dudó en publicarlo. El periodista aseguró que Ágatha jamás le pidió que no lo hiciera y le dejó hacer su trabajo. Cosas de familia.

Mis hermanos, unos se quedan en Madrid, otros en Barcelona, nadie nos vigila, nadie nos controla… ahí veo mucho sufrimiento en todos los sentidos, incluso económicos», se sincera. Una familia desestructurada que, sin embargo, intentó que no se repitiera con la que ella formó junto a Pedro J. Ramírez: «Aunque los niños han estado mucho en Estados Unidos, cuando venían aquí en Navidades o en verano se encontraban con una familia unida, muy singular pero muy espectacular».

A pesar de tantos años juntos, el periodista se ha convertido para ella en ‘el innombrable’, un apodo que no piensa cambiarle, y sin embargo, a pesar de lo que vivió en su separación y en sus anteriores crisis de pareja, se portó con él: «Cuando pasó lo del famoso vídeo, la gente siempre me veía con buena cara, pero era la cara que ponía ante al público, porque me pidió que le ayudara y creo que le ayudé y se quedó muy agradecido durante mucho tiempo conmigo, por lo bien que me había portado con él, pero de todo se cansa uno».

Las declaraciones más intimas de la diseñadora y su ex pareja

ágatha

Ágatha tampoco ha escatimado en detalles a la hora de hablar de su convivencia con Pedro J., de sus desvelos, de sus peores momentos o de sus vivencias más bonitas en esta entrevista, pero especialmente sobre los últimos años, en los que los cambios que sufrió él se le hicieron insoportables: «Él no tiene un amigo para hablar, tiene amigos que aspiran a ser ministros, presidentes. A mí me dolió mucho este abandono de un proyecto tan grande de periódico que teníamos (‘El Español’), pero se obsesionó tanto con Mariano Rajoy…», cuenta,

Aunque su separación le supuso casi un respiro de aire fresco: «A la semana de irse de esta casa, empezaron a entrar mis amigos a dormir, porque cuando vivíamos juntos él se paseaba en pijama, tenía sus ordenadores, sus escoltas. Siendo así cómo metes en casa a una persona que está fuera de ese mundo, no era cómodo. En 30 años no durmió nadie aquí. Cuando se fue, la casa se abrió».

Ágatha, además, se ha sincerado como nunca sobre esta relación, cuyos últimos coletazos son los que más titulares han dado. ¿»Tenía él celos de sus éxitos?», le preguntamos. «Al final pienso que sí, porque hubo como una vuelta de Ágatha Ruiz de la Prada a sus orígenes, mientras que él iba un poco de capa caída», sentencia.