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Alejandra Ruiz, hija de Espartaco y Patricia Rato, arregla los Ășltimos preparativos para su boda

DespuĂ©s de lo que han sido algo mĂĄs de dos años de relaciĂłn, este sĂĄbado serĂĄ el dĂ­a mĂĄs especial en las vidas de Alejandra Ruiz Rato y Ernesto de Novales, que a pesar de las restricciones de la pandemia, sellarĂĄn su amor con una boda Ă­ntima en la finca familiar de Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’ en Sevilla.

Alejandra Ruiz

Tan sĂłlo la familia mĂĄs cercana y los amigos mĂĄs Ă­ntimos acudirĂĄn al enlace, que la hija del torero y Patricia Rato, de 28 años, ha preparado al detalle durante los Ășltimos meses.

Muy enamorados, Alejandra – a quien su familia conoce como Ale – y Tito, como llaman a Ernesto cariñosamente, se comprometieron el pasado mes de diciembre y, a pesar de las medidas restrictivas por el Covid, este 8 de mayo se convertirĂĄn en marido y mujer en la Dehesa Majavieja, donde reside la joven hace tres años y donde trabaja, encargĂĄndose de la gestiĂłn turĂ­stica de la misma como lugar de referencia en Sevilla para celebraciones y eventos.

Un dĂ­a muy especial para Juan Antonio Ruiz Espartaco y Patricia Rato, que mantienen una relaciĂłn cordial desde su separaciĂłn matrimonial en el año 2010 despuĂ©s de 19 años de matrimonio y tres hijos en comĂșn, y que mañana celebrarĂĄn unidos y con sus seres queridos la boda de su primogĂ©nita, Alejandra, a la que ambos estĂĄn muy unidos.

Aunque el enlace se celebrarĂĄ en la mĂĄs estricta intimidad y no se podrĂĄ ver a los novios llegando a la Iglesia puesto que se casarĂĄn en una Ermita cuyo acceso es restringido, la pareja no tiene intenciĂłn de comercializar con su vida privada y Alejandra ya ha adelantado que distribuirĂĄ imĂĄgenes gratuitamente de su boda.

A pesar de todo, tenemos la esperanza de que la enamorada pareja salga a posar a las puertas de la Dehesa Majavieja, donde ya estå todo preparado para el gran día. A falta de 24 horas para el enlace de Alejandra y Tito hemos podido ver varios camiones de empresas de organización de eventos, cåtering y flores llegando a la finca familiar en Sevilla, donde se ultiman, a un ritmo frenético, los detalles para que este såbado sea un día inolvidable no sólo para los novios sino también para todos sus seres queridos, muy ilusionados con esta boda.